Lo terminé anoche.
Me ha pasado en los dos últimos lo mismito, llega un momento en que la trama está tan liada que tengo que buscar hacia atrás para saber quién es quién y se resuelve todo en muy pocas páginas.
Me gustó cómo se enlazaron las historias del torturador y los torturados/terroristas, pero no que la culpable se quede tal cual después del daño hecho |
Y además me interesa más la vida de Jaritos que el caso en sí, en este libro me gusta mucho el protagonismo de Kula y Fanis, y cada vez le tengo más cariño a Adrianí y sus tomates rellenos.
Y como siempre, de fondo la denuncia social de Márkaris con los atascos, las obras para las olimpiadas y la inmigración.
Creo que seguiré con Jaritos, pero esta vez dejaré pasar un poquito más entre libro y libro.