Fuimos a verla ayer. Antes de comenzar la función, Enrique Cornejo, gerente del Teatro Zorrilla, apareció en escena para homenajear a Pedro Peña, quien se encontraba entre el público. De vez en cuando se colocan unas plaquitas detrás de las butacas del teatro en reconocimiento a autores, actores y otras personas de la tierra relacionadas con el mundo del teatro. Pedro Peña (que es de Tordehumos) salió a recibir el homenaje y a decir unas palabras, pero estaba tan emocionado que no las encontraba. Fue un momento emotivo.
En cuanto a la representación: excelente. No conocía esta obra de Arniches y resultó ser desternillante, qué risas. El personaje de Nicomedes (padre de Petra) es genial, sublime, de lo que no hay
Y los demás (la mujer, la hija, la criada, el yerno, los padres del yerno, el barbero) no se quedan atrás.
En mi opinión, la obra sólo decae ligeramente en el desenlace, que tiene cierta moralina (previsible) y que, sobre todo, resulta algo precipitado:
Manolo: Ah, que era una broma. Pero tenéis razón, tengo que reformarme.
Y fueron felices, blablabla. |
Al final, Nicomedes se dirige al público y habla por boca del autor, algo parecido a lo que sucedía en
¡Que viene mi marido!.