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El Dhammapada es una compilación de 423 versos, agrupados en 26 capítulos, que fueron pronunciados por el Buddha en diversas ocasiones. El Dhammapada fue registrado en el Primer Concilio Buddhista tres meses después de la muerte del Buddha como parte del Khuddaka Nikāka, la Colección Menor. El Dhammapada es un compilación de las enseñanzas fundamentales del Buddha. Históricamente el Dhammapada ha sido utilizado para exponer la Enseñanza del Buddha de una manera simple y amena.
El Dhammapada (Pāli; Prácrito: Dhamapada; Sánscrito Dharmapada) es una escritura sagrada budista en verso tradicionalmente atribuida a Buddha. Es uno de los textos más conocidos del Canon Pali.
El título es un término compuesto de las palabras "dhamma" y "pada", cada una de las cuales tiene varios significados y connotaciones. En general "dhamma" hace referencia a la "doctrina" de Budda o a una "verdad eterna" o "virtud", y "pada" significa literalmente "pie" y en este contexto puede traducirse por "camino" o "verso".
Según la tradición, los versos del Dhammapada fueron pronunciados por Buddha en varias ocasiones. Muchos de los versos tratan sobre asuntos éticos. El texto es parte del Khuddaka Nikaya del Sutta Pitaka, aunque aproximadamente la mitad de los versos también se encuentran en otras partes del Canon Pali. Un comentario del Siglo IV ó V d. C. atribuido a Buddhaghosa incluye 305 historias que dan contexto a los versos.
Aún no lo leo, pero me emociona mucho . También quiero leer El libro tibetano de la vida y la muerte, de Rimpoché, que creo que tiene prólogo del Dalai Lama (y no sé por qué lo ponen en la sección de autoayuda ) espero leer los dos antes de ir a su conferencia en octubre.
triste escribió:Aún no lo leo, pero me emociona mucho . También quiero leer El libro tibetano de la vida y la muerte, de Rimpoché, que creo que tiene prólogo del Dalai Lama (y no sé por qué lo ponen en la sección de autoayuda ) espero leer los dos antes de ir a su conferencia en octubre.
Entonces, ¿vas a asistir a una conferencia impartida por el Dalai Lama?
¡Qué suerte!
Por cierto, el libro que piensas leer es muy interesante: ya verás como te sorprende gratamente...
Pasado: La guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa.
Presente: Por qué miramos a los animales de John Berger.
Futuro: Los Evangelios y la historia de Jesús de Xavier León-Dufour.
“El odio no cesa con el
odio, el odio cesa con el
amor.” Esta es una ley muy
antigua.
Dhammapada, I, 5
Pensaba darme un tiempo para dejar los libros sobre budismo, pero esta noche siento, otra vez, que lo necesito. Así que comienzo éste. Ya iré comentando.
La Gītā, entre sus muchas lecciones, nos enseña que la perfección humana consiste en la armonía de los tres caminos: del amor, del conocimiento y de las obras. Nos conmina a unificar nuestras vidas superando especializaciones y dicotomías.
El Dhammapada nos contagia con sus dísticos tensos aquella serenidad que está por encima de todos los vaivenes de la existencia. Si nos enfurecemos con el vecino, sólo conseguiremos que haya dos enfurecidos.
Si preguntáramos a Lao zi cuál es su enseñanza, posiblemente alzaría un dedo señalando una dirección, que deberíamos observar, y no diría: «¡Camina! El Tao es tu camino. El que tú haces, no el que yo te prescribo».
Por eso después de mirar el dedo hay que olvidarlo.
Zhuang zi acaso fuera aún más parco, clavaría su mirada en nuestros ojos y no nos diría nada —nos diría: «nada».
Los maestros del llamado zen posiblemente nos dirían, como aquel maestro de Nazareth, que nos preocupamos por muchas cosas y que debemos concentrarnos en hacer con total atención y perfección aquello que hacemos y consagrarnos a ello.
Confucio (Kong Fu zi, el «maestro Kong») nos explicitará que el sentido común, aunque algunos lo crean poco común porque lo quieren manipular con una mente sin amor, acaso sea el más necesario para una vida plena. Sus máximas no son esotéricas, su re-volución no es la de una inversión del orden establecido sino la de una in-volución de su sentido literal.
El Sin-sin-ming nos presenta una visión no-dualista de la realidad. En esto consiste precisamente la clave de la sabiduría oriental.