Me lo terminé hace una semana o así y sigo pensando que no parece que haya pasado mas de un siglo por estos cuentos. Tanto el tratamiento de personajes como de la lengua podrían ser los de un escritor de ahora.
Después de leerlo, no me extraña que Sergi Bellver se decidiese a poner los comentarios detrás de los cuentos, pues algunos los destripan a conciencia.
Casa con mezzanina. Historia de un artista: al terminarlo te queda una profunda sensación de tristeza por la reacción de la familia al conocer los sentimientos del artista, artista que al principio es un despojo humano metido en un estado de apatía perenne.
Quiero dormir: sublime.
Vamos viendo la deshumanización poco a poco de Varka a manos de unos patrones envueltos en su burbuja hasta que llega el inevitable final.
El hombre enfundado: este tiene un poso cruel, cruel con la descripción del mezquino Belikov y cruel por la forma en que le llega el final y el alivio que sienten sus colegas.
El violín de Rothschild: protagonizado por un hombre mezquino con un don, saber tocar el violín como nadie, y como se redime con su víctima.
En Moscú: una parodia a los críticos que disfrutan haciendo caer y subir a la gente según el humor en que se encuentran en un momento determinado. Me ha hecho gracia la contrahistoria de Esquivias, que puntea perfectamente el egoísmo del protagonista con el suyo propio.
Tristeza: y tanto que tristeza, la tristeza de la pérdida sumada a la de la soledad mas abrumadora que uno pueda encontrar bajo los copos de un invierno.
Enemigos: este es también de esos buenísimos por su percepción de los personajes y la burbuja en que nos envolvemos cuando algo nos duele demasiado, esa que no nos deja ver el dolor de los demás y que puede llevar no solo a enemistades profundas sino también a amargarse la vida por siempre.
Desdicha: un largo monólogo en medio de una fuerte ventisca de un personajillo que va dando más repelús a medida que vamos teniendo mas detalles de lo que pasa. El final es pura venganza.
Incidente ocurrido a un médico: un cambio agradable después de tanta dureza, y eso que no deja de anticipar el germen de la revolución rusa de varios años después. El incidente en sí no es mas que un médico que va a ver a una paciente y al final descubre
| que su problema es que no se encuentra a gusto en el rol que le ha tocado vivir. |
Grisha: me encanta el reflejo de la inocencia del niño que cuenta la verdad con su lengua de trapo y al que los mayores no escuchan y encima piensan que está enfermo y por eso dice frases sin sentido.
Confesión, u Olia, Zhenia, Zoia: cuenta epistolarmente las conquistas de un ególatra y cómo van terminando por un motivo u otro, unas veces por los defectos que él ve en ellas y otras al revés.
Pequeñeces: el pequeño Aliosha nos cuenta lo feliz que es al encontrarse a su papá sin que lo sepa su mamá, de la que está divorciado. Por su novio actual nos damos cuenta de
| que el ínclito papá en realidad es un maltratador que está tratando de volver a alcanzar a su víctima a través de su hijo. |
El amanuense: un viejo escritor cascarrabias encuentra la horma de su zapato en un amanuense tirando a vago y un poco cara. Este es el único cuento en el que hay un amago de explicación de la situación en vez de dejarle al lector la interpretación.
Ostras: este es otro de esos cuentos que muestran la crueldad de algunos que solo buscan burlarse de la necesidad de los demás o, al menos, echarse unas risas. En este caso, el objeto es un niño hambriento que pide lo primero que oye a los que pasan.
Blog
Entrevistas
Revista
Fotos
