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Editorial: Libros del Asteroide Título original: Le Front russe Páginas: 192
A veces un pequeño detalle lo puede decidir todo: el que condiciona la carrera de un joven funcionario, un tanto ingenuo, del Ministerio de Asuntos Exteriores francés es el maletín que le ha regalado su madre por su primer trabajo. El día de su toma de posesión, el jefe de personal tropieza con él y destina a su dueño al departamento de «Países en vías de creación. Sección Europa del Este y Siberia»: el frente ruso.
Utilizando este peculiar negociado como base de operaciones nuestro hombre intentará hacer carrera en el ministerio, aunque sus intentos no siempre tendrán éxito. El ambiente en el que desempeñará su trabajo está poblado por una peculiar fauna –una secretaria hippy a punto de jubilarse, un informático fantasmón, un jefe inepto o un compañero trepa- que le resultará familiar a todo el que haya trabajado en una oficina alguna vez.
Publicada con gran éxito en Francia en el año 2010, esta desternillante sátira de la burocracia y el mundo empresarial tiene también un trasfondo amargo: el que deja la renuncia a toda ambición.
Otra promesa de las letras francesas del momento. Parece que los franceses no sepan hacer otra cosa que promesas. Lo empecé hace un par de días y ayer le di la puntilla. Quiero decir que lo maté antes de que se muriese él solito. En la página 105 clavé mi bandera y me planté. A mí las aventuras y desventuras, los dimes y diretes de un funcionario francés destinado a una oficina de "asuntos exteriores de países del este" en las afueras de París me la traen al pairo. Estaría bien, quizá, si yo hubiese sido francés y diplomático y quisiese reírme de mi mismo o si no lo fuese y quisiese reírme de los demás, franceses o diplomáticos. Pero no soy ni lo uno ni lo otro; y como no lo soy no me importa. Si al menos me hubiese hecho reír! Miento, perdón. Hubo un momento en que sí: cuando se muere una paloma en el alfeizar de una ventana y la burocracia (elemental) impide evitar el proceso de putrefacción tenga lugar a la vista de unos anestesiados funcionarios. Ese momento estuvo bien y de hecho fue el que me hizo dudar. Horas antes había tomado la firme determinación de dejarlo. Tengo un correo que lo atestigua y dice así: “¡¡Bien por lo de Kerouac!! […] Sabía yo que valdría la pena. Decidido: que le den por el culo a "El frente ruso"!!!”. ¿Ven? [Lo de Kerouac se lo explico otro día] Por entonces iba aún por la página cincuenta. Aguanté sesenta más pero no dejaba de pensar: “Chicos - se lo decía a Kerouac, Roth, Russell, Coetzee - ¿qué hago yo perdiendo el tiempo con esto tan tonto?” Y así fue como lo dejé y me puse a leer la Que Leer de junio, que ya tiene cojones también, pero es que este inesperado acceso de sentido común me pilló en el parque sin otra cosa a mano que un quiosco de chuches y revistas. También me compré un helado.
Hola!!
Lo he terminado hoy, y a mi sí que me ha gustado. Tiene detalles graciosos... quizá tiene que ver q trabajo en la administración... y hay muchos cosas que me resultan familiares
KatiaconK escribió:Lo empecé ayer y por lo que veo en el foro hay disparidad de opiniones.
Por ahora, es bastante entretenido y tiene sus puntos.
Ya os contaré más.
No lo termine de comentar ...
Bien, entretenido ...aún recuerdo partes del libro y a sus compañeros de oficina
Por fin lo he empezado y aunque llevo muy poco (tres capítulos) como para hacerme una opinión, me está gustando bastante. Me llama la atención el protagonista porque es fácil identificarte con él. También es cierto que hay veces que se pasa de exagerado.
El protagonista acaba de llegar a su nueva oficina y está conociendo a sus compañeros de trabajo.
Leído hasta el capítulo 10. Es entretenido pero no para echar cohetes. Las aventuras diplomáticas del protagonista casi parecen chistes internos que solo puedes comprenderlos del todo si eres funcionario y has vivido situaciones parecidas en tu trabajo. Al principio, eran cosas más o menos comunes a todos los trabajos
que te toquen compañeros "raros", que te destinen a lugares recónditos...
Acabado. Es entretenido y fácil de leer, ha habido un momento en que me he reido a carcajadas, sin poder aguantar, pero tampoco es un joya de la literatura ni lo recomendaré especialmente.