Por fin he puesto un poco de orden en mi ordenador
y he encontrado la traducción de la entrevista que colgué en griego hace unos días.
P.- Después del impresionante éxito de Rowling, el mercado se ha inundado de… libros del estilo de Harry Potter. ¿También sus obras siguen la misma receta?
R.- Son ante todo novelas de acción con toques románticos y con muchos más elementos en común con videojuegos como Tombraider que con otras novelas de fantasía. Los hechizos, encantamientos, objetos mágicos y poderes sobrenaturales son elementos que con su halo misterioso añaden atractivo a la historia, pero no aportan la solución a los problemas con los que se enfrentan los héroes. Son instrumentos de los que se valen los personajes, tanto los buenos como los malos, del mismo modo que en una historia ambientada en nuestro mundo pueden serlo los ordenadores, o bien, en la ciencia ficción, una nave espacial o unos robots.
En mis novelas advierto del peligro que entraña el menosprecio del aprendizaje de aquellos saberes, como el griego clásico o las matemáticas, que no tienen una utilidad práctica inmediata. Contienen también una crítica de las desigualdades sociales del decadente reino de Vekion, que no contribuyen a frenar su declive.
Este reino ha basado su fuerza en la magia, pero ésta, al igual que las artes y las ciencias, no evoluciona ni se renueva porque su propia esencia ha caído en el olvido.
El mundo imaginario que he creado, a diferencia de lo que encuentro en otras historias de fantasía, no se basa en las culturas celta o escandinava, sino que he tenido como referentes elementos culturales mediterráneos que el público griego podría llegar a reconocer.
P.- ¿A qué atribuye el éxito de este tipo de libros?
R.- La magia es muy atractiva, precisamente porque, como tal, no existe, y el lector que se va a identificar con el personaje principal va a vivir la aventura como si él fuese un ser dotado de poderes mágicos, y sabe de antemano que se va a encontrar en un mundo desconocido y sorprendente. A todos nos gusta que nos sorprendan, que nos hagan soñar, que nos transporten a un universo que no conocemos ―ya sea real o ficticio― y que nos alejen de la rutina y los problemas cotidianos.
Digo que la magia no existe, pero en realidad vivimos en un mundo mucho más mágico que el reino de Vekion: con sólo darle a un botón encendemos una luz o calentamos la comida; también podemos tener una conversación con alguien que se encuentra a miles de kilómetros e incluso verle la cara, por no hablar de todos los adelantos que nos ofrece la informática. Se parece mucho a la magia, pero estamos acostumbrados a ella y no nos impresiona. Lo que yo hago es describir como mágico lo que en realidad es cotidiano, pero revistiéndolo con el halo de misterio que otorga la magia y situándolo en un contexto de acción, intriga y romance.
P.- Dado que es usted medio griega, ¿ha encontrado inspiración en nuestra rica herencia?
R.- He crecido con una madre griega y un padre profesor de Griego y muy amante de todo lo griego. Durante muchos años he tenido la inmensa fortuna de pasar las vacaciones de verano en Grecia, en casa de mi abuela. De forma consciente no he utilizado nada, pero el mundo griego y su mitología forman parte de mi vida desde siempre y por fuerza su influencia se refleja en mis novelas.
P.- El eje central de sus libros es el antiguo reino de Vekion. ¿Se ha inspirado en algún lugar real?
R.- Busco siempre alejarme lo más posible de la realidad, aunque al final lo que hago es inspirarme en el mundo que me rodea y basarme en lo que me resulta más familiar. Así Vekion tiene toques mediterráneos que van de la Grecia clásica hasta Bizancio, pasando por Italia y, por supuesto, España.
P.- Cada libro tiene su propios héroes… ¿Tiene pensado hacerlos coincidir al final de la serie?
R.- Los personajes forman parte todos del mismo mundo. No voy a desvelar si habrá un final de ese tipo, pero sí puedo avanzar que en ocasiones sus caminos se cruzan.
P.- Llaman la atención los nombres inventados de sus personajes (Safna, Fauvar, Tyilvemot, Ksar, Syrka). ¿Simbolizan algo?, ¿sigue alguna clave para crearlos o es una elección fortuita para distinguirlos de los nombres cotidianos?
R.- He querido crear un mundo ajeno al nuestro; para marcar ese alejamiento he tenido que inventar los nombres de los lugares y los personajes. Algunos salieron solos, sin el menor esfuerzo, como el de Ksar Rooan; otros en cambio costaron más trabajo, porque no terminaba de convencerme cómo sonaban. No están dejados al azar, pero tampoco significan nada.
P.- ¿Están previstas nuevas historias? ¿De cuántos libros constará la colección?
R.- No sé aún cuántos libros serán en total, pero todavía tengo mucho que contar del reino de Vekion. De momento las historias son independientes entre sí y no es obligatorio leerlas en orden cronológico, aunque sí recomendable.
P.- Para finalizar, ¿piensa usted que estas terribles historias no darán miedo a los niños, sino que, por el contrario, enriquecen su imaginación, los preparan para las luchas reales de la vida y los ayudan a distinguir el bien del mal?
R.- Creo, en efecto, que estas historias estimulan la fantasía y sirven también para que los niños se planteen que hay que superar los temores y luchar contra las adversidades usando los recursos a su disposición. Porque no es la magia la que saca de apuros a los héroes, sino virtudes como la inteligencia, el tesón y el valor.
Muchas gracias por su colaboración y le deseo un gran éxito también en Grecia.