Estrenada el 9 de marzo de 2000 en el Teatro Arriaga de Bilbao con el siguiente reparto:
David............ Juan Antonio Quintana
Basilio........... Rafael Castejón
Luci............... Nathalie Seseña
Eulalia........... Gemma Cuervo
Electricista..... Víctor Benedé
Editorial:SOC.GRAL AUTORES DE ESPAÑA
Año de edición: 2001
Número edición: 1ª
MateriaTeatro contemporáneo h
ISBN:978-84-8048-411-4
Colección: VARIAS
En cuanto a la sinopsis, me ha parecido apropiado reproducir aquí un artículo publicado en El Cultural de El Mundo, unos días antes del estreno de la obra:
La he terminado de leer esta mañana y me ha dejado un muy buen sabor de boca. Hay que decir que la obra fue escrita en 1980 y que hubo en la sede de la SGAE, previo al estreno en Bilbao, una lectura dramatizada en diciembre de 1999 que contó con el siguiente reparto:Escrita hace 20 años y nunca representada hasta la fecha, Los invasores del palacio, de Fernando Fernán-Gómez, se estrena el próximo jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao. Dirigida por Carlos Fernández de Castro, la protagonizan Gemma Cuervo, Nathalie Seseña, Juan Antonio Quintana y Rafael Castejón. Su argumento recuerda a El Gatopardo, ya que retrata la decadencia de la aristocracia a través de un marqués encerrado en su mundo, arruinado y amante de las artes.
El azar parece marcar la existencia de esta obra que, hasta la fecha, muy pocos conocían. Por azar ha reconocido el propio autor que le vino la idea de Los invasores del palacio. Eran los años 70 y Fernán-Gómez rodaba la película Vera, un cuento cruel en una finca señorial en las afueras de Madrid. De la inspiración literaria robada a los descansos del rodaje surgió esta pieza teatral, basada en el marqués y su palacio, donde se filmó la película. Desde entonces, había permanecido casi olvidada hasta que en 1990 hubo un intento de llevarla a escena. El intento se quedó sólo en eso, pero su autor reescribió el texto adaptándolo a los tiempos actuales.
También por azar el director Carlos Fernández de Castro y el productor Salvador Collado decidieron representarla, al suspenderse el montaje de Por parte de madre -también de Fernán-Gómez- por enfermedad de su protagonista, Juanito Navarro. A pesar de no estar el texto ni siquiera editado, Gemma Cuervo y el resto de los actores no dudaron en participar en esta obra “tierna y poética, escrita en clave de comedia”, como la define la actriz.
Poesía, realismo y humor
Realismo depurado, poesía, absurdo y humor son los elementos con los que autor, director y actores han construido esta historia, la del Marqués de Trespasos, un aristócrata que se ha encerrado voluntariamente en su palacio, decadente y hermoso, donde se dedica plenamente a la música y a la pintura. Por falta de dinero, se ve obligado a alquilar su palacio para el rodaje de películas e incluso acaba aceptando que conviertan el jardín en un “safari park”.
Para Fernández de Castro, “la obra tiene un estilo complicadísimo, porque las comedias de Fernando Fernán-Gómez no son clásicas. Son complejas y hermosas. Su forma de escribir y de utilizar el lenguaje es muy peculiar: te habla de cosas cotidianas pero lo impregna todo de un ritmo interno muy especial. Eso hace que las cosas aparentemente normales suenen hermosísimas”.
Una belleza que, sin embargo, también tiene espinas, ya que complica el trabajo interpretativo. “Las características del texto hacen difícil su memorización -confiesa Gemma Cuervo- porque aquí no puedes cambiar nada, todo debe ser dicho como está escrito, si cambias una coma o una preposición, pierdes la coherencia interna”.
Un palacio ruinoso y unas ventanas que dan al mundo exterior son los elementos escénicos con los que el director ha jugado para representar la caída de una clase social y de unos valores que poco tienen que hacer en un mundo de ritmo vertiginoso y tempo acelerado, desacompasado con el adagio aristocrático.
En el choque de esas dos realidades ha puesto Fernán-Gómez el detonante de la acción, una excusa perfecta para indagar en temas como el paso del tiempo, la decadencia de las clases sociales y, sobre todo, la soledad. “En la obra se hace una defensa clara de la soledad, la misma que el propio Fernán-Gómez defiende en la vida real. Pero es una soledad llena de cosas, que persigue un enriquecimiento del mundo interior”, explica el director.
Mirado a contraluz, tras la figura del diletante marqués asoma la silueta de Fernán-Gómez, algo que no ha pasado inadvertido ni para el director ni para Salvador Collado, el productor. “El protagonista tiene que ver mucho con Fernando, sobre todo en sus últimos años, porque aunque trabaja como actor está apartado del teatro y se dedica a escribir”, explica Collado.
En medio de esa finca señorial con vistas al exterior -la escenografía es de Carlos Cugat- se van descubriendo poco a poco las múltiples caras de los personajes, complejos a la vez que humanos y divertidos. El marqués, papel interpretado por Juan Antonio Quintana, es una especie de Gatopardo que, como el personaje de Lampedusa, se resiste a que su mundo termine, a la vez que entra en conflicto con el “universo exterior” del que la actriz Nathalie Seseña se convierte en embajadora: “Mi personaje es el de una chica joven dedicada a los negocios, que encarna la vida moderna. Es agresiva, va a lo suyo y sus valores son muy distintos a los del marqués. Al principio se ríe de todos los formalismos aristocráticos que él representa, pero luego empieza a sentir respeto”.
La marquesa, Gemma Cuervo, es otro contrapunto al protagonista, ya que únicamente se dedica a mantener una intensa vida social. “Los dos se destrozan, son muy distintos y han perdido su amor hace tiempo, pero se siguen necesitando el uno al otro”. La actriz ya había trabajado con Fernán-Gómez en obras como El pensamiento, de Andreiev, y en la película El mundo sigue, que él mismo dirigió. Aceptó o este trabajo “por el profundo cariño y respeto que tengo a Fernando”. Junto a ellos, dos mayordomos y una pareja de animales fugados del “safari park” cierran un desfile de personajes tiernos y extravagantes.
De estructura compleja, la obra combina realismo y teatro del absurdo, comicidad y drama. Su lectura va más allá del conflicto entre clases sociales: “Ni Fernando Fernán-Gómez vende el tema principal por hacer un chiste fácil, aunque la obra sea una comedia, ni yo mantengo una dirección lineal. He intentado ser realista conservando su poética y dejando una puerta abierta a la imaginación”, asegura Fernández de Castro.
El reflejo de la vejez, de la soledad, y la caída de una clase social son algunos valores que Salvador Collado destaca de esta obra representada por actores tan distintos como dispares son los personajes. A la veteranía de Cuervo, Quintana y Castejón, se le suma la intuición y disciplina de Nathalie Seseña, actriz habitual de producciones teatrales “independientes y alternativas” como el monólogo de Phillipe Gaulier que protagonizó la temporada pasada en Madrid.
El propio Fernando Fernán-Gómez ha sido consultado. La obra se estrena el próximo jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao -que también coproduce el montaje- y permanecerá en cartel hasta el día 12. Luego iniciará una gira por Málaga (los días 16 al 19), y más tarde por ciudades como Palma de Mallorca e Ibiza. Madrid tendrá que esperar al próximo mes de septiembre para incluirla en su cartelera.
David.................. Agustín González
Basilio................ Manuel Alexandre
Luci.................... Anabel Alonso
Eulalia................ Emma Cohen
Electricista.......... Alvaro de Luna
Narrador.............. Fernando Fernán-Gómez
Pongo esto porque me parece que, mezclando los actores del estreno y los de esta dramatización, se encuentra un reparto casi perfecto. Es muy difícil imaginar una voz y una presencia para David más apropiadas que las de Agustín González (salvo quizás las del propio Fernádn Gómez). Y Manuel Alexandre, como su mayordomo Basilio, también estaría fantástico. Nathalie Seseña o Anabel Alonso encajan en el papel de Luci. Como Eulalia, preferible Gemma Cuervo a Emma Cohen. Y en cuanto al electricista, bueno... Mejor un actor joven.
La obra, dividida en cinco cuadros que exigen una ejecución continua, trata sobre temas como la vejez ("La vejez es una desgracia, pero una desgracia muy rara, porque sólo nos llega a los que hemos tenido mucha suerte") y la soledad ("está bien cuando uno no se acuerda de ella"). La acción se desarrolla siempre en el gabinete de desvencijado palacio en el que su propietario, David, marqués de Trespasos, lleva recluido un buen puñado de años. David está arruinado y ya sólo le atiende su mayordomo Basilio, el único superviviente del servicio doméstico y que sin embargo es nuevo en el puesto, pues el anterior mayordomo, el de toda la vida, ha fallecido recientemente. El marqués, dedicado a la pintura y a la música y a escribir una novela sobre la decadencia de la aristocracia, apenas se comunica con el mundo ya y sólo esporádicamente con su esposa, que habita, también esporádicamente, en otra zona del edificio. Sin embargo, las necesidades del palacio, a punto de la ruina, le obligan a entablar contacto con el mundo exterior en busca de un medio de subsistencia.
A mi juicio la obra enlaza clara y acertadamente con la línea que trazaron los autores de la llamada "la otra generación del 27"; es decir, Jardiel, Neville y también el mejor Mihura. Su humor, a veces propio del teatro del absurdo y otras veces surrealista, con un deje de ternura, tiene esa impronta. Es muy llamativa la utilización de las ventanas, por donde van apareciendo dos personajes irracionales y sorprendentes, y que tienen gran importancia. También la música juega su papel así como el ruido (un zumbido creciente que produce la cisterna estropeada de un retrete, símbolo de la decadencia del lugar). Y como ya se ha apuntado, la obra propone una reflexión sobre la soledad, la vejez y la muerte. Pero en un tono lírico, ligero, lo que no es sinónimo de poco profundo, al tiempo realista y poético y siempre ameno.
Verdaderamente interesante. Me ha aparecido un texto estupendo.