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Autor: Rafael Cansinos Assens
Año publicación: 1921
Presentación: Rafael M. Cansinos
ISBN: 978-84-934976-9-9
Formato: 19 x 15 cm
Páginas: 268
Colección: novela / 007
Edición: Madrid, 2010
Encuadernación: Rústica con solapas
La huelga de los poetas nos introduce en la historia del incipiente periodismo moderno, que arranca con el siglo XX. Cansinos Assens fue reporter, como se decía entonces, entre 1906 y 1919, en la redacción de La Correspondencia de España, dirigida por Leopoldo Romeo. Corrían días difíciles en los que el periodista tenía que elegir entre un salario indigno o firmar sus colaboraciones y no cobrar nada porque ya la firma era suficiente pago. Los periodistas trabajaban todos los días del año, sin descanso semanal, y carecían de cualquier derecho en un tiempo en el que la clase obrera se defendía ya con suma dureza del látigo patronal y comenzaban a salir de su condición de esclavos.
La huelga es, así, una novela bella, necesaria y conmovedora, de lo mejor de su obra de creación, que hace justicia a la leyenda de Cansinos y cuya reedición puede contribuir no a devolverle ―como suele decirse― el lugar que le corresponde, sino a darle, por fin, el que nunca ha llegado a ocupar.
Retrata las tertulias, las hambrientas conversaciones de café, a.d. «La colmena». Retrata los despachos periodísticos de entonces y de siempre: “El despacho de un director de periódico es siempre algo tenebroso y peligroso, como la cámara de un submarino”. Y retrata las conversaciones de don Criterio, el director, con sus zánganos: “Lo que funcionan son los crímenes”. “Pero nadie puede comprometerse a ofrecer uno diario, el crimen es arbitrario e imprevisto”, “Si se pudieran inventar”. “Inventar no, nos desacreditaríamos. Quiero decir, no inventar el crimen local. Pero tenéis libertad completa para el crimen extranjero. Además, ya sabéis mi lema: las heridas siempre son graves. Los muertos se multiplican.”
Y en plena huelga, en aquella España de crisis sin energía ni calefacción gritan: “¡Soplan vientos bolcheviques!”. Y se responden: “Sí, hace un frío de estepa, lo más prudente será retirarse”.
Con claros signos autobiográficos, Cansinos (que se llama a sí mismo “el Poeta” y que vive junto al Viaducto con su hermana Pilar, como así era realmente) nos presenta la imagen tardomodernista de un Madrid pobre, brillante y sentimental, donde los sueños de los poetas -segundones- que se sientan en los divanes rojos de los cafés, fracasan porque en años de penuria, el papel está caro, los editores no se arriesgan y no hay lectores para los soñadores de quimeras e ideal. El Poeta (Cansinos) que comparte esa miseria y esos sueños trabaja como periodista, pero sus colaboraciones literarias no le interesan al ignorante director de períodico
La novela gana -como otras de Cansinos- más que por la trama, por los abundabtes momentos en que la reflexión sobre el arte como ideal y como realidad, se viste de una prosa suntuosa y reposada que muestra al gran estilista (siempre en la estela simbolista) que había en Cansinos.