Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Aquellas maravillosas cartas.

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pfanner
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Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por pfanner »

Cartas de la época de Ibiza
Walter Benjamin



Editorial: Pre-Textos
Páginas: 284
Medidas: 130x190 mm
ISBN: 978-84-8191-920-2

Fecha de lanzamiento: Diciembre 2008


Poco o nada sabía Benjamin de Ibiza cuando decidió realizar su primer viaje en abril de 1932, pero la improvisación determinaba muchos de sus pasos, y ésta tenía que ver a menudo con su cambiante situación económica.

Todo parece indicar, sin embargo, si nos atenemos a sus escritos, que el Mediterráneo se le reveló en Ibiza de un modo peculiar, tal como otros viajeros de la época reflejaron también en sus respectivas obras literarias, pictóricas o fotográficas. La sensación de estar pisando una tierra “arcaica” en todas sus manifestaciones, desde la arquitectura hasta la economía, siempre con “el paisaje más virgen que jamás he encontrado”, milagrosamente conservada por encontrarse “al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización”, era común entre los pocos y selectos visitantes de aquel tiempo, y Benjamin se lo cuenta a Scholem ya en su primera carta, escrita sólo tres días después de su llegada.

Entre el desasosiego y la desesperación, asoma no pocas veces la luz del paraíso mediterráneo, como un efímero remanso, imposible de retener. Bajo esta luz nacen con esperanza sus escritos, sobre los que Benjamin da buena cuenta también en estas cartas. (Vicente Valero)

Walter Benjamin (Berlín, 1892 – Port-Bou, Gerona, 1940) filósofo y crítico literario alemán de origen judío. Estudió en Berlín, Friburgo y Múnich y se licenció en Berna (1918) con una importante disertación sobre el Concepto de crítica del arte en el Romanticismo alemán (Der Begriff der Kunstkritik in der deutschen Romantik). Entre 1923 y 1925 trabajó en un libro sobre el Drama barroco alemán (Ursprung des deutschen Trauerspiels). Influido por el pensamiento de Lukács se acercó al marxismo y, en el invierno de 1926, se instaló en Moscú. Volvió a Alemania y, tras abandonar Berlín a la llegada al poder del nazismo, se instaló en París. Tras la invasión de Francia fue bloqueado en la frontera española en su huida hacia Estados Unidos y, temiendo ser entregado a los alemanes, se suicidó en Port-Bou.

Fue un pensador no sistemático, en el que confluyeron experiencias diversas, desde los estudios hegelianos hasta el conocimiento de la tradición teológica del hebraísmo. Ha dejado, además de las obras ya citadas, ensayos de capital importancia sobre Kafka, Goethe y Baudelaire, así como textos de compromiso teórico y estudios sobre arte o fotografía.[/quote]

Dedicado a Madison, pues además de ser un libro epistolar, el autor acabó suicidándose :mrgreen: (mira que somos raritos, eh...?? :roll:)

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madison
La dama misteriosa
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por madison »

Ostras, ostras, ostras, ostras. Te aseguro que he visto el hilo y como un cohete lo he venido a leer.
Además me lo dedicas, ¡¡¡genial!!! :P
Fijo que me hago con el libro. Por culpa de Vila Matas, adoro a Walter Benjamin
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madison
La dama misteriosa
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por madison »

Jula Radt-Cohn
San Antonio, Ibiza, 24 de julio de 1933
Querida Jula:
Me ha causado una gran alegría recibir tu carta: apareció justamente el día de mi cumpleaños, y por esa razón, como comprenderás, fue más bonito que si lo hubieras pensado a propósito. Lo que sucedió fue como si tu inconsciente hubiera trabajado en mi honor bajo la mano del servicio postal.
Pero es que además tus noticias han sido gratas, pues es tan loable ver cómo vosotros en estos tiempos trabajáis por enraizaros en las arenas movedizas de la región de Brandenburgo como poco recomendable para cualquier otro. Pero si tú quizá miraras o pudieses mirar por encima de mis hombros mientras te escribo, verías jugar sobre este papel parisino que me gusta utilizar en casa desde hace tiempo sombras de las agujas de los pinos que no serías capaz de diferenciar de las que ves allí, y si miraras delante de ti no verías el mar, aun cuando sólo está alejado apenas tres minutos de mi escondite veraniego.
A un sitio como éste me he trasladado con mi tumbona desde que, tras un comienzo poco afortunado en la orilla edificada opuesta de la bahía, conseguí volver a la parte apenas edificada del año pasado. Hasta llegar aquí, mi forma de vida ha sido más inestable, dividida entre las posibilidades de trabajo insatisfactorias que encontraba en San Antonio y los entretenimientos en cierto modo bastante significativos que podían encontrarse en Ibiza. Pero un viaje de negocios necesario a Palma introdujo una cesura en mi estancia aquí. He conocido Mallorca este año mucho mejor dando largos paseos y viajando en coche. Ahora bien, por bonita que sea la isla, lo que pude ver allí no hizo sino reforzar mi apego a Ibiza que posee un paisaje incomparablemente más reservado y misterioso. Las imágenes más bellas de este paisaje quedan remarcadas por las ventanas sin cristal de mi habitación. Éste es el único espacio por ahora habitable de una casa en estado bruto en la que todavía hay que trabajar durante mucho tiempo y de la que yo seré el único habitante hasta que la finalicen. Al instalarme en este cuarto he reducido a un mínimo difícilmente superable los límites vitales de mis necesidades y gastos. Lo fascinante de todo el asunto es que todo sigue siendo lo bastante digno, y lo que echo en falta aquí no proviene tanto del lado del confort como de la ausencia de relaciones humanas.
Las relaciones que constituyen la crónica de la isla son para mí en su mayoría fascinantes, pero algunas veces también decepcionantes e insatisfactorias. Cuando se da esto, el peor de los casos, ellas al menos me dejan más tiempo para desarrollar mis proyectos y estudios. Mi ‘Infancia en Berlín hacia 1900’, de la que tú has entendido desgraciadamente tan poco y en la que hay tanto que comprender, sigue creciendo en escasos pero importantes fragmentos. (…) Sigo leyendo a Bennett, y reconozco en él cada vez más a un hombre no sólo cuya actitud es actualmente similar a la mía, sino que además sirve para reforzarla: un hombre en realidad en el que una absoluta falta de ilusiones y una desconfianza radical respecto al curso del mundo no conducen ni al fanatismo moral ni a la amargura, sino a la configuración de un arte de la vida extremadamente astuto, inteligente y refinado que le lleva a sacar de su propio infortunio oportunidades y de su propia vileza algunos de los comportamientos decentes que competen a la vida humana. Deberías llegar a tus manos la novela ‘Clayhanger’, que ha aparecido en dos volúmenes en la editorial Rhein.
Podrás imaginarte fácilmente que mi correo apenas contiene noticias agradables. Gracias a Dios, lo mejor de todo ello tiene que ver con Stefan, que en este momento hace un viaje en coche con mi mujer que le llevará por Austria y Hungría hasta Siebenbürgen y Rumanía. Las noticias de los amigos de París son desmoralizadoras, pues la situación es tan desesperanzadora por un lado o por otro que ellos han dejado completamente de escribir. Lo que pueda esperarme en París por lo tanto es extremadamente problemático. En cualquier caso, un comienzo no del todo desfavorable es una magistral traducción de Infancia en Berlín que está llevando a cabo aquí un amigo parisino con mi ayuda. Pero ella avanza muy lentamente. Es posible leer entre líneas en tu carta que Alfred aún se mantiene firme al viejo estilo. Me gustaría tenerle aquí; él es uno de los pocos que yo me podría imaginar bajo estas difíciles pero fructíferas circunstancias de la isla. Pero mejor no le digas nada y salúdale de todo corazón, como también a Fritz.
Por lo que respecta a nosotros, las cartas son quizá la mejor oportunidad para estar juntos. Por eso recibe esta afectuosa carta, rogándote la próxima tuya.

A Gretel Karplus
San Antonio, 19 de septiembre de 1933
Querida Felizitas:
Recibí tu carta del día 13, y ello me ha llevado a pensar que me habría gustado haber tenido al menos otra tuya. En realidad, ya no es mi salud la causante del aplazamiento de mi viaje, sino la situación misma —y desconocida además para mí— de ese lugar parisino en el que esperaba encontrar alojamiento. De hecho han transcurrido ya más de ocho días desde que se me envió un telegrama en el que se me pedía que no viajara sin recibir antes una confirmación del asunto. Como hasta la fecha no he recibido aún esta carta, no sé con qué me encontraré cuando finalmente llegue.
He tenido que abandonar mi cuarto de almacén si no quería contraer un nuevo compromiso a largo plazo y oponerme a la prescripción del médico, quien no esperaba una curación rápida en San Antonio. En realidad experimenté una evidente mejoría ya dos o tres días después de mi traslado. Ahora puedo, aunque con precaución, regresar.
Te doy mil gracias por la foto en Rügen: es cariñosa e incita a reflexionar; pienso, por ejemplo, que ni siquiera en Berlín no te faltan del todo este tipo de momentos. En todo caso, he entendido como mensaje uno de ellos, lo que me escribiste con tanto cariño sobre La luna. Me he sentido muy contento con él. Por mis dolores he perdido para el trabajo dos semanas, tal vez más. Ahora me estoy atreviendo a escribir un fragmento de ‘Infancia en Berlín’ que recree la atmósfera de la escuela. Este trabajo y, más que cualquier otra cosa, el asunto del traslado están absorbiendo todo mi tiempo, por lo que tengo que hacerte la confesión de que aún no he leído la ópera de Wiesengrund. Pero será algo que haga enseguida. ¿Dónde? Probablemente pienso que en París; creo que incluso en el caso de que no reciba pronto ninguna información de allí, viajaré aproximadamente dentro de ocho días para examinar a fondo cuáles son las posibilidades reales que existen. Sumando una serie de papeles oficiales que he logrado reunir, he intentado dejar la puerta abierta en todo caso a la posibilidad de una retirada a mi asilo de aquí, una puerta, dicho sea de paso, que cada vez es más difícil que se abra a los alemanes.
Desde la carta que tú me confirmaste has tenido que recibir, al menos, una nueva. A mí, entretanto, me ha llegado a las manos tu último envío. No puedo sino darte las gracias por todo. Piensa, por favor, en París con perspectivas más convincentes. Incluso en el peor de los casos no pienso salir de allí sin haberte visto antes. ¿Después de Musil has planeado leer algo mejor?
Leo actualmente a la ‘Princesa de Cléyes’, de Madame de Lafayette. Además, mientras esté en Ibiza seguiré alentando la traducción de ‘Infancia en Berlín’. Una traducción muy correcta de Logias está ya casi preparada. Ernst, naturalmente, no ha escrito. Moras, naturalmente, tampoco ha enviado ningún número de la ‘Europäische Revue’. Ça ne fait rien.
Hazme saber cómo te va. Escríbeme pronto; yo por mi parte cuidaré de contestarte. Todo mi cariño.
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Aben Razín
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por Aben Razín »

Me parece muy oportuno este hilo, pero pienso que a Walter Benjamin, pensador honrado dónde los haya, hay que leerlos en sus epistolas y en sus ensayos... Este, en concreto, pasa a la lista de pendientes... ¡seguro! :D

¡Es imprescindible en los tiempos que nos corren! :lista:
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ovejanegra
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por ovejanegra »

Gracias , madison
Por supuesto , Aben, que a Benjamin hay que leerlo en sus ensayos , pero tampoco está de más leerse "Sobre Walter Benjamin" de Adorno. Es el homenaje más sentido y sincero que conozco.
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madison
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por madison »

Precisamente en este libro hay cartas dirigidas a la que posteriormente fué la esposa de Adorno.
Cada vez tengo más claro que la talla de los autores que hubo en esa época es tan enorme que jamás nadie podrá hacerles sombra.
Leo libros, intento leer libros distintos a lo que estoy acostumbrada. Bien es cierto que lo intento, pero a todos les encuentro defectos, no se si es la traducción, puesto que tampoco domino el inglés como para poder comprobar...pero el caso es que casi todos esos libros de nueva "hornada" me aburren, me cansasn, no me dicen nada...y solo siento satisfacción al leer a los de siempre...
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Aben Razín
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Re: Cartas de la época de Ibiza - Walter Benjamin

Mensaje por Aben Razín »

Estoy de acuerdo con vosotros ovejanegra :60: y madison :60: la Escuela de Frankfurt hay que leerla en profundidad, tanto en sus ensayos de conocimiento social y filosóficos, como en los de arte: música, literatura, etc... ¡No tienen desperdicio!... :D

En su día, la editorial Tarurus nos hizo un excelente favor con sus primeras traducciones que recogían las de la editorial Amorrortu: ¡todo un lujo al alcance de muchos! :60:
Ahora creo que las retoma con igual acierto la editorial Trotta... :D
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