Lo he empezado esta mañana. Entre la ida y la vuelta en el tren (una hora más o menos en total) me he leído así como quien no quiere la cosa unas 90 páginas. Así que os podéis imaginar: se puede leer sin mucha concentración, es ágil y ameno. Me lo estoy pasando bomba.
Algunas cosas están introducidas con calzador, pero bueno. La crema es una fórmula todavía no comercializada y que está en fase de pruebas. Unos alumnos de instituto están de visita en el laboratorio de Mirabeau Cosmetics (debido a la clase de química y que el padre de una de las chicas, Lainie, es uno de los fundadores; así que les puede conseguir la visita). Hasta ahí bien. Lo que resulta improbable es que, como el grupo fashion de las chicas se aburría
, se desvían de la visita, hasta el laboratorio donde preparan los productos. La habitación está abierta (¡oh!
), y la muestra a la vista (¡oh otra vez!
). ¿Dónde se han dejado la seguridad?
Lo mejor de todo es que las que adquieren la crema son las niñas perfectas, repelentes y prepotentes del instituto, que miran a todos los demás por encima del hombro y cuyo mayor objetivo en la vida es ser modelo o ver cuál de las cuatro chicas que forman el club (llamado el
"Club de las Preciosidades", muy original el nombre y en el que tienen reglas y juran casi por Snoopy) se cepilla antes a sus respectivos novios en una cita súper romántica (antes pasando por las boutiques para comprarse lo último,
of course).
La crema se la queda la líder, Heather, y aunque jura a las otras tres miembros del grupo que no se va a echar la crema mientras ellas no estén y que las esperará (porque los primeros días tiene efectos sorprendentes), lo cierto es que la tía miente como una bellaca y se echa la crema a carrillos, más egoísta y no nace la pobre. Para mí que se la unta hasta en las tostadas.
Sin embargo, aunque las otras se pongan menos, también están varios días delante del espejo dándose por toda la cara y cumplen sus objetivos. Parece que incluso les reduce aquella pequeña imperfección que se veían: Heather se ve los labios no tan finos, Suki tiene la nariz más fina y consigue sus primeros pinitos como modelo en una agencia de publicidad, Kim consigue su cita con Eric... Hasta que antes del baile de primavera (tan importante) todo se les desmorona: les aparecen manchas o costras verdes y negruzcas allí por donde se han aplicado más crema, y parece que con el paso de los días la situación cada vez tiene peor pinta.
No saben qué hacer, no pueden regresar así al instituto y cancelar todos los planes que tenían, así que intentarán ingeniárselas. La verdad es que cuando el lector llega aquí en su fuero interno se alegra (sobre todo por la líder que dan ganas de apalearla).
Parece medio en broma pero estas situaciones se ven en los institutos. Grupos que hacen el vacío al resto y se meten con ellos por su físico o que dejan a sus mejores amigos o amigas para formar parte de los grupos líderes, que denota una falta de personalidad del cagarse. Vamos, que es una situación muy actual por desgracia, y tanto no han cambiado las cosas (el libro es de 1995). Dejando a un lado la crema, las situaciones que viven me hacen gracia. Es una lucha para ver quién consigue al mejor chico del instituto o la que prepara la mejor velada con él, o la que tiene el vestido más bonito, todo eso con una arrogancia galopante y unos celos entre ellas (cada una no permite que las otras tres sean mejores que ella). Algo así como en un capítulo de Hannah Montana o las Ashleys de
La banda del patio.
Lo más interesante (y es justo donde me he quedado), es que parece que alguien está detrás de todo esto y no se debe a la prueba errónea de la muestra: alguien ha alterado su composición (supongo que relacionado con el prólogo, donde una niña que se dice a sí misma que es más fea que Picio y tiene envidia de su madre, que está jamona).