Bruce Chatwin
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Bruce Chatwin
BRUCE CHATWIN (1940-1989)
El cronista en el camino
Si hubiéramos buscado a Bruce Chatwin en los cenáculos literarios londinenses o en alguna sociedad geográfica de la Gran Bretaña de los años 70, jamás lo hubiésemos encontrado. Iba por libre, y aunque frecuentó a mucha gente y cosechó cierto éxito social, su papel en la construcción de una nueva filosofía del viajero tuvo origen en su propia experiencia: en una especie de improvisada intuición y, en gran medida, en el azar que le llevó de la mano por todo el mundo.
Quiso ser arqueólogo. Alcanzó más de lo alcanzable en los cursos que frecuentó en la Univeridad de Edimburgo, pero quizás estaba hecho de la madera de esos arqueólogos de leyenda, un Schliemann, fascinado por la Ilíada, descubriendo Troya; un Arthur Evans reconstruyendo el palacio de Knossos en la isla de Creta, que no vendían la experiencia de lejanos viajes en busca del legado humano por el olor a vieja biblioteca y una carrera académica deslumbrante pero errática. Más casual que metódico, más aventurero que científico, Chatwin hubiera dejado todo por la vida del nómada. Y de hecho lo hizo.
Dejó la arqueología, y antes había dejado un prometedor trabajo para la casa de subastas Sotheby’s donde había ascendido rápidamente a jefe de las secciones de antigüedades y arte impresionista. Ya por aquel tiempo lo encontramos (imparable, meteórico, dejándose llevar siempre por el impulso inexplicable de poner tierra de por medio) vagando por Irán, Afganistán o Sudán durante varios meses, tomando notas en un intento aún embrionario de querer plasmar por escrito las sensaciones de sus viajes.
Firmó un contrado para la Sunday Times Magazine, lo que le permitiría marchar cada vez más lejos en busca de un buen artículo. Y su vida comienza a parecerse a lo que quería: todo es un viaje, andar para aquí y para allá con el único motivo de tomar un camino que te lleve a muchos otros. El azar le llevó a Argentina, y su carta de renuncia a la revista fue un expresivo mensaje: “Me fui a la Patagonia”. Allí, al cabo del camino, empezó la vida real de Bruce Chatwin.
Esa vida real que en sus libros de viajes adulteraba, mejoraba, engrandecía desde la cotidianidad de quien vivía para viajar. En la Patagonia, su obra maestra y para muchos uno de los más importantes libros de viajes que se hayan escrito, mezclaba historia y anecdotario casual con la intensa vivencia del propio Chatwin vagando por el sur de Argentina y Chile durante varios meses. Los trazos de la canción une en un mismo plano magia, mito, realidad, poesía…, la rutina del nómada nacida de andar y conversar con los aborígenes australianos. Y su obra, su títulos (Utz (Utz), Colina negra...), van hilando el nuevo itinerario del viajero contemporáneo.
Frases cortas, agudas, esencia del viajero moderno que es Chatwin, quien de un plumazo sintetiza, dentro de una tradición que viene de Jenofonte y que él renueva para el futuro, todo lo que un viaje puede ofrecernos, cuando el exotismo se vuelve cotidiano y el ser de un país y la naturaleza de la gente se encuentran descansando en la cuneta del camino.
OBRAS
1977, En la Patagonia (In Patagonia)
1980, El Virrey de Ouidah
1982, Colina negra
1987, Los trazos de la canción
1988, Utz (Utz)
1989, ¿Qué hago yo aquí?
1997, Anatomía de la inquietud (antología)
El cronista en el camino
Si hubiéramos buscado a Bruce Chatwin en los cenáculos literarios londinenses o en alguna sociedad geográfica de la Gran Bretaña de los años 70, jamás lo hubiésemos encontrado. Iba por libre, y aunque frecuentó a mucha gente y cosechó cierto éxito social, su papel en la construcción de una nueva filosofía del viajero tuvo origen en su propia experiencia: en una especie de improvisada intuición y, en gran medida, en el azar que le llevó de la mano por todo el mundo.
Quiso ser arqueólogo. Alcanzó más de lo alcanzable en los cursos que frecuentó en la Univeridad de Edimburgo, pero quizás estaba hecho de la madera de esos arqueólogos de leyenda, un Schliemann, fascinado por la Ilíada, descubriendo Troya; un Arthur Evans reconstruyendo el palacio de Knossos en la isla de Creta, que no vendían la experiencia de lejanos viajes en busca del legado humano por el olor a vieja biblioteca y una carrera académica deslumbrante pero errática. Más casual que metódico, más aventurero que científico, Chatwin hubiera dejado todo por la vida del nómada. Y de hecho lo hizo.
Dejó la arqueología, y antes había dejado un prometedor trabajo para la casa de subastas Sotheby’s donde había ascendido rápidamente a jefe de las secciones de antigüedades y arte impresionista. Ya por aquel tiempo lo encontramos (imparable, meteórico, dejándose llevar siempre por el impulso inexplicable de poner tierra de por medio) vagando por Irán, Afganistán o Sudán durante varios meses, tomando notas en un intento aún embrionario de querer plasmar por escrito las sensaciones de sus viajes.
Firmó un contrado para la Sunday Times Magazine, lo que le permitiría marchar cada vez más lejos en busca de un buen artículo. Y su vida comienza a parecerse a lo que quería: todo es un viaje, andar para aquí y para allá con el único motivo de tomar un camino que te lleve a muchos otros. El azar le llevó a Argentina, y su carta de renuncia a la revista fue un expresivo mensaje: “Me fui a la Patagonia”. Allí, al cabo del camino, empezó la vida real de Bruce Chatwin.
Esa vida real que en sus libros de viajes adulteraba, mejoraba, engrandecía desde la cotidianidad de quien vivía para viajar. En la Patagonia, su obra maestra y para muchos uno de los más importantes libros de viajes que se hayan escrito, mezclaba historia y anecdotario casual con la intensa vivencia del propio Chatwin vagando por el sur de Argentina y Chile durante varios meses. Los trazos de la canción une en un mismo plano magia, mito, realidad, poesía…, la rutina del nómada nacida de andar y conversar con los aborígenes australianos. Y su obra, su títulos (Utz (Utz), Colina negra...), van hilando el nuevo itinerario del viajero contemporáneo.
Frases cortas, agudas, esencia del viajero moderno que es Chatwin, quien de un plumazo sintetiza, dentro de una tradición que viene de Jenofonte y que él renueva para el futuro, todo lo que un viaje puede ofrecernos, cuando el exotismo se vuelve cotidiano y el ser de un país y la naturaleza de la gente se encuentran descansando en la cuneta del camino.
OBRAS
1977, En la Patagonia (In Patagonia)
1980, El Virrey de Ouidah
1982, Colina negra
1987, Los trazos de la canción
1988, Utz (Utz)
1989, ¿Qué hago yo aquí?
1997, Anatomía de la inquietud (antología)
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- Babel
- Vivo aquí
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- Registrado: 03 Mar 2007 23:54
- Ubicación: donde regresa siempre el fugitivo
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Tienes razón, la próxima vez no hay excusa posible, lo de los caballos en la portada ha sido definitivo.
No, en serio, he leído poca novela de viaje, e imagino que algunas pueden resultar muy amenas e interesantes como las de Reverte y otras no tanto . Y de Chatwin siempre he oído hablar bien pero no sabía si a mí me gustaría su modo de relatar los viajes. Claro, que si no lo leo no lo sabré nunca.
Hace poco proponía Erasmo leer algún libro de viajes. A lo mejor Chatwin es una buena idea.
No, en serio, he leído poca novela de viaje, e imagino que algunas pueden resultar muy amenas e interesantes como las de Reverte y otras no tanto . Y de Chatwin siempre he oído hablar bien pero no sabía si a mí me gustaría su modo de relatar los viajes. Claro, que si no lo leo no lo sabré nunca.
Hace poco proponía Erasmo leer algún libro de viajes. A lo mejor Chatwin es una buena idea.
- ErasmoSevilla
- No tengo vida social
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- Registrado: 27 Oct 2006 08:40
- Ubicación: En mi "exilio" Argentino...
Que interesante la referencia a este autor. Gracias pfanner por acercárnoslo.
Yo la verdad es que no tengo costumbre de entrar en este subforo son tantos que no tengo tiempo para leer en todos! aaayyy que cyberestres... así que muchas gracias a Babel que me envió el enlace
Pongámonos ya manos a la obra, :Babel ¿recuerdas que hace días hablamos de hacer un miniclub de lectura de un libro de viajes? Pues creo que este puede ser una opcion genial.
Yo septiembre y parte de octubre los tengo algo ladillos, pero podemos ir pensándonos una fecha...
pfanner y babel, abro un hilo en el subforo de NOFICCION para ver si hay más gente que se apunte, nos vemos allí.
Yo la verdad es que no tengo costumbre de entrar en este subforo son tantos que no tengo tiempo para leer en todos! aaayyy que cyberestres... así que muchas gracias a Babel que me envió el enlace
Pongámonos ya manos a la obra, :Babel ¿recuerdas que hace días hablamos de hacer un miniclub de lectura de un libro de viajes? Pues creo que este puede ser una opcion genial.
Yo septiembre y parte de octubre los tengo algo ladillos, pero podemos ir pensándonos una fecha...
pfanner y babel, abro un hilo en el subforo de NOFICCION para ver si hay más gente que se apunte, nos vemos allí.
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Me gusta la vida que llevó, fué una persona valiente, cuando se cansó de todo cogió su mochila y venga, a viajar.
Por el se conoce hoy día las famosas libretas moleskine, compraba muchas y de todos colores.
Me gusta ese poco de misterio que existe en cuanto a él, a su enfermedad, etc.
Por lo visto era un gran conversador, de algo le sirvió la educación rígida que le impuso su padre. Al final de cada día le hacía relatar punto por punto lo que había hecho.
También se le conoce por un experto en reconocer obras de arte, cuando era joven no se sabe si fué casualidad o qué, pero al pregunatrle sobre un cuadro de Picasso dijo que era falso y lo acertó....
Por el se conoce hoy día las famosas libretas moleskine, compraba muchas y de todos colores.
Me gusta ese poco de misterio que existe en cuanto a él, a su enfermedad, etc.
Por lo visto era un gran conversador, de algo le sirvió la educación rígida que le impuso su padre. Al final de cada día le hacía relatar punto por punto lo que había hecho.
También se le conoce por un experto en reconocer obras de arte, cuando era joven no se sabe si fué casualidad o qué, pero al pregunatrle sobre un cuadro de Picasso dijo que era falso y lo acertó....
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Parece que Península publicó en 2005 un volumen con varios de sus libros, se titula Los Viajes, y lo vi el otro día en la FNAC, no lo cogí porque estoy en plena cuesta de septiembre... pero caerá. Y así de paso me apunto al miniclub.
Os pongo la reseña por si interesa:
Os pongo la reseña por si interesa:
En la Patagonia, Los trazos de la canción y ¿Qué hago yo aquí? Son tres libros con muchísimos adeptos, tres clásicos de hoy, tres obras heteróclitas que son invención, aforismo y, sobre todo, la mejor literatura de viajes. Estos tres grandes Chatwin, son, de hecho y por derecho, Los viajes por antonomasia, reunidos ahora, por primera vez, en un solo volumen memorable que hará, sin duda, las delicias de quienes lean o relean al viajero por excelencia del siglo XX.
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