Me gusta la atmósfera japonesa, tan distinta de las novelas a las que estoy acostumbrado. El inicio me ha recordado a Tokio blues, de Haruki Murakami, aunque quizá sea porque es una de las pocas novelas que he leído ambientadas en Japón.
La historia de Oki y Otoko es bastante triste, y veremos cómo reacciona ella tras la impresión inicial a causa de visita que el escritor le hace en Kioto, para ver las campanas en fin de año. De momento parece que evita quedarse a solas con él y procura no entablar conversaciones demasiado largas. Por lo pronto me sorprende que Oki haya sido capaz de desplazarse a Kioto en una época tan señalada y que en ningún momento se hable de su familia. Ni siquiera se comenta que su esposa sea consciente de adónde se ha dirigido Oki, aunque tampoco creo que él le contara la historia con Otoko. |