Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

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PAZUZU
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Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

Mensaje por PAZUZU »

SOLO CARNE, PUEBLO SOLO COMO CARNE

Llegué al pueblo cuando empezaba a anochecer. Aparqué el coche en lo que parecía ser la plaza principal y cuando bajé me llamó la atención el extraño monumento que presidia el centro. Era un monolito de basalto negro, pulido y con unos símbolos extraños, desconocidos para mí y eso que era un aficionado a la arqueología cuando mis obligaciones de profesor de primaria me lo permitían. Me sacó del ensimismamiento que me produjo la vista de monolito que empezaba a reflejar la luz de la luna el silbido, un tanto extraño por cierto, que hizo un hombre desde la puerta de lo que parecía ser la taberna del pueblo. Lo que más me llamó la atención cuando entre en el local, aparte del silencio y de ser el centro de atención de toda la parroquia, fue que todos los tertulianos se parecían, tenían algo en común que no acerté a adivinar. Tenían la piel cetrina, ojos acuosos y eran sumamente delgados, no había nadie con sobrepeso, incluso las hembras repetían el mismo patrón antropomorfo que el de los hombres. Me presenté como el maestro que había mandado la diputación para cubrir la baja del otro profesor que, según me explico el delegado, había renunciado del puesto por problemas de salud.
- Me llamo Lucinio, me han avisado que aquí me darán las llaves del colegio y de mi estancia. Dije
El individuo, sin mediar palabra, sacó de un cajón mugriento una llave atada con una cuerda a lo que podría ser una pata de algún tipo de animal que no supe identificar, más bien parecía un dedo humano extrañamente largo.
- Me podría indicar por donde cae la escuela…


El colegio estaba en las afueras del pueblo. Se llegaba a través de un sendero bordeado de olmos centenarios que mantenían el camino, aun de día, en una eterna penumbra.
Era un viejo caserón de dos plantas en que la parte baja se habilitó para aula encalando las paredes de piedra y la parte de arriba se acondicionó para vivienda. Una escalera de madera llevaba hasta una estancia diáfana en que una antigua chimenea de piedra era el centro de la sala. La cocina americana ocupaba un lado del gran salón y al fondo una puerta daba a la única habitación de la estancia y al único cuarto de baño del piso.
Una vieja librería situada al lado de la chimenea contenía algunos libros de texto, ensayos y algunas novelas y unas figuras que me llamaron la atención por ser parecidas físicamente a los habitantes del pueblo, figuras antropomórficas de una extrema delgadez, con ojos enormes, con los dedos de la manos exageradamente largos, que no conseguí asociar a ningún periodo histórico en concreto…, “debían pertenecer al anterior profesor “, pensé. Dejé la maleta en la habitación y fui hasta la pequeña nevera para ver si había algo comestible ya que el viaje desde la capital a este pueblo perdido en las montañas no era precisamente una autovía con aéreas de servicios o bares de carretera.
Al no ver nada en el frigorífico decidí acostarme y mañana, al ser sábado y no empezar las clases hasta el lunes, dios proveería.


Cuando me desperté estaba confundido; no sé si debido al cansancio que llevaba acumulado por el viaje, al nerviosismo de empezar un nuevo trabajo o a los sonidos que escuche durante toda la noche. No había descansado nada. No estaba seguro de si lo había soñado o bien los había escuchado de verdad. Toda la noche fue un duermevela continuo, un sueño ligero en que oía, en la lejanía, un cantico que a mí me sonó a algún tipo de ritual, incluso, me atrevería a decir, a algún tipo de invocación o ceremonia ancestral que parecía que provenía del bosque situado en la cima de una loma que se veía por la ventana del dormitorio.

Mi primera visita al pueblo disipó mis preocupaciones y me hizo olvidar la noche que había pasado oyendo, o creyendo oír, el extraño cantico.
Le pregunté a un anciano que estaba sentado en un banco de la plaza donde había una tienda para comprar comida:
-En la tienda de la extranjera, en el callejón del Suplicio- , me dijo, señalando enfrente de él con un dedo extrañamente largo castigado por la artritis y acabado en una uña roída.
La tienda era un pequeño local atendido por una mujer mayor que vestía un mandil manchado completamente de sangre, con un marcado acento que no supe descifrar de donde provenía, “quizás rumano o de algún país del Este “, pensé.
El local estaba repleto de productos sin etiquetar. Era una especie de carnicería. A simple vista sólo se veía grandes trozos de carne sanguinolenta expuestos en un mostrador mugriento y, encima de este, colgados en ganchos manchados por “cagadas de moscas”, vísceras y órganos de todo tipo: lenguas, corazones, riñones y una enorme laringe de un color azulado que todavía conservaba en su extremo una enorme lengua rosácea.
-¿Que solo tiene carne?, le pregunte, no sin antes dar los buenos días.
-“Solo carne, pueblo solo comer carne”, me contesto la mujer mirándome fijamente.
- No tendrá verduras, queso, algo de pan…
-“Solo carne, pueblo solo comer carne”, me repitió con desconfianza.
- ¿Y no hay ningún lugar donde poder comprar algo comestibles que no sea carne?, le dije medio cohibido porque no dejaba de mirarme fijamente
-“Solo carne, pueblo solo comer carne “
-“No sabía decir otra cosas esa mujer”, pensé
Al ver que la conversación tomaba estos derroteros y que era imposible razonar con la mujer le pedí que me cortase unos bistecs de un trozo de carne del mostrador respondiéndome que no cortaba la carne (era la primera vez que decía algo con sentido, aunque fuese eso), por tanto salí de la tienda con un trozo de carne roja de 5 Kg, envuelta en un papel de periódico de hacía dos años.
Pensé ir a la taberna a tomar algo por que no había desayunado pero al acercarme vi como el hombre que la noche anterior me dio la llave cerraba la puerta y ponía el cartel de cerrado. Estaba claro que no era bienvenido en el pueblo.
Ya en mi casa pude cortar el trozo de carne en finos bistec y me cocine uno y, mientras me lo comía, sólo, sin guarnición, y bebiendo agua del grifo, pensé que sería necesario que, por lo menos, dos veces al mes, ir a la ciudad más próxima para comprar víveres. Podía ir el domingo por que hasta el lunes no empezaban las clases.
La noche del sábado me acosté temprano porque si tenía que ir a la ciudad mejor partir al amanecer para evitar los atascos de un domingo cualquiera. A eso de las dos de la madruga me despertó, esta vez fui consciente, los mismos canticos de la noche anterior y, esta vez, si que estaba seguro que provenían de la lona porque además se veían luces parpadeantes, como de antorchas, desde la ventana de mi habitación. Cogí la cámara de hacer fotos y, mediante el zoom, acerque la imagen del cerro y, aunque se veía borroso, se distinguían figuras humanas vestidas como con una especie de habito. Saque algunas fotos que vi en la pantalla de la cámara y lo que hicieron es confundirme todavía más: ¿Que significaba estos canticos?, y sobre todo ¿Que hacían estas persona a esas horas de la noche en lo alto de la loma?
El viaje a la ciudad fue tranquilo a pesar de la noche que pase. Hice acopio de alimentos para un mes por lo menos y además compre unos prismáticos y una linterna potente. Después de comer en un restaurante y dar una vuelta por la parte antigua de la ciudad regrese al pueblo.
Última edición por PAZUZU el 27 Ago 2012 04:01, editado 1 vez en total.
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Megan
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Re: Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

Mensaje por Megan »

Muy interesante Pazuzu, te sigo :P
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lucia
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Re: Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

Mensaje por lucia »

¿La carne que compró será del anterior profesor?

Por cierto, revisa las tildes, porque faltan casi todas. :roll:
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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PAZUZU
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Re: Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

Mensaje por PAZUZU »

EMPIEZAN LAS CLASES

El lunes me levanté temprano, la noche fue tranquila y pude dormir de un tirón, no se oyeron canticos de ningún tipo: silencio… un balsámico silencio sólo roto por el discurso de las cigarras hizo que me levantase, como se dice, con “las pilas puestas”.
Después de un desayuno copioso acompañado por una buena taza de café y de tirar el pedazo de carne que compre en el pueblo, baje al aula a preparar mi presentación a los alumnos.
A las nueve menos cuarto ya tenía preparada en la mesa del profesor la lista de alumnos y los dossiers sobre cada uno con sus notas y valoraciones. El nivel de la clase era bajo para la edad media de los alumnos y, según constaba en una especie de diario del antiguo profesor que encontré en el cajón de la mesa, junto a los dossiers, los alumnos tenían problemas generalizados de comprensión lectora y dificultad a la hora de expresar sus sentimientos, de empatizar con sus semejantes, pero no era un problema que afectase a unos alumnos más que otros, no había diferencia entre ellos, todos se comportaban igual. Una vez, ponía el diario del profesor, tuvo que intervenir porque un alumno con la aquiescencia de los otros, en la hora del recreo, habían cogido un pequeño gatito desamparado y lo estaban destripando con un pequeño cortaplumas mientras los demás se reían y parecía que disfrutaban mientras el gato maullaba y se defendía.
Mientras leía el diario empezaron a entrar los alumnos y lo primero que me llamó la atención, igual que me ocurrió en la taberna la tarde en que fui a recoger la llave, es que todos se parecían, todos tenían rasgos comunes. Había alumnos de todas las edades siendo el mayor de 16 años y el más pequeño de 10 años, en los pueblos era común tener aulas con niños de diferentes edades.
Me presente, di una pequeña explicación de las normas y después pase lista y hice cuantas preguntas para saber el nivel que tenían.
Ese día no di ninguna materia, solo mantuve una charla con ellos sobre sus familias, las costumbres del pueblo, a que jugaban…etc. Pude apreciar que mantenían una velada reserva cuando preguntaba sobre sus padres o sobre la familia en general. Todos miraban al chico que tenía que responder y parecía que lo estuviesen juzgando, controlando lo que decía.
Cuando acabó la clase subí arriba y me puse a leer el diario del antiguo profesor:
Por lo que leí, todas las entradas tenían fecha, estuvo dando clases desde el 15 de Septiembre hasta Marzo del año siguiente….


3 Marzo
Hoy me han desafiado abiertamente. Gideon, el mayor de todos, esta mañana, me ha dicho que lo mejor que puedo hacer es marcharme del pueblo si no quiero formar parte de él. No puedo dominar la clase. Son perversos. Es imposible hacer algo con ellos. Tienen la maldad en sus genes.
No aguanto más, todo el pueblo es igual, he intentado advertir a la diputación diciendo que algo grave le ocurría a la gente de este lugar, que era necesaria ayuda psicológica para todo la aldea y me ha dicho el director de educación que haga un informe y se lo haga llegar cuanto antes.
Pero no hay tiempo, ya me han amenazado, he descubierto muchas cosas y, o formo parte de ello, o mi vida corre peligro.



Cerré el libro y medité sobre lo que acababa de leer. Había cosas que resultaban extrañas en este lugar, ya no era el hecho de lo reservado de la gente, de la letanía de cada noche, si no de que cada día descubría indicios más extraños de que ocurría algo malsano, nocivo.
Abrí el diario al azar y leí:


20 Diciembre
He preguntado que como celebran las Navidades y el significado de las fiestas y Gideon me ha respondido que no sabía de lo que estaba hablando. He intentado explicar el sentido religioso de la fiestas y de su significado, que lo importante era el concepto de “amor al próximo” y de “solidaridad social”, incluso para los ateos. Toda la clase se ha echado a reír cuando he dicho que siempre hay que compartir lo que se tiene y que en estas fechas más. Gideon se ha levantado y ha gritado. “hay que compartir incluso la carne, profesor”, “la carne” han repetido todos a coro y después la clase se ha convertido en una algarada que no he podido dominar…



1 Febrero
He intentado razonar con los que supuestamente son los padres de Gideon. Al preguntarles cómo es que con 16 años aun asiste a la escuela y que no avanza nada, al contrario , es una mala influencia para los demás, me han respondido que él está preparándose para ser un Primordial y que asistir a la escuela es secundario. Les he preguntado qué significa ser un Primordial, que era la primera vez que lo oía, y me han dicho que mejor que no lo supiese, que le dejase hacer.


La noche se presentaba larga si tenía que leer todo el diario….
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Megan
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Re: Sólo carne, pueblo sólo come carne I (relato terror)

Mensaje por Megan »

Pobre profesor, en qué aldea se ha metido :shock:
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