La rutina de la colonia minera Runa queda bruscamente interrumpida cuando todos sus sistemas de soporte vital sufren un inexplicable apagón. Entonces se desata el horror. Un horror como nunca nadie había imaginado. Los colonos deberán enfrentarse a sus miedos más profundos y ni siquiera la muerte les permitirá huir.
No hay dónde escapar, es imposible esconderse, no se dispone de armas, comunicación o vehículos. Pero lo peor de todo es que no son solo víctimas: son cebos.
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