¡Terminado! Se lee de un tirón.
Lo que me más me ha gustado es el personaje de Rafaela, verdadera protagonista de la obra, alma mater de su casa, que no solo
mata al soplón, sino que después se presenta en casa de la "otra", asumiendo todos los papeles que su marido, en su torre de marfil, nunca ejerce, y es que Ignacio es un soso de mucho cuidado. |
Yo imagino que el personaje de Ignacio es un tío tan soso, tan indeciso, que no sabe decidirse por una de las dos mujeres, o bien porque le da igual todo, o porque está cómodo así, y tampoco consigue decidirse a
irse con Lisa por pura comodidad. |
Pero lo que realmente me ha impresionado es ese final espectacular, una frase de dos palabras, más corto imposible
Yo no creo que se deba simplemente a una cuestión de culpa al estilo Lady Macbeth que señala, es que creo que cuando
vuelven los niños y se encuentra otra vez con la monótona y cargante vida familiar, con los mismos diálogos caseros con su marido, no puede más, y prefiere mil veces ir a la cárcel o algo peor, a continuar con la vida que llevaba, esa "vida conyugal" del título, y que creo que incluso hubiera estado mejor si le hubiera añadido de forma totalmente irónica "feliz", hubiera sido el título perfecto: "La feliz vida conyugal". |
Como en otras obras de Aub, por un lado tenemos la parte política y por otra la parte personal. La parte política en este caso me ha interesado menos, en fin, el compromiso político altruista de Samuel, que Ignacio lo pone en duda y le llama ansia de poder, y al revés el pasotismo total respecto a la sociedad y a la política de Ignacio, que como intelectual y escritor lo único a lo que aspira es a que alguien 50 años después lea un párrafo en la Historia de la literatura española y lea su nombre, vanitas vanitatis.
La parte personal tiene por un lado la melodramática, de menos interés, el personaje de Lisa me parece muy secundario, y después está el de Rafaela, que es redondo por completo.
Chubb, ¡qué gran Rafaela harías!