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Si él hubiera hecho algo horrible, ella lo sabría. ¿O no?
Todos sabemos quién es él: el hombre que vimos en la portada de todos los periódicos acusado de un crimen terrible. Pero, ¿qué sabemos realmente de ella, de quien le sujeta el brazo en la escalera del juzgado, de la esposa que está a su lado?
El marido de Jean Taylor fue acusado y absuelto de un crimen terrible hace años. Cuando él fallece de forma repentina, Jean, la esposa perfecta que siempre le ha apoyado y creído en su inocencia, se convierte en la única persona que conoce la verdad. Pero ¿qué implicaciones tendría aceptar esa verdad? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para que su vida siga teniendo sentido? Ahora que Jean puede ser ella misma, hay una decisión que tomar: ¿callar, mentir o actuar?
«El thriller más esperado del año, vertigionoso, fascinante y oscuro.» Glamour
«Intensa y absorbente.» The Washington Post
«Un rompecabezas fascinante.» The New York Times
«Un debut excepcional.» Publisher's Weekly
«El gran thriller del año.» Styl
Editorial: Planeta
ISBN: 8408155547
520 páginas 19,50 euros
Domestic noir, ese subgénero que "Perdida" pareció instaurar pero del que ya había más que notables precedentes, no es sino la categoría de moda dentro de la novela negra y policial. Barton tampoco ha querido escapar a una tendencia que suma adeptos día tras día, tomando como seña de identidad no el arquetípico suburb americano sino una zona residencial londinense que, a efectos de caracterización, cumple en igual medida. Lo esencial, en cualquier caso, se respeta: casa unifamiliar con porche y césped cuidado, garaje-trastero frente al que se habilita una cancha de baloncesto para el solaz juvenil, viviendas colindantes por doquier y la sempiterna presencia de vecinos entrometidos que llevan incluso un registro negro sobre blanco (bendita tradición) de lo que en su calle acaece. Escrito así, resulta una descripción desdeñosa. Nada más lejos de la realidad, amante como soy de los suburbs americanos. Creo que dicho apego comenzó en mis años mozos, gracias a la fantástica saga "Pesadillas", pero eso ya es otra historia.
De modo que, tal como adelantaba, Barton nos sitúa en una comunidad estrecha en la que todo cala pero en la que nada fluye. Así, la vecindad otrora solícita y atenta termina por adquirir el mismo comportamiento que un extraño ante los hechos que aquí se relatan. Y son estos mismos hechos y las reacciones de ellos desprendidas los que aportan grandeza a esta novela. Los sucesos cruentos, el distinto proceder ante los mismos y la iniquidad más pura establecen tal corriente de lecturas e interpretaciones que abruman por lo extenso pero también por lo inalienable de la condición humana. Lo que la autora ofrece en esta novela, tras más de 30 años observando profesionalmente el comportamiento humano, es de una veracidad y una contundencia que acongojan por plausibles. De hecho, lo que "La viuda" relata se antoja del todo somero y conciso si tenemos en cuenta la realidad descarnada que las noticias de medio mundo nos muestran cada día. En cualquier caso, el método que Barton emplea se ajusta más a lo que una novela requiere: es un enfoque más elegante, que sugiere pero no imposta, atrayendo así la atención de un lector que asiste ensimismado a lo que la autora tenga a bien contarle. Porque, muchas veces, menos es más.
Cuatro estrellitas para un nuevo fenómeno editorial que raya a un gran nivel, alejado muy mucho de lo que un bestseller al uso acostumbra a hacer. Puede pecar de linealidad y de cierta previsibilidad, si bien la constatación de las propias suposiciones no resta impacto debido al dibujo incontestablemente certero que de nuestra bajeza moral realiza. Se trata, pues, de un libro altamente recomendable que satisfará a los lectores superfluos y sorprenderá a su público más caviloso. "La viuda" entretiene, inquieta y trasciende. Larga vida al Domestic noir.
jonathan stride escribió:Domestic noir, ese subgénero que "Perdida" pareció instaurar pero del que ya había más que notables precedentes, no es sino la categoría de moda dentro de la novela negra y policial. Barton tampoco ha querido escapar a una tendencia que suma adeptos día tras día, tomando como seña de identidad no el arquetípico suburb americano sino una zona residencial londinense que, a efectos de caracterización, cumple en igual medida. Lo esencial, en cualquier caso, se respeta: casa unifamiliar con porche y césped cuidado, garaje-trastero frente al que se habilita una cancha de baloncesto para el solaz juvenil, viviendas colindantes por doquier y la sempiterna presencia de vecinos entrometidos que llevan incluso un registro negro sobre blanco (bendita tradición) de lo que en su calle acaece. Escrito así, resulta una descripción desdeñosa. Nada más lejos de la realidad, amante como soy de los suburbs americanos. Creo que dicho apego comenzó en mis años mozos, gracias a la fantástica saga "Pesadillas", pero eso ya es otra historia.
De modo que, tal como adelantaba, Barton nos sitúa en una comunidad estrecha en la que todo cala pero en la que nada fluye. Así, la vecindad otrora solícita y atenta termina por adquirir el mismo comportamiento que un extraño ante los hechos que aquí se relatan. Y son estos mismos hechos y las reacciones de ellos desprendidas los que aportan grandeza a esta novela. Los sucesos cruentos, el distinto proceder ante los mismos y la iniquidad más pura establecen tal corriente de lecturas e interpretaciones que abruman por lo extenso pero también por lo inalienable de la condición humana. Lo que la autora ofrece en esta novela, tras más de 30 años observando profesionalmente el comportamiento humano, es de una veracidad y una contundencia que acongojan por plausibles. De hecho, lo que "La viuda" relata se antoja del todo somero y conciso si tenemos en cuenta la realidad descarnada que las noticias de medio mundo nos muestran cada día. En cualquier caso, el método que Barton emplea se ajusta más a lo que una novela requiere: es un enfoque más elegante, que sugiere pero no imposta, atrayendo así la atención de un lector que asiste ensimismado a lo que la autora tenga a bien contarle. Porque, muchas veces, menos es más.
Cuatro estrellitas para un nuevo fenómeno editorial que raya a un gran nivel, alejado muy mucho de lo que un bestseller al uso acostumbra a hacer. Puede pecar de linealidad y de cierta previsibilidad, si bien la constatación de las propias suposiciones no resta impacto debido al dibujo incontestablemente certero que de nuestra bajeza moral realiza. Se trata, pues, de un libro altamente recomendable que satisfará a los lectores superfluos y sorprenderá a su público más caviloso. "La viuda" entretiene, inquieta y trasciende. Larga vida al Domestic noir.
Voy por la mitad y aún no sé que pensar de esta novela..... cierto es que me huele a "Perdida".....
Veremos que nos depara. Cierto Stride, el Domestic noir ha llegado..... para quedarse una temporada.
Por cierto, eres un monstruo, me deleito con tus opiniones....