Hete aquí por fin un policía inteligente aunque un poco ingenuo, honrado, trabajador, sensible, cortés, hecho así mismo, que lee a Cicerón en la cama, que está felizmente casado, que tiene una buena familia y que sabe y aprecia comer bien
... Rara avis no tan rara sobre las aguas poco limpias de Venecia.
Bueno, he de decir que es la segunda novela que leo del comisario Brunetti. Me gustó más la primera, "Muerte en La Fenice", quizás mejor ambientada. En cualquier caso ésta es una novela correcta, con una trama de investigación muy clara, sencilla incluso, en la que intervienen pocos personajes, en la que no hay demasiadas por no decir ninguna sorpresa y en la que pueden apreciarse algunas fallas en la estructura y en la idea que, si se medita un poco, son importantes. Aunque pueden tener su explicación.
Pero creo que es un poco lo de menos. Lo mejor es dejarse llevar por el ritmo suave y pausado y no arrugar el ceño si uno se encuentra con algunas escenas un tanto sensiblonas y manidas o en el fracaso que recoge la escritora cuando narra un episodio de acción. Es mejor seguir con tranquilidad las andanzas del comisario por los canales y las calles de Venecia, por sus palacios, por los difíciles pasillos de la comisaría o compartiendo con tranquilidad una comida con él donde la comida -aquí estamos ante una autora "mediterraneizada"- se convierte en un personaje más y de tanta importancia como los que se la comen.
Y realmente es inaudita la cantidad de pinceladas que, al socaire del relato, Donna Leon va dejando sobre la vida política y social de Italia, todas negativas (a uno le hace pensar si no estará aquí la verdadera razón por la que no permite que su obra se traduzca al italiano). Hay críticas -siempre muy breves en extensión pero soltadas con contundencia- contra Berlusconi, contra la corrupción política generalizada, contra el sistema municipal de recogida de basuras, contra el sistema sanitario, contra el sistema judicial, contra la televisión, contra el tráfico de influencias establecido, etc, etc, etc.
Algunas cosas me han molestado en la redacción como ese empeño de la escritora de trufar de palabras italianas unas conversaciones que sostienen italianos y que ella reproduce en inglés (con lo cual el resultado queda raro), o algún sorprendente error en cuestiones musicales que sorprendentemente nadie le advirtió en la redacción del texto, pero bueno... Nada insoportable.
Ya digo. Es una novela discreta, sencilla, de lectura fácil, de extensión razonable. No está mal. De todos modos, estoy seguro de que la serie Brunetti tiene novelas más conseguidas.