Un pequeño fragmento de la novela :
Los croissants permanecían inertes sobre las impolutas vitrinas, a la espera de ser engullidos por alguna boca devoradora y glotona, pero su exquisito olor no era suficiente para atraer a una clientela que se negaba a contribuir a perpetuar el pequeño negocio que, irremediablemente, empezaba a caer en el olvido.
Tartas de queso, bizcochos de chocolate, tartaletas de frutas, hojaldres de manzana, tiramisú... compartían espacio en una orgía de color, sabor y olores. El blanco virginal de la nata se confundía entre el contundente y oscuro chocolate, los brillantes colores de las frutas se mezclaban sobre la crema de un hojaldre jugoso y blando, los arándanos sobre el mouse de fresa componían una perfecta pareja de baile, todos habían sido elaborados desde horas tempranas, con la ilusa esperanza de no existir antes del cierre.
Era primavera, el día aparecía brillante con una luz que entraba, casi agrediendo, por los inmensos escaparates de la pastelería, la puerta permanecía abierta invitando a la gente a entrar, al tiempo que salía el olor de los dulces esparciéndose por una calle no demasiado concurrida. El sitio era más bien pequeño, pero suficiente para albergar en sus entrañas la cantidad de ambrosías necesarias para satisfacer al más exigente de los paladares. El techo era alto, con falsas vigas de madera distribuidas a lo largo, y alguna que otra cruzando el espacio hasta el suelo, que también era de madera, hecho con listones oscuros alineados a lo largo de una superficie de setenta metros, sobre él, un mostrador de cristal ocupaba la mitad del espacio, protegiendo en su interior los deliciosos dulces mientras los mantenía frescos.
Tras el mostrador, tres largas estanterías soportaban estoicamente un sin fin de tazas, platos, vasos y cubiertos tan perfectamente colocados, que podría pensarse que el espacio se había medido con una regla. Bajo ellas una cámara frigorífica contenía todo tipo de bebidas, zumos, refrescos, agua... Encima de otra estantería un ordenador y una caja registradora, y en la esquina de la pared, casi incrustada en ella, una moderna cafetera. El conjunto se completaba con pequeñas y medianas cestas de mimbre, conteniendo sobres....