Ladrón de mapas - Eduardo Lago

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javibuddha
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Ladrón de mapas - Eduardo Lago

Mensaje por javibuddha »

eduardo lago.png
Hola a tod@s. Ya he visto que habéis abierto un hilo sobre una de las novelas de este autor español, así que antes de acudir a él, querría previamente introducir uno al respecto de esta novela, editada por la editorial Destino.
Adjunto otra posible biografía y la sinopsis la transcribo en spoiler.

Escritor español nacido en Madrid. Doctor en Literatura por la Universidad de Nueva York, profesor de literatura en el Sarah Lawrence College desde 1993 y director del Instituto Cervantes de Nueva York desde 2006. Su primer libro lo publicó en 2000, Cuentos dispersos, recopilación de seis relatos. Ese mismo año apareció su libro de viajes Cuaderno de México. En 2001 obtuvo el Premio de Crítica Literaria Bartolomé March por El íncubo de lo imposible, análisis comparativo de las traducciones al español del Ulysses de James Joyce. En 2006 ganó el Premio Nadal con Llámame Brooklyn, novela que también obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa castellana y el Premio Ciudad de Barcelona. Su segundo libro, Ladrón de mapas, apareció en 2008. Es miembro de la Orden del Finnegans, orden que tiene como objeto la veneración del Ulises de James Joyce cada 16 de junio (Bloomsday) junto con otros autores. Reside en Nueva York desde 1987. © E.V-M.
Un escritor lanza al anonimato de la red unos cuentos en los que propone un singular pacto de lectura. La joven Sophie acepta el reto y los relatos, enviados por correo electrónico, se despliegan ante sus ojos como mapas misteriosos, iniciándose así un viaje que le permitirá llegar al corazón de las tinieblas de donde surgen las historias que dan forma a nuestras vidas.

De la mano de cineastas como Visconti y Orson Welles o escritores como Conrad, Kipling y Joyce, algunos de los cuales aparecen como narradores o personajes de los relatos que integran Ladrón de mapas, Eduardo Lago propone a sus lectores un vertiginoso itinerario en el que vida y literatura se mezclan sin cesar. África, la India, o Rusia; París, Trieste o Nueva York son algunas de las escalas de un libro cuya cartografía es un compendio ejemplar del arte de contar historias, desde los modos característicos de la fabulación oral hasta las webstories que aparecen colgadas en el espacio virtual, pasando por las crónicas negras que recogen a diario los periódicos.

Tras el éxito de crítica y público obtenidos por su primera novela, Llámame Brooklyn, ganadora del premio Nadal 2006, entre otros muchos galardones, había una gran expectación por leer la siguiente entrega de Eduardo Lago. Mucho más que un simple libro de relatos, Ladrón de mapas confirma de manera irrefutable que estamos ante un narrador de primer orden.

Comentario. Como es mi costumbre, normalmente, me referiré a un fragmento que, en este caso y por mera obviedad contrasta con la "Soledad en la red" de Wisniewski. Enseguida comprenderéis el porqué.

"Me asomaba al espacio virtual sin buscar nada en concreto y dejaba que mis pensamientos fueran por donde se les antojara. Es curiosa la manera que tenemos de relacionarnos con los demás hoy día. Hemos incorporado a nuestras vidas un mundo paralelo. Nuestra conducta, la percepción misma de la realidad han cambiado. Estando delante de un monitor, nos tropezamos con circunstancias que determinan el curso de nuestra vida. Webstories, como dice Nicole. La historia que me contó de su amiga Pauline, sin ir más lejos. Descubrió que su marido, Patrick, tenía una amante porque un día, al ir a usar el ordenador, vio que él se había dejado abierto su correo electrónico. En la bandeja de entrada aparecía decenas de veces el nombre de una tal Rosanna. Pauline no le dijo nada a su marido. Un programa le permitió detectar el lugar desde el que se enviaban los correos electrónicos. Tiene gracia. Procedían de un estudio de arquitectura ubicado en Montparnasse. Ni corta ni perezosa, Pauline se presentó allí y preguntó por la tal Rosanna. Resultó ser una chica muy joven y atractiva, que salió un momento a verla sólo para decirle que no la podía recibir porque tenía un almuerzo de trabajo. Pauline se limitó a entregarle un sobre con los correos que le había escrito a Patrick y se fue. Al salir del edificio vio a su marido aparcado en doble fila. O sea que el almuerzo era con él. ¿Qué te parece mi webstory? me preguntó Nicole. Falta el final, dije. Oh, sí, claro, respondió. Se separaron. ¿Te cuento otra? Contesté que sí, divertida, y Nicole me contó la webstory de Agnès y Robert. Te doy la versión ultracorta: se conocieron a través de un anuncio que puso ella en una página de contactos. Se citaron en una librería junto al Sena, llevan cuatro años juntos, tienen dos niños y según ellos son felices. Es más sosa que la otra, dijo, pero no deja de tener su gracia."
Entre el tiempo que permanecemos ante un ordenador en el trabajo y el propio ocio, sin duda abarca una franja muy relevante de nuestra vida y dentro de ese mapa virtual que nos confunde con la más inmediata realidad. El propio amor, en su ansiada utopía real, ha sido trasladado a las redes, de forma y manera que la cotidianeidad de ambas bifurca en un espacio no fácilmente distinguible, ni mucho menos sencillamente asimilable.
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