Título: El pato salvaje (o silvestre, según la traducción, aunque es más habitual el primero)
Autor: Henrik Ibsen
Editorial: Losada
Publicación: 2008 (1884)
En esta cita se desvelan datos de la trama y del desenlace
Es de sus obras menos conocidas, pero no por ello menos buena. En ella gira entorno a lo mismo que gira toda su obra, ese existencialismo, ese pasado que condiciona siempre el presente y el futuro, esos personajes perseguidos por sus fantasmas,... Quizás por ser la última que leí de Ibsen, tras haber leído casi seguidas tres o cuatro, fue la que se me hizo, no más pesada, porque no más pesada, pero sí más redundante, ya que no hay nada que no haya, aunque sea de otro modo, en otras de sus obras. Aun así, sigue siendo un ejemplo del teatro modernoIbsen consigue con El pato salvaje demostrar que no siempre la justicia tiene porqué resultar justa. El empeño de Gregorio Werle por destapar la hipocresía, aunque en ello resulte implicado su propio padre, desatará una espiral que sólo el suicidio de una niña podrá parar. Hermosa y enormemente cruel alegoría la que propone Ibsen, la muerte del inocente como redención para las penas de los adultos. Encarnada primero la redención en un pato, absurdamente encerrado en un desván, será la niña, Eudivigis, la que se sacrifique para que la falsedad del matrimonio de sus padres encuentre una salida. Es enormemente cruel el final, ese final desangelado en el que Werle, que en ningún momento se considera culpable por haber desatado la pesadilla, dialoga con el cínico Relling.