Buenas tardes.
En esta 3ª parte (aunque ello sería aplicable a toda la saga), me ha parecido advertir de manera particularmente intensa las ventajas e inconvenientes de la técnica seguida por el autor al articular la obra desde los múltiples puntos de vista de los personajes a que se refiere cada capítulo. Ello le dota de gran variedad, inmediatez y realismo. Sin embargo, en ocasiones echo en falta una perspectiva global que lo enfoque todo de modo más armónico e integrador. Hay aspectos muy relegados o casi ignorados si les falta un “portavoz”, de modo que el conjunto resulta descompensado.
Ese carácter fragmentario provoca que durante gran parte de la obra no suceda casi nada verdaderamente relevante en lo que se refiere a la trama principal, sino que parezca más bien una colección de anécdotas dispersas enroscadas en torno al título. Son, eso sí, anécdotas muy amenas y jugosas, entre las que hay escenas realmente brillantes y momentos muy logrados. Para mi gusto, destacaría especialmente:
-El diálogo del reencuentro entre Tyrion y su “querido” padre, hacia el comienzo, muy afilado y que encubre una mezcla explosiva de ideas y sentimientos. En un mundo que a menudo parece caótico y donde las cosas ocurren al azar, Lord Tywin es quien más y mejor planifica… para sí mismo y para todos los demás. Casi parece un cruce entre Bismarck y Maquiavelo.
Sospecho que su desaparición sumirá Poniente en la anarquía. |
-La compleja relación que se va tejiendo entre el cínico e imprevisible Jaime y la tozuda e idealista Brienne. Es llamativa la evolución de Jaime, que de su inicial egocentrismo va pasando gradualmente a una toma de conciencia más responsable
(significativamente a raíz de perder la mano con que esgrimía su espada, extremo sin duda muy simbólico). |
-El hábil recurso expresivo de emplear al cuervo de Mormont para enfatizar cuestiones cruciales vinculadas a la palabra clave que pronuncia en el momento idóneo.
-El capítulo correspondiente al duelo entre “el Perro” y Lord Beric,
vibrante y muy bien llevado… salvo por la resurrección final del segundo (de eso hablaré luego). |
-El sensacional golpe de efecto cuando Stannis
saca a Davos de las mazmorras y le nombra su Mano. Retrata a la perfección el estilo de Stannis, por quien siento debilidad: sí, el hombre es un poco borde y tiene menos cintura que una viga, pero su sentido de la justicia es a prueba de bomba y, en un mundo que rebosa hipocresía y falsedad (como el real, vamos), alguien tan sincero y honesto en las más altas esferas no tiene precio. |
-La encerrona de los Frey está bien montada y “cocinada”, aunque para mi gusto ciertos detalles son demasiado truculentos. Algo parecido podría decirse sobre el banquete de bodas de Geoffrey y su muerte, pero como asesinato me parece muy rocambolesco. |
Ya lo siento, pero en el lado negativo debo destacar también lo que en mi opinión son fallos en el argumento que a mi parecer penalizan su credibilidad, a saber:
-Todo lo relativo a los Inmaculados me parece absurdo e inverosímil de principio a fin. Si realmente fuese posible condicionar a seres humanos de modo tan absoluto, la más elemental prudencia haría que el primer condicionante fuese impedirles que puedan volverse contra sus amos originales aunque sus compradores se lo ordenen. Y es que… ¿cómo no se le ha ocurrido algo tan obvio a cualquier comprador anterior? ¿Y por qué no han empleado sus instructores semejante potencial bélico para conquistar el mundo y toda su riqueza sin molestarse en negociar precios? A todo esto, después de semejante acción… ¿quién podría confiar en Daenerys en lo sucesivo?
-El asunto de las resurrecciones
de Lord Beric y Catelyn pasa de castaño oscuro. |
Vale que en una obra de este género hay que bajar el listón de lo posible, pero todo tiene un límite. Ya puestos, podrían ir resucitando cualquier cadáver que caiga de su lado para imponerse con suma facilidad a todo quisque… Es una pena porque en general la obra resulta muy realista y verosímil, lo cual supone un gran mérito en una creación tan vasta y detallada. En este sentido, aunque no de forma tan acusada, creo que el autor también abusa en exceso de un recurso efectista: presentar personajes como supuestamente muertos, moribundos o condenados a muerte para luego hacerlos reaparecer. Está bien jugar con eso un par de veces, pero yo ya he perdido la cuenta… y lo que te rondaré.
Bueno, corto ya el rollo, aclarando que en todo caso mi balance es positivo y sin duda la lectura de esta saga es muy recomendable para cualquiera que… tenga tiempo, eso sí.
Saludos a todas/os