Treviana, 2008
Cartoné, 305 págs.
Tamaño: 10x15 cm.
ISBN: 788493666057
Ref. A1040
En 1843 Balmes fundó la revista La Sociedad, en la que publicó artículos sobre las exigencias sociales, políticas y religiosas de su tiempo. La Sociedad se reimprimió en Barcelona en 1851. En sus páginas estaba la mayor parte de las Cartas a un escéptico, en las que, como anuncia su título, se reflexiona sobre la religión y su vigencia en la España del siglo XIX.
Las Cartas tratan de modo asistemático diversos temas: la causa de la multiplicidad de las religiones positivas, el infierno, filosofía del futuro, los mártires como argumento de la divinidad de la Iglesia, la tolerancia religiosa, el espiritualismo filosófico francés, el idealismo alemán, el Evangelio, la necesidad del Bautismo para salvarse, el culto a los santos, las órdenes religiosas, etc.
Lo compré de saldo sin saber quién era Jaime Balmes, y realmente por el lenguaje no sabía si estaba ante una parodia al estilo de Eslava Galán, solo ojeé una página, pero resulta que no, que realmente es un libro sobre filosofía y religión, incluye un opúsculo titulado "Sencilla prueba de la existencia de Dios".Jaime Balmes
(Vic, 1810- id., 1848) Filósofo español. Ingresó en el seminario de Vic (1817) y cursó filosofía y teología en Cervera (1826-1835; sacerdote desde 1834). Catedrático de matemáticas en Vic (1836-1840), se interesó por el movimiento intelectual francés (Lamennais, De Bonald, De Maistre). Se estableció en París para preparar la versión francesa de El protestantismo comparado con el catolicismo (1842) y, en Inglaterra, conoció los problemas socialista e irlandés. Ya en Barcelona, dirigió la revista La Sociedad (1843), en la que abordó problemas económicos, sociales y religiosos (propugnó la protección de la industria y de la agricultura catalanas y las asociaciones obreras como instrumento para acuerdos sobre salarios y horas de trabajo; combatió la idea burguesa de que las reivindicaciones sociales eran asunto de orden público y el centralismo madrileño ante el incipiente nacionalismo catalán). En 1844 marchó a Madrid para dirigir la revista El Pensamiento de la Nación, en la que desarrolló su ideario: monarquía, unidad de liberales y carlistas (promovió, aunque sin éxito, el matrimonio entre Isabel y el conde de Montemolín) y restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede (tras intentar reparar las consecuencias de la amortización). Viajó a Francia de nuevo (1845), donde leyó las novedades filosóficas y elaboró la Filosofía fundamental (1846), resumida en Filosofía elemental (1847); sin embargo, su primera obra filosófica fue El criterio (1843). Considerado el filósofo más importante de la España del siglo XIX, Balmes moderniza la escolástica y, a impulsos de la filosofía escocesa del sentido común, centra su atención en el problema de la certeza y en el criterio de ésta (conciencia, evidencia, instinto intelectual). Secretario (1847) del nuncio en Madrid, influyó en el nombramiento de obispos (entre ellos Antonio María Claret para Cuba) y escribió el libro Pío IX, mal acogido por los círculos integristas, pues afrontaba la dificultad de juzgar la vía elegida por el papa. Miembro de la Real Academia (1848), enfermó de gravedad y se retiró a Vic.