(el final feliz, regulín). No me esperaba lo de Encarni. Qué pena. Pensaba que iba a dedicar alguna tonadilla a Beatriz en una emisora de radio. |
Creo que se desaprovecha el personaje de Castro, que se diluye. Lo único que sabremos de él es lo que se nos narra al principio. Es como si hubiera habido que eliminar cosas para no alargar la novela, y el más afectado hubiera sido el policía. De la enfermedad de su hijo que tanto afectaba a su ánimo,
poco se nos informa, que mejora y sanseacabó |
Hay detalles muy buenos de ambientación, como la raya pintada sobre las piernas de las chicas para aparentar la costura de unas medias. No sabía que Cavall Fort es un juego (en mi época se conocía como “el burro”, en Madrid), siempre lo asociaba con la revista infantil. Y también me ha llamado la atención la mención de “libros y tebeos” en el Mercado de San Antonio. Los tebeos tenían su importancia entonces.
Me encanta lo de identificarse con un periódico en concreto para una cita,
que cuando se va al kiosco se haya agotado ese diario en concreto, y se pueda desbaratar todo |
En resumen, me parece una muy buena novela policíaca nacional, inteligente, hecha con ambición, muy bien escrita, y a la que –en mi opinión- le hubiera venido muy bien un punto más de dureza, de desesperanza.