Yo acuso - Emile Zola

Aquellas maravillosas cartas.

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madison
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Yo acuso - Emile Zola

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Yo acuso: La verdad se abre camino. El caso Dreyfus
Emile Zola


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Título original: J'accuse (Enero 1898)
Nueva edición y notas de Germán Rueda
Editorial: Ediciones 19
Encuadernación: Tapa blanda (16X16 cm); disponible también en digital
Nro. páginas: 224
ISBN: 8416225753

Fecha edición: Madrid, 2016

Sinopsis
El llamado caso Dreyfus se inicia el 26 de septiembre de 1894 cuando los servicios de contraespionaje del Ministerio de la Guerra francés interceptan un documento destinado al agregado militar alemán en París, cuya autoría se atribuye precipitadamente a Dreyfus, un militar francés de origen judío. Algunos medios de opinión (seguidos por la masa social francesa) aprovechan la ocasión para exaltar el nacionalismo, herido frente a Alemania, y a ello se une el antisemitismo creciente. En el curso de la investigación y los juicios que siguen, se descubre el error de la autoría. La gravedad del asunto radica en que a pesar de saber que es mentira el établissement político y social francés deciden mantener la condena a un inocente para continuar la campaña chauvinista.

Frente a ello, Zola y otros intelectuales seguidos por algunos medios y millones de personas en el mundo Occidental, llevan a cabo una vigorosa campaña en defensa de la verdad, la justicia y el individuo frente a la masa social. El caso se puede dar por cerrado el 7 de julio de 1906, pero queda como ejemplo a evitar y seguir.

A los textos de Zola se le añaden un estudio introductorio preparado para esta edición por Germán Rueda y unas sesenta ilustraciones (fotografías, dibujos tomados en las salas de los juicios, caricaturas de época...).
Web de la editorial

__________________________________
Monsieur le Président,
Me permitís que, agradecido por la bondadosa acogida que me dispensasteis, me preocupe de vuestra gloria y os diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, esta amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha? Habéis salido sano y salvo de bajas calumnias, habéis conquistado los corazones. Aparecisteis radiante en la apoteosis de la fiesta patriótica que, para celebrar la alianza rusa, hizo Francia, y os preparáis a presidir el solemne triunfo de nuestra Exposición Universal, que coronará este gran siglo de trabajo, de verdad y de libertad. ¡Pero qué mancha de cieno sobre vuestro nombre -iba a decir sobre vuestro reino- puede imprimir este abominable proceso Dreyfus! Por lo pronto, un consejo de guerra se atreve a absolver a Esterhazy, bofetada suprema a toda verdad, a toda justicia. Y no hay remedio; Francia conserva esa mancha y la historia consignará que semejante crimen social se cometió al amparo de vuestra presidencia. Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad. Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido. Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país? Ante todo, la verdad acerca del proceso y de la condenación de Dreyfus. (...) He aquí, señor Presidente, los hechos que demuestran cómo pudo cometerse un error judicial. Y las pruebas morales, como la posición social de Dreyfus, su fortuna, su continuo clamor de inocencia, la falta de motivos justificados, acaban de ofrecerlo como una víctima de las extraordinarias maquinaciones del medio clerical en que se movía, y del odio a los puercos judíos que deshonran nuestra época. Y llegamos al asunto Esterhazy. Han pasado tres años y muchas conciencias permanecen turbadas profundamente, se inquietan, buscan, y acaban por convencerse de la inocencia de Dreyfus. No historiaré las primeras dudas y la final convicción de M. Scheurer-Kestner. Pero mientras él rebuscaba por su parte, acontecían hechos de importancia en el Estado Mayor. Murió el coronel Sandherr y sucedióle como jefe del Negociado de informaciones, el teniente coronel Picquart, quien por esta causa, en ejercicio de sus funciones, tuvo un día ocasión de ver una carta telegrama dirigida al comandante Esterhazy por un agente de una potencia extranjera. Era su deber abrir una información y no lo hizo sin consultar con sus jefes, el general Gonse y el general Boisdeffre y luego con el general Billot, que había sucedido al de la Guerra. El famoso expediente Picquart, de que tanto se ha hablado, no fue más que el expediente Billot, es decir, el expediente instruido por un subordinado cumpliendo las órdenes del ministro, expediente que debe existir aún en el ministerio de la Guerra. Las investigaciones duraron de mayo a septiembre de 1896, y es preciso decir bien alto que el general Gonse estaba convencido de la culpabilidad de Esterhazy y que los generales Boisdeffre y Billot no ponían en duda que la célebre nota sospechosa fuera de Esterhazy. El informe del teniente coronel Picquart había conducido a esta prueba cierta. Pero el sobresalto de todos era grande, porque la condena de Esterhazy obligaba inevitablemente a la revisión del proceso Dreyfus; y el Estado Mayor a ningún precio quería desautorizarse(...) En París la verdad se abría camino, y sabemos ya de que modo la tormenta estalló. M. Mathieu Dreyfus denunció al comandante Esterhazy como verdadero autor de la nota sospechosa; mientras M.Scheurer-Kestner depositaba entre las manos del guardasellos una solicitud pidiendo la revisión del proceso. Desde ese punto el comandante Esterhazy entra en juego. Testimonios autorizados lo muestran como loco, dispuesto al suicidio, a la fuga. Luego, todo cambia, y sorprende con la violencia de su audaz actitud. Había recibido refuerzos: un anónimo advirtiéndole los manejos de sus enemigos; una dama misteriosa que se molesta en salir de noche para devolver un documento que había sido robado de las oficinas militares y que le interesaba conservar para su salvación. Comienzan de nuevo las novelerías folletinescas, en la que reconozco los medios ya usados por la fértil imaginación del teniente coronel Paty de Clam. Su obra, la condenación de Dreyfus, peligraba, y sin duda quiso defenderla. La revisión del proceso era el desquiciamiento de su novela folletinesca, tan extravagante como trágica, cuyo espantoso desenlace se realiza en la Isla del Diablo. Y esto no podía consentirlo. Así comienza el duelo entre el teniente coronel Picquart, a cara descubierta, y el teniente coronel Paty de Clam, enmascarado. Pronto se hallarán los dos ante la justicia civil. En el fondo no hay más que una cosa: el Estado Mayor defendiéndose y evitando confesar su crimen, cuya abominación aumenta de hora en hora. ¡No, eso no! Por lo demás queda demostrado que el proceso Dreyfus no era mas que un asunto particular de las oficinas de guerra; un individuo del Estado Mayor, denunciado por sus camaradas del mismo cuerpo, y condenado, bajo la presión de sus jefes. Por lo tanto, lo repito, no puede aparecer inocente sin que todo el Estado mayor aparezca culpable. Por esto las oficinas militares, usando todos los medios que les ha sugerido su imaginación y que les permiten sus influencias, defienden a Esterhazy para hundir de nuevo a Dreyfus. ¡Ah!, que gran barrido debe hacer el Gobierno republicano en esa cueva jesuítica (frase del mismo general Billot). ¿Cuándo vendrá el ministerio verdaderamente fuerte y patriota, que se atreva de una vez a refundirlo, y renovarlo todo? Conozco a muchas gentes que, suponiendo posible una guerra, tiemblan de angustia, ¡porque saben en qué manos esta la defensa nacional! ¡En qué albergue de intrigas, chismes y dilapidaciones se ha convertido el sagrado asilo donde se decide la suerte de la patria! Espanta la terrible claridad que arroja sobre aquel antro el asunto Dreyfus; el sacrificio humano de un infeliz, de un puerco judío. ¡Ah! se han agitado allí la demencia y la estupidez, maquinaciones locas, prácticas de baja policía, costumbres inquisitoriales; el placer de algunos tiranos que pisotean la nación, ahogando en su garganta el grito de verdad y de justicia bajo el pretexto, falso y sacrílego, de razón de estado. ¡Esa verdad, esa justicia que nosotros buscamos apasionadamente, las vemos ahora humilladas y desconocidas! (...)

Yo Acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante -quiero suponer inconsciente- del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables.

Yo Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice, al menos por debilidad, de una de las mayores iniquidades del siglo.

Yo Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus, y no haberlas utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político y para salvar al Estado Mayor comprometido.

Yo Acuso al general Boisdeffre y al general Gonse por haberse hecho cómplices del mismo crimen, el uno por fanatismo clerical, el otro por espíritu de cuerpo, que hace de las oficinas de Guerra un arca santa, inatacable.

Yo Acuso al general Pellieux y al comandante Ravary por haber hecho una información infame, una información parcialmente monstruosa, en la cual el segundo ha labrado el imperecedero monumento de su torpe audacia.

Yo Acuso a los tres peritos calígrafos, los señores Belhomme, Varinard y Couard por sus informes engañadores y fraudulentos, a menos que un examen facultativo los declare víctimas de ceguera de los ojos y del juicio.

Yo Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente en L'Éclair y en L'Echo de París. una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública.

Y por último: Yo Acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado fundándose en un documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable. No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.

Así lo espero.

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lucia
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por lucia »

¿Esto no es parte del J'accuse? Por ponerle bien el título en el índice.
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madison
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por madison »

Sí Lucia :roll:
1
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lucia
Cruela de vil
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por lucia »

Gracias :D
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Mariela
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Yo acuso. La verdad en marcha - Émile Zola

Mensaje por Mariela »

Yo acuso. La verdad en marcha

Émile Zola

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Título: Yo acuso. La verdad en marcha
Autor: Émile Zola
Traductor: José Elías
Editorial: MaxiTusquets (Planeta de libros)
Año: 1998
Formato: Rústica sin solapas
ISBN: 978-84-8310-579-5
Páginas: 160
Precio: 7,95 €

Sinopsis:
Éste es el dossier, reunido y comentado por el propio Zola, de sus polémicos escritos relacionados con el caso Dreyfus, que culminaron con el archinombrado pero poco conocido Yo acuso.

Cuando en 1894 se descubrió que alguien estaba traicionando al ejército francés, un fraudulento consejo de guerra condenó a un oficial judío, el capitán Dreyfus. Indignado ante esta injusticia, Zola intervino con la única arma de que dispone un intelectual : la pluma. Su violento Yo acuso (del que incluimos un facsímil) le valió la condena a un año de prisión y despertó reacciones desgarradas. La polémica suscitada por Zola, poniendo en entredicho al Estado, al poder judicial, a la Iglesia, a los medios de comunicación y a la opinión pública, dio lugar a la figura del hombre de letras preocupado por desenmascarar la verdad, figura que más adelante recibió el nombre de «intelectual comprometido».

Fuente: página web de la Editorial MaxiTusquets
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Aben Razín
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por Aben Razín »

¡Tomo nota de esta edición, @Mariela! :60: :164nyu:
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Mariela
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por Mariela »

Aben Razín escribió: 03 Jul 2020 09:04 ¡Tomo nota de esta edición, @Mariela! :60: :164nyu:
Bien, @Aben Razín. Además, como lo he propuesto para el MC de Grandes Clásicos de agosto, también puedes pasarte cuando salga la encuesta para votarlo, a ver si sale elegido.
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Aben Razín
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Re: Carta de Emile Zola a favor de Dreyfus.

Mensaje por Aben Razín »

Mariela escribió: 03 Jul 2020 10:56 Bien, @Aben Razín. Además, como lo he propuesto para el MC de Grandes Clásicos de agosto, también puedes pasarte cuando salga la encuesta para votarlo, a ver si sale elegido.
Vale, :402:
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Presente: La guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa.

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natura
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por natura »

Gracias a que @Mariela ha subido tan oportunamente el hilo :60: , dejo en el primer mensaje la última edición de esta obra y así queda más claro el tema :402:
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Mariela
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por Mariela »

natura escribió: 04 Jul 2020 14:28 Gracias a que @Mariela ha subido tan oportunamente el hilo :60: , dejo en el primer mensaje la última edición de esta obra y así queda más claro el tema :402:
Gracias a tí, @natura. Estuve dudando entre subir la edición de Tusquets o la Ediciones 19 y me decidí por la primera que es la que me acabo de comprar. :wink: Pero la que has puesto tú, tiene también muy buena pinta.
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Arden
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por Arden »

Hoy sin querer me he comprado la edición de Tusquets. :D
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bartlebycubano
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por bartlebycubano »

Yo tengo un ebook de esta obra tan interesante. :hola:
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Yelena de Rusia
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por Yelena de Rusia »

Hay la película El oficial y el espía https://es.wikipedia.org/wiki/El_oficial_y_el_espía
¿Conflicto? Mediación. Confidencial, voluntaria, económica. Es mejor llegar al acuerdo que pelearse.El conflicto lo resuelven Vds. con la ayuda del mediador.
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Arden
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por Arden »

Yelena de Rusia escribió: 08 Ene 2021 21:09 Hay la película El oficial y el espía https://es.wikipedia.org/wiki/El_oficial_y_el_espía
Muy buena película, la vi durante el confinamiento y me encantó.
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ratonB
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Re: Yo acuso - Emile Zola

Mensaje por ratonB »

Arden escribió: 09 Ene 2021 00:15
Yelena de Rusia escribió: 08 Ene 2021 21:09 Hay la película El oficial y el espía https://es.wikipedia.org/wiki/El_oficial_y_el_espía
Muy buena película, la vi durante el confinamiento y me encantó.


Yo también la ví confinado. Sí que es buena, y fiel a la realidad de aquel caso, aunque imagino que tendrá sus licencias para hacerla más cinematográfica.
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