Mediada ya la novela. A aquellas autoras que piensen que no es posible hacer heroínas fuertes sin masculinizar sus rasgos les vendría bien leer a Georgette Heyer. Me encanta Serena. Y su madrastra, Fanny,
aunque es un poco mosquito muerta, es un auténtico amor. |
Me da que a esta mujer no le gustaba el romanticismo exacerbado, tanto por cosas que salen en este libro como en otros.
Siempre ridiculiza a los que se enamoran demasiado, o más bien a los que se vuelven tontitos por amor. Así que recuerde, por ejemplo, a Alverstoke (de
Frederica) le entraban ganas de vomitar cuando escucha la historia de no sé qué Sir, que había quedado tocado en su juventud por un amor fallido y ya no quería volver a enamorarse. No sé qué será del pobre comandante Kirkby,
que ya estuvo enamorado de Serena hace siete años y desde entonces no ha mirado a ninguna otra mujer; ahora bebe los vientos por ella y en todo ve peligros, y como encima la moza es una fuerza de la naturaleza, pues lo está pasando muy mal, claro. Me da que acabará con Fanny. |
Rotherham sale poco,
pero está claro que es el alma gemela de Serena, y espero que en la segunda mitad aparezca bastante más. De momento, se ha comprometido con una pan-sin-sal de muchacha. |
También he descubierto otro rasgo característico de los romances de G. H.: los héroes tienen siempre 12 ó 13 años más que las heroínas.
Será que pensaba que los hombres necesitaban toda esa ventaja en años para poder estar a la altura de ellas?