Rafael Gonzalo Cáccamo.-Memorial del cansancio

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... ¡eres tú!

Moderadores: Tessia, lunallena

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madison
La dama misteriosa
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Rafael Gonzalo Cáccamo.-Memorial del cansancio

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Ahí afuera hay un paisaje,
podría ser la alegría,
podría ser el dolor,
ahí afuera hay un paisaje,
podría ser el pasado,
no lo sabemos,
podría ser la paz,
podría ser la perdición,
ahí afuera hay algo inevitable
decidido a establecerse,
a quedarse para toda la vida,
hay una bicicleta para volver sobre nuestros pasos
y hacer una entrada triunfal en el patio del colegio
con la bandera blanca doblada y planchada
en el armario de las toallas.

¿Tú qué tienes?
¿una muñeca japonesa?
¿un caballo de madera?
¿un avión bombardero, un jeep, una cocina,
un antifaz?
¿tú qué tienes?
¿esperanza, ilusión,
un fin de semana, una chaqueta verde?
¿paciencia?.

Las casas han llegado hasta esta puerta,
vienen de un lugar que es un sentimiento,
las casas han decidido quedarse fuera
como el que espera en la salita a que salga el enfermo,
han venido para formar un paisaje,
una corta visita,
un café templado,
algunos salen haciendo equilibrio,
adentro afuera,
ir y venir,
pasan descalzos sobre las brasas
y luego rezan a solas.

Ahí afuera hay un paisaje
y aquí los paisajes todavía vienen con cielo,
con avenida principal y con infierno,
aquí se come a las dos
y por la noche la puerta se cierra con llave,
aquí hay veces que te despistas,
que te acostumbras a seguir cada día la misma ruta,
sales a la plaza,
sigues por la primera a la derecha
y dos manzanas más allá,
como el gato que se cruza bajo las ruedas del coche,
aparece un sentimiento,
algo que rasga la calle,
algo que te moja los pies: son olas
del mar de hace veinte veranos
y ya estás de nuevo dentro,
dejándote mecer por la suave marea del tiempo.

Ahí afuera hay un paisaje,
lleva por el codo a un ciego,
lleva de la cuerda un perro,
lleva de la mano al amor.

Sentado en el taburete de su abuelo
Manuel fabrica cada cuatro días
una cruz de madera,
una figura de Jesucristo
y una barca con la Virgen del Carmen,
ahí afuera hay un paisaje vestido de negro,
arrodillado, que susurra y pide perdón.
Ahí afuera hay una trucha,
una corriente de agua que pasa,
un borboteo de espuma y musgo,
una catarata en la línea del horizonte
por donde algo que nunca hemos visto
se está cayendo continuamente.

Ahí afuera hay un saludo
que es una higuera el quince de agosto
haciendo para ti la silla de la reina,
que es una familia caminando por la cuneta,
que es la abuela Herminia quemando
la piel de un pollo para empanada,
que es un largo beso en la cola del cine Ronsel
y un sobre sin sello con tu nombre escrito a mano,
ahí afuera hay una carcajada
desperezándose tras una siesta de sesenta años,
una multitud de animales pendientes,
mirando desde la colina fugaz de nuestro nombre.

Ahí afuera hay una boca
oculta por una mano manchada de sangre,
ahí afuera hay una boca
con un pensamiento mantenido en silencio,
ahí afuera hay una boca
con un beso sujeto a la fuerza.
En mi bolsillo derecho tengo una llave,
cógela y corre
ahí afuera hay un paisaje en doble fila
que pregunta por ti.

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madison
La dama misteriosa
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Re: Rafael Gonzalo Cáccamo.-Memorial del cansancio

Mensaje por madison »

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Si volverse pasado es cosa de un día
como el globo que deja al niño sumido en llanto,
si meter los pies en el pasado
es volverte un animal de pantano,
de orina de callejón y vino rancio,
de pan de ayer y compota fría,
un ateo rezando a escondidas
musitando su letanía de ruegos y perdones,
una flor crecida hacia dentro
con olor a verdura y jarabe de menta,
si volverse pasado es cosa de pensar
que esta tarde bien vale un bizcocho
y que mañana será otro día,
que en el piso de al lado alguien escucha
la radio y te entretiene y te alivia,
lejos por un rato de imaginarte muerto,
y poco a poco la cama te abraza
como aquella que te dijo — ven cariño,
que mañana será otro día,
no volveré para verme,
para arrepentirme de haber pensado
que la vida es cosa de otro día
y que la sabiduría se alcanza yendo,
porque yo por ir ya he ido tanto que me aburro.

A veces uno se propone empezar de nuevo,
meterlo todo en una caja y salir,
buscar la maldita puerta y respirar
un poco de aire fresco, aquí
dentro del armario huele a ropa sin usar,
y no encuentro aquella Browning
que mi padre guardaba por algún cajón.
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