2,99 euros (ebook)Mi nombre es Hayden Kelly, y soy un psicópata... Y voy a contaros mi historia.
Psycho - María Cañizares
Moderador: Runita
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Psycho - María Cañizares
He vuelto... Y no soy bueno.
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Re: Psycho - María Cañizares
Lo he tenido que dejar. Sabe Dios que lo he intentado pero no he podido pasar del 25% del libro. ¿La razón? El ya tan temido efecto Navarro.
Al igual que Annabel Navarro, María Cañizares parece no haber asistido al colegio o haber sacado tan poco provecho de él como Froilán de la diversificación curricular. Ausencia de tildes, presencia de ellas cuando no corresponde, caótica e incomprensible sintaxis, fallos gramaticales y ortográficos... Por si fuera poco, emplea oraciones extensisímas (con nefasta puntuación). Algo que sólo se puede permitir quien controla de veras el lenguaje. Uno siente verdadera vergüenza ajena al leer tal desatino. Y conste que comprendo que se trata una vez más de la famosa autoedición. Pero una cosa es tener algún fallito sin importancia y otra muy distinta es desconocer el reglamento lingüístico más allá de las palabras agudas, llanas y esdrújulas.
No le doy puntuación porque no he acabado la novela (ni pienso hacerlo). Tras libros como éste siempre llego indefectiblemente a plantearme la misma pregunta: ¿No hay ningún alma caritativa que diga a estos autores que ni tan siquiera saben escribir correctamente? No hablo ya de tener el don de la escritura. Eso, por supuesto, constituye un mundo aparte. Pero nunca está de más conocer las propias limitaciones. Yo no me pongo a cantar porque los muertos reviven y vuelven a morir de pura pena. Seamos serios. Si acentúas los monosílabos, si no sabes distinguir entre una frase y una oración, si desconoces cuáles son las vocales abiertas y cuáles las cerradas, si hiato, diptongo y triptongo te suenan a estilo musical... ¡no escribas! Por el amor de Dios. Todavía me sangran los ojos.
Al igual que Annabel Navarro, María Cañizares parece no haber asistido al colegio o haber sacado tan poco provecho de él como Froilán de la diversificación curricular. Ausencia de tildes, presencia de ellas cuando no corresponde, caótica e incomprensible sintaxis, fallos gramaticales y ortográficos... Por si fuera poco, emplea oraciones extensisímas (con nefasta puntuación). Algo que sólo se puede permitir quien controla de veras el lenguaje. Uno siente verdadera vergüenza ajena al leer tal desatino. Y conste que comprendo que se trata una vez más de la famosa autoedición. Pero una cosa es tener algún fallito sin importancia y otra muy distinta es desconocer el reglamento lingüístico más allá de las palabras agudas, llanas y esdrújulas.
No le doy puntuación porque no he acabado la novela (ni pienso hacerlo). Tras libros como éste siempre llego indefectiblemente a plantearme la misma pregunta: ¿No hay ningún alma caritativa que diga a estos autores que ni tan siquiera saben escribir correctamente? No hablo ya de tener el don de la escritura. Eso, por supuesto, constituye un mundo aparte. Pero nunca está de más conocer las propias limitaciones. Yo no me pongo a cantar porque los muertos reviven y vuelven a morir de pura pena. Seamos serios. Si acentúas los monosílabos, si no sabes distinguir entre una frase y una oración, si desconoces cuáles son las vocales abiertas y cuáles las cerradas, si hiato, diptongo y triptongo te suenan a estilo musical... ¡no escribas! Por el amor de Dios. Todavía me sangran los ojos.
He vuelto... Y no soy bueno.