
Es tan difícil llegar a la meta,
se va cuesta arriba mientras avanzamos a tientas.
He tenido sueños de los que me he escapado arrastrando,
y he despertado llorando.
Al despertar, un sudor frío me hiela la sangre,
y pienso, ¿cómo era que esto pasaba y yo seguía alegre?
¿Debo suponer que en realidad la juventud no tiene sus peligros?
¿O es que desde aquí ya no recuerdo la mayoría de los malos ogros?
Claro que muchos de ellos se han ido,
muchos no han llegado hasta donde he venido,
entonces, con mi rostro al sol, te pregunto:
“¿Era bueno todo aquello junto?”
Y tú con esa mirada dulce y clara, hasta un poquitín huraña,
dices:“No tengas miedo del ayer o del hoy y menos del mañana"
me sacas una sonrisa, tal como si fueras un elfo alado,
y terminas la frase: "porque siempre estaré a tu lado”.