Diario íntimo (Texto completo)_ Henry-Frédéric Amiel

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Lizzyy
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Diario íntimo (Texto completo)_ Henry-Frédéric Amiel

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Editorial: Losada (Buenos Aires).
Año de edición: 1949
Páginas: 676, tela editorial con sobrecubierta.
Traducción: Clara Campoamor
Introducción: Bernard Bouvier.


Biografía: Escritor y profesor suizo, nacido en Ginebra en 1821, y muerto en su ciudad natal en 1881. Era descendiente de una familia de comerciantes calvinistas originaria del Languedoc. Después de cursar los estudios elementales y medios, viajó por Italia y por el sur de Francia y Bélgica. Completó su educación en Heidelberg, donde aprendió el alemán, para pasar más tarde a la universidad de Berlín, donde recibió lecciones de filosofía y estética de Schelling y su escuela. A partir de 1849, regresó a Suiza vivió recluido en su ciudad natal, sin familia y con pocos amigos, donde tuvo que sufrir la actitud irónica de sus compatriotas, que ignoraban sus dotes poéticas a la vez que criticaban sus clases de filosofía en la Academia de Estética y Literatura en Ginebra. Ejerció la docencia hasta 1880.

Salvo pequeñas colaboraciones en periódicos y trabajos escolares de escasa difusión, su obra fue publicada después de su muerte, y divulgada principalmente por amigas y discípulas suyas. Aparte de algunas poesías y trabajos de crítica, Amiel debe su fama a los Fragments d'un journal intime (Fragmentos de un diario íntimo), que escribió minuciosamente desde 1847 hasta unos días antes de su muerte, y que fue publicado en 1883-84 por Fanny Mercier. En él se reflejaba la intimidad problemática del profesor; su tragedia fue una anormalidad sexual producida por una timidez por supervaloración, que condicionó toda su vida y sobre la que él dejó lúcidas reflexiones, acumuladas en las páginas de este diario. Su canto patriótico Roulez tambours! (¡Rodad, tambores!, 1857) no fue suficiente para predecir el éxito futuro que conocerían estos diarios publicados después de su muerte.

Fragmentos de un diario íntimo permite medir su valor literario en su totalidad, y en él se descubre el drama de un ser atormentado, incapaz de afrontar las dificultades de la vida y de tomar decisiones importantes (respecto a su obra o a su matrimonio, por ejemplo). En él se hallan registrados todos los aconteceres y pensamientos cotidianos, analizados con amarga clarividencia. Analista perspicaz del alma humana, espíritu crítico y cosmopolita de su época, este maestro de la introspección se ha revelado como uno de los escritores más lúcidos y visionarios de su tiempo, a la vez que como exponente de la crisis intelectual que siguió al Romanticismo.

Fragmento del libro:

Viernes 9 de Febrero (1849)

Día triste; triste de vergüenza por la mañana y de melancolía por la tarde . Corro el riesgo de no estar alegre mañana en el baile, pues además de mi preocupaciones de pensamiento, estoy descontento de mí en el aspecto moral, y reblandeciendo por todas las novelas que leo esta temporada.

He rezado con fervor para obtener el arrepentimiento y la humildad.

“El yo me aburre” decía Dumont. También a mí. No tengo gusto ni aliciente para vivir, obrar , amar por mi cuenta. No siento ambiciones de gloria, ni de carrera, ni de riqueza, ni de felicidad. No tengo gana alguna de casarme, ni de adquirir una posición, o unos hábitos. La necesidad de definirme, de conservar un puesto, de fijarme, me aterra. Soy indolente y orgulloso, indeciso y desafiante, tímido e inconstante. Por todas partes veo gentes que ganan, se sitúan, se casan, compran, mejoran, etc.; todo esto me resulta completamente extraño; los miro con curiosidad, pero no creo que eso tenga que ver conmigo. Y precisamente por comparación con las actitudes de mis contemporáneos, me doy cuenta de mi extraño carácter. Y sin embargo soy orgulloso, y necesito afecto; y no sé ocuparme seriamente de mí bajo ningún aspecto. No siento mi propia edad , ni necesidad alguna apremiante, ni un deber positivo. Haría falta que alguien me inspirase ambición , para ennoblecer mis esfuerzos . Me afecta , sí, el dedicarme a cualquier cosa de gran interés, pero no creo ser necesario , y no veo que mi celo o mi inercia puedan tener la menor importancia. Para adquirir energía necesito confianza, y un austero control que me revele mi fuerza y mi responsabilidad….


…Puedes influir en la juventud, puedes escribir pensar, perfeccionarte. Dios no te impone más obstáculo que tu voluntad. Tu enemigo eres tú mismo. Tu vanidad, tu indolencia , tu desgana , tus tentadoras inclinaciones que te anonadan. No hay felicidad sin paz interior, y esta paz no llega mientras no se renuncia a uno mismo para entregarse a un noble deber, a un gran amor, a la misión divina.
¡Volved, jornadas de entusiasmo y de serenidad, cuando sumido en la vida universal, en la vida eterna, me olvidaba de mi mismo, pero no de mi deber, y no pensaba en mí, pero glorificaba la existencia, Dios y el universo! ¡Cuanta beatitud, en aquel reposo en la eternidad de mi tiempo ; como sentía palpitar dentro de mí toda la historia! ¡Volved horas de éxtasis, de contemplación, de santa avidez! ….


…Todo es instructivo, significativo , edificante, moralizante, para quien sabe mantener abiertos los ojos del cuerpo y los del espíritu. La gran desgracia del tiempo presente es la superficialidad; la atención mantenida es una cualidad que va desapareciendo ; la facultad filosófica, creadora , de invención, consiste en seguir una observación, un pensamiento e ir hasta el fin en sus consecuencias ¿Por qué? ¿Por qué? Esta es la pregunta eterna.
Invención es alcanzar el centro de un objeto, aislar lo esencial de lo accesorio, simplificar, y luego seguir, proseguir el pensamiento, deducir todas sus consecuencias . El genio consiste en hacerlo todo rápidamente.
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