Pues vaya por delante que este drama, de corte y escuela netamente romántico, me ha gustado. Se lee con rapidez, facilidad y no me ha aburrido. Otra cosa es que, considerando el gusto del espectador actual, un empresario se lo deba pensar muy mucho antes de levantarlo en escena. A lo mejor no tiene demasiado sentido.Y eso a pesar de que hay un par de escenas potentes y de que la historia contiene elementos muy llamativo. Empezando, cómo no, por el propio nombre de Lucrecia Borgia. Hay que decir que Víctor Hugo se nutre y a su vez alimenta la leyenda negra de esa familia, de "esa raza de demonios", con lo que Lucrecia aparece con sus rasgos más siniestros: mujer despiadada, vengativa, adúltera y asesina. El veneno corre a raudales servido en copas doradas Y evidentemente tiene un final puramente -o impuramente- inventado, aunque con un fondo que estaría entre la leyenda y la Historia.Extraído del prólogo del autor:
"Apoderaos de la deformidad moral más vergonzosa y más repugnante, colocadla donde pueda resaltar mejor, esto es, en el corazón de una mujer, con todas las condiciones de belleza física y de grandeza real, que dan más brillo al crimen, y mezclad con esa deformidad moral un sentimiento puro, el más puro que la mujer pueda sentir (...) y el monstruo interesará, y el monstruo hará llorar, y el ser que aterraba os dará compasión, y el alma deforme llegará a ser casi hermosa a vuestros ojos"
Es interesante señalar, y así lo resalta el propio Víctor Hugo, que esta obra es hermana gemela de "El rey se divierte" (drama que serviría de base al Rigoletto de Verdi); comparte su idea de partida pero cambiando el sexo del protagonista.