Con mucho lo mejor de la obra es la forma en que Hemingway perfila los personajes, no tanto la intriga generada a raíz de la labor de espionaje para contrarrestar la acción de los quintacolumnistas.
En el papel del protagonista principal, el agente norteamericano Philip, es imposible no reconocer al propio autor emborrachándose en el Chicote (otro de los escenarios
históricos que aparecen a lo largo de la obra). También su comportamiento
ciclotímico,
casi bipolar (distante de día y enamoradizo por las noches), es un fiel retrato de la personalidad inestable y destructiva del propio Hemingway, que años más tarde le conduciría a su trágico final.
Impagables las veleidades y el anhelo de una vida mejor del personaje de Dorothy, el carácter
racial de Anita y, sobre todo, las apariciones del
camarada filatélico .
No está a la altura de sus mejores obras (
París era una fiesta, por ejemplo) pero es muy válida.
Además ver un Hemingway en los escenarios (escrito originalmente para el teatro) no tiene precio.