Titulo: Historia de lecturas y lectores, los caminos de los que sí leen.No todos los lectores son iguales. Generosa y amenamente, trece entrevistados recuerdan cómo llegaron a los libros y nos revelan sus respectivas historias de lectura, sus hábitos lectores, su vida entre las letras. José Agustín, Efraín Bartolomé, Rodolfo Castro, Fernando Escalante Gonzalbo, Julieta Fierro, Felipe Garrido, G regorio Hernández Zamora, Francisco Hinojosa, Mónica Lavín, Carlos Lomas, Carlos Monsiváis, Michèle Petit y Elena Poniatowska relatan cómo se volvieron los lectores insaciables que hoy son. Si, como afirma Goethe, cuando se lee no sólo se aprende algo sino que se convierte uno en algo, los narradores, poetas, ensayistas, investigadores y científicos aquí reunidos muestran cómo su biografía se escribe cada día entre los libros y, de paso, contagian su devoción por la letra impresa y reivindican el placer de leer. Tras denunciar (en ¿Qué leen los que no leen?) algunos efectos contraproducentes del discurso dominante sobre la lectura y sostener (en Leer es un camino) que ésta no es un fin sino tan sólo un medio entre muchos posibles, Juan Domingo Argüelles continúa enriqueciendo esta discusión al dar la palabra a los que sí leen, representados por trece lectores consumados que no conciben la vida sin su biblioteca.
Autor: Juan Domingo Argüelles.
Editorial: Paidós.
Juan Domingo Argüelles ha dedicado el grueso de su obra ensayística al acto de la lectura, iniciando con su conocido Qué leen los que no leen. Sus libros están dedicados cambiar la perspectiva que tienen los lectores, no para que convenzan a los otros no lectores, sino para que recapaciten sobre cuál es el fin máximo de la lectura (la fruición), y que no criminalicen a las personas que viven al margen de esa actividad, que no se inventen agendas ni discriminación cultural, que tante aleja a las personas no lectoras de la lectura en sí. En otras palabras, son alegatos a favor del derecho de las personas a leer y no leer, más allá de los mitos benéficos con lo que se intenta impregnar a los libros.
No sé si pueda decirse que sean textos canónicos dentro del tema, pero sí son una buena puerta de entrada y aporta valiosos argumentos, y, al menos a mí, me ha sido de utilidad para definir algunos puntos que no tenía lo suficientemente nítidos (el libro me habló, como suele decirse).
En este volumen, que llevo por la mitad más o menos, el autor suelta un cuestionario a varios lectores de diferentes estirpes, desde escritores a divulgadores de ciencia, historiadores, lectores en voz alta, para descubrir cómo llegaron a enamorarse de esa actividad y ponerles sobre la mesa puntos que las campañas gubernamentales tienden a utilizar: ¿Crea la lectura mejores personas?, ¿hay libros malos?, ¿por qué leer?, ¿es enteramente responsabilidad del individuo refinar el gusto por la lectura o hay otros factores, como el escolar, que tienen que ver?, ¿hay demasiados libros?...
A opinión personal, este libro es un buen complemento para Qué leen los que no lee, que me aventé el mes pasado. Sin embargo, es necesario ir con calma, pues al partir siempre del mismo planteamiento, puede volverse un poco repetitivo. A mí, en general, me está gustando y me parece interesante, sobre todo por el hecho de que vivimos en un mundo en el que se mitifica la lectura de forma absurda, tanto que hasta parece lógico que la mayoría de las personas que pueden leer se alejen de ella. Además, como un comentario en voz baja, cuando los escritores participan, sueltan un montón de títulos que uno puede apuntarse y después buscar.