Título: El fuego (diario de una escuadra)
Autor: Henry Barbusse
Título original: Le Feu (Journal d'une escouade)
Año de primera publicación: 1916
Año de esta edición: 2009
Editorial: Montesinos
ISBN: 9788492616442
Traducción: Carles LLorach
Número de páginas: 312
Sinopsis de contraportada:
He dado con este libro a partir del libro que me estoy leyendo actualmente:El Fuego, una de las novelas antibelicistas más notables de la historia de la literatura, es fruto de la experiencia personal del poeta, novelista y soldado de infantería en la Gran Guerra, Henri Barbusse. Galardonada con el Premio Goncourt, la novela obtuvo un gran éxito en su época, convirtiendo a su autor en un personaje de gran popularidad. Redactada con una brutalidad desconcertante, narra las vicisitudes de un grupo de soldados que soportan una guerra que no desean y que nada tienen que ganar con ella. Tras El Fuego, la obra de Barbusse estuvo guiada por motivos políticos y sociales. Fundador del movimiento y la revista Clarté (Claridad), su nombre estuvo vinculado a los intelectuales que reclamaban el fin de las guerras en un mundo más justo: Anatole France, Léon Blum, Francis Carco, Romain Rolland, Jules Romains, etc.
En 1923 se afilió al Partido Comunista francés. Bolchevique contumaz, murió en un hospital moscovita en agosto de 1935. Una enorme muchedumbre acudió a recibir y acompañar el cadáver hasta el cementerio parisino del Père Lachaise.
Fuente: 1914-1918. La historia de la Primera Guerra Mundial - David StevensonLa novela El fuego: (diario de una escuadra), de Henri Barbusse, que ofrecía una imagen descarnadamente lúgubre de la vida y la muerte en las trincheras, y que acababa con una invitación a los soldados franceses y alemanes a unirse en la revolución, obtuvo permiso de la censura para ser publicada primero por entregas y luego en forma de libro en 1916, convirtiéndose en un superventas. Su éxito refleja un cambio perceptible en el ambiente intelectual creado después de Verdún, y en ese ambiente la tregua política fue puesta a prueba seriamente por primera vez cuando los minoritaires («minoritarios») de la CGT y la SFIO empezaron a desafiar a sus líderes. La guerra animó a los reformistas de los partidos de izquierdas, que creían que demostraba que la clase obrera podía beneficiarse de la colaboración interclasista y de la intervención del Estado.