lucia escribió:Como abogado del diablo, deberías pedir que diesen la opción a financiar a otras instituciones religiosas con una mínima penetración en la sociedad española. De lo que se trata es de tener mas dónde elegir, no de quitar a uno porque no guste a unos pocos.
Vaya por delante mi respeto particular hacia tí y general hacia lo que cada cual tenga a bien creer en su propio feudo, pero lo cierto es que por más que lo medito no se me ocurre ni un solo motivo por el cual el estado, en nombre de todos y con el dinero de todos, deba favorecer, ya no digamos financiar, a entes tan etéreos como las denominadas instituciones religiosas, por mucha penetración que tengan en la sociedad española. ¿Quiénes administran dichas instituciones? ¿Cómo se eligen esos administradores que han de administrar fondos públicos? ¿Qué grado de control o veto tiene el estado sobre esas instituciones? ¿Qué fin social persiguen, ¿¿salvar almas??? Son sólo unas pocas de las muchas preguntas que propuestas como la que defiendes suscitan. Y aunque aquí nos encanta la literatura no entraré a jugar al Julio Verne e imaginar qué clase de instituciones religiosas puedan estar en boga en la sociedad española dentro de 30, 100 o 500 años, pero a buen seguro que se te ocurren un puñado de las antiguas o contemporáneas a cuya financiación por nada del mundo querrías contribuir; ¿quién te garantiza que no acaben triunfando aquí? Pienso que es mejor cortar estas transfusiones de raiz. Por otro lado, en el caso que nos ocupa, y pese a las desamortizaciones, a nadie se le escapa el ingente patrimonio acumulado a lo largo de los siglos, más que suficiente para financiarse holgadamente sin necesidad de liquidarlo.
Una vez desterrada la opción religiosa de la declaración de la renta y de las demás vías de financiación desde el estado bastante más importantes que la del irpf que aún existen, yo sería el primero en apoyar que la propia iglesia emitiese anualmente un formulario para captar donaciones de sus fieles, y valoraría muy positivamente como ejercicio de honradez que a todo aquel que no contribuyese lo borrasen de sus censos. Verías cómo ese "porque no guste a unos pocos" tendría que transformarse cuando menos en un "aunque le resulte indiferente a una abrumadora mayoría".
Salud!