Sí, ette...
Tan solo vengo a contarles de porqué no me pude despedir.
Verán, mis queridos amigos del Foro, recientemente como saben volví de la Pampa argentina para reabrir mi consulta en esta -su adorada-, comunidad virutal.
Pere he aquí que me topé con un fenómeno inesperado. Son ustedes muchísimos ahora. Y claro, entre tanto posible cliente tarde o temprano tendría que pasar...
Un buen día se allegó hasta mi puerta una señora de aspecto inocente con un tocado de plumas de ave.
- Buenos días -le dije.
- Buenos -me contestó.
Le invité a pasar y al poco la tenía sentada en el diván contándome una serie de desgracias personales que habían desembocado en su ineludible cita conmigo: que sí su familia italiana no quería ni verla, que si llevaba años vagando sola por el mundo, que si los pisos estaban muy caros en Barcelona... figúrense.
Yo claro, tonto de mí, distraído con tanta lágrima no reparé en la furgoneta aparcada afuera en la que podía leerse:
Instituto
Nacional
Técnicos
Especiales
Registrados
Por
Obligada
Legislatura
... ni en el micrófono que abultaba su generosa cadera. No, que va, xo me quedé allá sentado como un idiota intentando consolarla.
De pronto, la señora me empieza a contar sobre Madrid. Y yo, ¿qué demonios tendrá que ver con todo lo demás? mi agudeza terapéutica me arañaba cual sentido arácnido. Bajé la cabeza y me di cuenta de que en verdad era mi gato, Azcárate, que no dejaba de bufar mirando para la señora, mientras clavaba las uñas en mis pantalones.
En mitad del discurso, la pájara, muy hábil, me comienza a preguntar con voz suave y melosa si conozco Madrid. Y yo, bueno, estuve allá una vez...., y ella que me pregunta que si por un casual tengo antepasados gallegos... y yo, ¿cómo? no, uno es de Buenos Aires de toda la vida...
De pronto, para mí horror, veo que se mete la mano en el bolsillo y sustrae un carnet de socio del Atlético de Madrid y con la otra mano unas tijeras del bolso.
- En tal caso no le importará que haga esto.
Y sin más corta por la mitad el carnet, dividiendo mi corazón en dos pedazos que caen al suelo como los trozos de papel...
- Noooooo -grito.
Azcárate bufa enfadado y huye a través de la ventana.
La señora se levanta, se arranca la peluca y el vestido y me señala con dedo incriminatorio:
- Tú no eres argentino.
Y yo, conmocionado:
- ¡Vos no sóis una señora!
- José Valverde, agente especial de inmigración.
Aún ataviado con el vestido de flores, el tipo saca unas gafas de sol de su bolso y se las coloca sobre la nariz:
- He venido a detenerle y devolverle a su localidad natal:...
Irrumpen en mi consulta doce miembros de la policía argentina, siete de s.w.a.t. , ocho antidisturbios, cinco mozos de squadra, cuatro policias locales de Móstoles y nueve miembros de la Interpol.
Figúrense, tuve que escapar de allí como mi gato: saltando por la ventana.
Seguí a Azcárate calle abajo, y luego por las alcantarillas... hasta salir nueve millas al norte de la ciudad.
Fiuuuuuu.
De buena me libré.
Es por eso, queridos amigos, que ahora les escribo para despedirme como Dios manda, xa no se preocupen por mí. Estaré bien, lo que no puedo decirles es en que lugar del mundo estoy.
Aunque quien sabe, podría ser cualquiera, su compañero de trabajo, su panadero, el tipo que les vende folletines de puerta en puerta....
Nunca se sabe dónde puede haber un psicólogo. O alguien que quiera echarles una mano.
Fue un placer, un verdadero placer, ser su Cornelius de la Pampa.
Un abrazo,
C.P
(y gato)
Desde el exilio...
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