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Editorial: Mosaico
Biblioteca Patricia Highsmith
Título original: A Game for the Living
ISBN: 978-84-92682-23-2
12,5 x 20
Rústica con solapas
Theodore es dulce y afable, Ramón es irascible y temperamental. Theodore proviene de una próspera familia alemana, Ramón nació en la pobreza. Theodore no cree en nada, Ramón es un católico devoto. Aparentemente, nada les une... excepto Lelia, la amante que Theodore y Ramón comparten amistosamente. Pero la joven Lelia acaba de morir brutalmente violada y mutilada. ¿A manos de quién?
En el círculo bohemio y desenfadado de artistas en el que se mueven Theodore, Ramón y Lelia en México, a nadie parece molestar el triángulo amoroso que se forma entre los tres amigos. Pero el asesinato de Lelia desencadena una creciente tensión entre los dos hombres que la compartían como amante. Numerosas dudas se ciernen sobre el sospechoso natural: Ramón. Sin embargo, a Theodore no parece importarle y decide proteger a Ramón de la policía y de sí mismo. ¿Acaso les une algo más que una buena amistad y su amor por Lelia?
Moviéndose en una sugerente ambigüedad, Patricia Highsmith presenta una intriga con una gran carga psicológica. La culpa y los celos difi cultan la investigación de la verdad tras la muerte de Lelia, pero mucho más complicado lo pone la intensa amistad entre Theodore y Ramón, pues no sólo les permitió compartir amante, sino que además sobrevive a la sospecha de que uno de los dos es un asesino.
Bueno, tengo varias novelas de Patricia Highsmith que compré hace más de un año y decidí empezar con Un juego para los vivos. Ya veré qué tal me va con el libro.
He comenzado con los primeros tres capítulos. La novela prácticamente comienza con el planteamiento del problema principal que menciona la sinopsis: el misterioso y terrible asesinato de Leila, eso ocasiona que se despierte el interés del lector desde el primer momento.
Ella violada y mutilada, yace en la cama de su piso y allí es descubierta por Theodore, quien regresaba a la Ciudad de México después de un corto viaje. Él llama a la policía y los agentes empiezan la investigación. Se sospecha del propio Theodore y de su amigo Ramón, ambos eran amantes de Leila y parecían llevar una buena amistad. Un triángulo amoroso explícito y consensuado. Por lo pronto ambos son sometidos a horas y horas de cansado interrogatorio en el mismo piso de Leila.
Ramón se muestra muy alterado con la muerte de Lelia, siente culpabilidad y se declara autor del crimen ante la policía. Theodore piensa que Ramón al fin ha confesado y su entorno (amigos, conocidos, familiares de la asesinada) son de la misma opinión. Se encierra a Ramón en una dependencia policial y se le somete a interrogatorios.
Días después, se libera a Ramón. Se alega que sus argumentos son incoherentes, que tiene algún problema mental y que de ningún modo es el verdadero culpable. Theodore vuelve a brindarle su amistad con cautela (ya que sigue teniendo dudas sobre Ramón) y trata de reconstruir su día a día con su amigo, invitándolo a dormir a su casa, invitándolo a alguna fiesta y llevándolo de viaje a una ciudad cercana, mientras siguen las investigaciones sobre la muerte de Lelia.
Bueno, terminé de leer esta novela. Fue de fácil lectura, no se tornó en ningún momento tediosa, pero no me satisfizo del todo.
Solamente en el capítulo final, se tiene la certeza de quién fue el asesino de Lelia. El nombre del asesino es Carlos Hidalgo, un joven profesor universitario de buena posición social. Aunque casado, deseaba a Lelia y la mata al ser rechazado. Las mutilaciones que hizo con su cuerpo tan sólo estuvieron destinadas a despistar a la policía (con un cuerpo cortado y con la nariz mutilada, la policía sospecharía de un asesino con conducta irascible e impetuosa, con lo cual se podría sospechar de Ramón). El fatal error que cometió el asesino fue dejar su propia bufanda en la escena del crimen, con lo cual se generó un problema: un ladronzuelo entró a robar en el piso de la asesinada inmediatamente después del crimen, se apoderó de la bufanda y empezó a preguntar por su dueño hasta dar con él y chantajearlo.
El detalle de la bufanda no me terminó de convencer, y es por eso que el desenlace de la novela no terminó de gustarme del todo, aunque no niego que la lectura del libro me resultó entretenida.
Durante buena parte de la novela, Theodore y Ramón, los dos amigos y amantes de Lelia, se dedican a recolectar pistas por cuenta propia, así dan con el ladronzuelo y sólo al final, con la ayuda de un capitán de la policía, se revela la identidad del asesino y se resuelve el misterio de la bufanda.
Terminada. Novela algo floja. Al contrario que muchas de sus otras novelas, esta no la recomiendo.
La escena final en las barcas, donde se produce la muerte/homicidio de Salvador Infante es un popurrí sin sentido, que ni siquiera parece escrita por la autora. Muy previsible el asesino, desde las primeras páginas en que se produce la muerte de Lelia poco después de la fiesta en la casa de Carlos Hidalgo, ya me lo intuía.
No puedo comparar porque no leí ninguno de la autora
Hoy empecé éste y me va gustando. La forma de escribir es sencilla.
Por el momento no pasé de lo que se explica en la sinópsis sobre lo que le sucedió a Lelia y ya conocí a sus dos amantes.
Vamos a ver si la policía consigue sonsacarles algo