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Hace escasas horas que he vuelto a pisar el suelo de mi casa. Ha sido una noche dura, porque hemos tenido que madrugar mucho y dormir muy poco. Pero ahora podremos descansar. Y el viaje bien lo ha merecido.
Por lo pronto, mi mujer y yo pudimos conocer a Fio. Y la conocimos bastante bien, para tratarse de un primer encuentro. Estuvimos más de tres horas charlando, de un bar a otro. Tan encantadora como parece, os lo prometo.
Sobre el viaje, como siempre, ya os iré contando. Hemos disfrutado del ambiente navideño de Munich y Salzburgo y también visitamos los famosos castillos de cuentos de hadas, cerca de Fussen.
¡Saludos a todos!
Munich, Fio y nosotros
JANGEL escribió:En sólo cuatro días no daba tiempo a mucho. Afortunadamente la red de ferrocarril alemana es excelente y nos acercó a los rincones más remotos. En Salzburgo, de hecho, estuvimos en la casa natal de Mozart, celebrando el 250 aniversario de su nacimiento.
Yo estuve en la casa en la nació, en la casa en la que vivió, en la que murío, en la sala en que dió su primer concierto, en la que dio el último.
Recuerdo que todo allí giraba en torno a él. Claro que yo fui con la banda municipal de Málaga, así que imagina que toda nuestra estancia allí se limitó a ello.
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JANGEL escribió:En sólo cuatro días no daba tiempo a mucho. Afortunadamente la red de ferrocarril alemana es excelente y nos acercó a los rincones más remotos. En Salzburgo, de hecho, estuvimos en la casa natal de Mozart, celebrando el 250 aniversario de su nacimiento.
EStuvimos este verano tambien y en los castillos de Luwing.......
en Innsbrug...... A Munich no llegamos
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El Ekilibrio
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Tengo que preparar las fotos antes de contaros mi viaje por Bavaria, pero, mientras tanto, ya que lo pedíais por ahí, un avance. Seguro que cuando veáis el castillo de Neuschwanstein lo reconoceréis:
Ésta es la foto más típica, pero la más difícil de conseguir, sobre todo si te mueves a pie. Por más que miraba hacia las montañas que se alzaban frente al castillo no veía caminos para subir y buscar la panorámica. Además, no nos dio tiempo. Pero ya os enseñaré otra foto igual de espectacular.
Ésta es la foto más típica, pero la más difícil de conseguir, sobre todo si te mueves a pie. Por más que miraba hacia las montañas que se alzaban frente al castillo no veía caminos para subir y buscar la panorámica. Además, no nos dio tiempo. Pero ya os enseñaré otra foto igual de espectacular.
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Munich, miércoles 6 de diciembre
Ya nos había avisado Fiorella. Este invierno Munich está padeciendo un tiempo anormal. Tanto es así que he pasado más frío al llegar a Málaga y Sevilla que en las tierras bávaras. Ni siquiera en las montañas alpinas junto a Fussen hacía tanto frío. Parece que en nuestros viajes nos acompaña el buen tiempo. Sí, sí, a pesar de temporales, nevadas y demás, al final disfrutamos sin problemas de los viajes. Los únicos días en que me he aburrido viajando fueron los dos últimos que pasamos en Varadero, Cuba, porque el temporal nubló el cielo y vientos huracanados nos impedían disfrutar de la playa.
Por otro lado, parece que por fin se rompió el maleficio y, por primera vez este año, después de las experiencias en Cuba, Berlín y Nueva York, ¡no nos han perdido el equipaje! No obstante, sigo recomendando que llevéis encima el neceser y una muda. Con las bolsitas de congelados uno se basta para guardar los recipientes con líquidos y fluidos que se necesitan para acicalarse (al fin y al cabo no es tanta molestia, salvo que no se podrá importar ron de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, supongo). Olvidemos estos detalles y vayamos al grano.
Hacia la una y media de la tarde llegábamos al inmenso aeropuerto de Munich. Es tan grande (o da la sensación de serlo) que tiene su propio mercado navideño y su pista de hielo. Sorprendentemente, la llegada fue muy puntual (Condor ha cumplido perfectamente con su trabajo). Luego decidimos tomar un autobús para ver el paisaje en el camino. Además, el autobús nos dejaba en la estación principal, al lado de nuestro hotel.
A propósito, todo un acierto el elegir un hotel junto a la estación, pues no sólo tienes al lado el principal núcleo de comunicaciones (trenes, metro, autobuses, taxi) sino que además el centro queda a tan sólo quince minutos andando. Os recomiendo este emplazamiento cuando vayáis allí.
El desplazamiento en autobús no fue tan distraído como pensábamos, pero nos permitió ver el estadio Allianz Arena (parece una enorme rueda blanca de Michelín) y conocer los accesos a esta ciudad donde viven un millón y medio de habitantes. Realmente, no da la impresión de ser tan grande, pues las comunicaciones parecen bastante buenas.
Esa tarde, tras reconocer el terreno y dejar nuestras cosas en el Hotel Regent (un establecimiento bastante confortable con un desayuno buffet muy apetecible), nos fuimos de paseo, a través de la Karlsplatz (donde encontramos la primera pista de hielo) y la Neuehauserstrasse, la calle peatonal más importante. Cuando llegamos a la Marienplatz, ya estaba atardeciendo. Tienen la misma hora que en España, pero los fenómenos naturales siguen su curso y anochece dos horas antes. Gracias a esta escasez de luz, obtuve algunas fotos muy bonitas, como ésta de la calle Neuehauser.
O esta otra del Ayuntamiento Nuevo en la Marienplatz:
Tras recorrer las calles más céntricas, asombrados por la iluminación y la abundancia de gente en el mercado navideño, nuestros pies (o nuestras mentes) nos condujeron hasta el célebre y turístico Biergarten con el nombre de Hofbrauhaus. Allí cenamos en un ambiente muy festivo, al son de la música bávara, que apenas nos permitía hablar. Y allí nos citamos con Fio después de varias llamadas infructuosas (Fio, escuchamos tus mensajes en el buzón al llegar a casa). Fio nos llevó a varios sitios donde tomamos alguna bebida mientras charlábamos. De la vida, de nuestras ciudades, del foro... Lo pasamos muy bien. Y, como ya he dicho, Fiorella fue una excelente anfitriona que se desvivió porque disfrutáramos, a pesar de que tenía invitados en casa.
Ya nos había avisado Fiorella. Este invierno Munich está padeciendo un tiempo anormal. Tanto es así que he pasado más frío al llegar a Málaga y Sevilla que en las tierras bávaras. Ni siquiera en las montañas alpinas junto a Fussen hacía tanto frío. Parece que en nuestros viajes nos acompaña el buen tiempo. Sí, sí, a pesar de temporales, nevadas y demás, al final disfrutamos sin problemas de los viajes. Los únicos días en que me he aburrido viajando fueron los dos últimos que pasamos en Varadero, Cuba, porque el temporal nubló el cielo y vientos huracanados nos impedían disfrutar de la playa.
Por otro lado, parece que por fin se rompió el maleficio y, por primera vez este año, después de las experiencias en Cuba, Berlín y Nueva York, ¡no nos han perdido el equipaje! No obstante, sigo recomendando que llevéis encima el neceser y una muda. Con las bolsitas de congelados uno se basta para guardar los recipientes con líquidos y fluidos que se necesitan para acicalarse (al fin y al cabo no es tanta molestia, salvo que no se podrá importar ron de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, supongo). Olvidemos estos detalles y vayamos al grano.
Hacia la una y media de la tarde llegábamos al inmenso aeropuerto de Munich. Es tan grande (o da la sensación de serlo) que tiene su propio mercado navideño y su pista de hielo. Sorprendentemente, la llegada fue muy puntual (Condor ha cumplido perfectamente con su trabajo). Luego decidimos tomar un autobús para ver el paisaje en el camino. Además, el autobús nos dejaba en la estación principal, al lado de nuestro hotel.
A propósito, todo un acierto el elegir un hotel junto a la estación, pues no sólo tienes al lado el principal núcleo de comunicaciones (trenes, metro, autobuses, taxi) sino que además el centro queda a tan sólo quince minutos andando. Os recomiendo este emplazamiento cuando vayáis allí.
El desplazamiento en autobús no fue tan distraído como pensábamos, pero nos permitió ver el estadio Allianz Arena (parece una enorme rueda blanca de Michelín) y conocer los accesos a esta ciudad donde viven un millón y medio de habitantes. Realmente, no da la impresión de ser tan grande, pues las comunicaciones parecen bastante buenas.
Esa tarde, tras reconocer el terreno y dejar nuestras cosas en el Hotel Regent (un establecimiento bastante confortable con un desayuno buffet muy apetecible), nos fuimos de paseo, a través de la Karlsplatz (donde encontramos la primera pista de hielo) y la Neuehauserstrasse, la calle peatonal más importante. Cuando llegamos a la Marienplatz, ya estaba atardeciendo. Tienen la misma hora que en España, pero los fenómenos naturales siguen su curso y anochece dos horas antes. Gracias a esta escasez de luz, obtuve algunas fotos muy bonitas, como ésta de la calle Neuehauser.
O esta otra del Ayuntamiento Nuevo en la Marienplatz:
Tras recorrer las calles más céntricas, asombrados por la iluminación y la abundancia de gente en el mercado navideño, nuestros pies (o nuestras mentes) nos condujeron hasta el célebre y turístico Biergarten con el nombre de Hofbrauhaus. Allí cenamos en un ambiente muy festivo, al son de la música bávara, que apenas nos permitía hablar. Y allí nos citamos con Fio después de varias llamadas infructuosas (Fio, escuchamos tus mensajes en el buzón al llegar a casa). Fio nos llevó a varios sitios donde tomamos alguna bebida mientras charlábamos. De la vida, de nuestras ciudades, del foro... Lo pasamos muy bien. Y, como ya he dicho, Fiorella fue una excelente anfitriona que se desvivió porque disfrutáramos, a pesar de que tenía invitados en casa.
Última edición por JANGEL el 12 Dic 2006 09:43, editado 1 vez en total.
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