Castillos de guerra (microrrelato)

[Topito]

Un microrrelato basado en lo que me susurró al oído esta fotografía:



Cada mañana, al regresar a casa desde aquel gélido refugio antiaéreo, convertido hacía meses en mi cuarto de dormir, corría hasta mi habitación. Una vez allí, me situaba tras la cortina, apoyando mi cuerpo sobre el frío cristal de la puerta del balcón; y observaba, a lo largo de las primeras horas de la mañana, cómo los rayos de sol desvanecían lentamente la penumbra que se cernía sobre aquel saliente. Cuando quedaba totalmente iluminado, abría la puerta, daba un paso y aferraba la barandilla de hierro forjado con mis pequeñas manos mientras contemplaba el exterior entre los barrotes, apreciando cómo el calor disipaba el frío adherido a mis huesos durante la noche.

Hasta aquel día, el trasiego de la calle siempre fue escaso. Sin embargo, aquella mañana era diferente: varios hombres y mujeres estaban construyendo un castillo; hasta entonces, nunca vi a los mayores realizar uno. Los más desgarbados colocaban los grises adoquines en hileras, unos encima de otros, elevando un muro de una esquina a la otra de la calle. Los más robustos, con picos y palas, extraían los adoquines de la calle Segovia, trasladándolos después en carretillas hasta aquel castillo. Mi mayor curiosidad era el por qué no utilizaban la arena depositada en pequeños montículos junto a la cuesta de la Vega, a escasos metros de ellos, pues los castillos siempre se hacían con arena.

El Sol se encontraba en su cenit cuando mi madre me llamó: era la hora del almuerzo. Así que entré en mi habitación y cerré el balcón. Y una vez estuve a la mesa conté la construcción del castillo de piedra, y no de arena. A lo que mi madre respondió:

—Mi pequeña, los mayores no lo llaman castillo, sino trinchera.

[Berlín]

Como diría nuestro amigo Redspark: este es un relato intenso en su brevedad, indigesto por su dolor, y certero, como una flecha apache.

Lo demás ya te lo dije en otro lado Topito curioso. Un saludo.

[lucia]

Hay que ver, de no ser por tu cuento y el cartel de refugio, hubiese pensado que lo que estaban construyendo era un macetero

Bien contado, como siempre.

[kassiopea]

Esta historia, enfocada desde el entrañable punto de vista de una niña, me conmovió hasta la médula. Ya te lo dije en el otro foro, me conquistó. Ahora me ha sorprendido descubrir que la creaste a partir de una fotografía: ahí está el cartel indicando el refugio antiaéreo, ahí está la niña (en primer plano) y la trinchera, por supuesto. Tal vez una imagen hable más que mil palabras... pero tú utilizaste las exactas

¡Felicidades de nuevo!