Creo que voy a ser la nota discordante, y lo siento de verdad.
El caso es que me empezó gustando la historia y ese registro coloquial con la que Aleksy, el narrador, la cuenta. Pero poco a poco, como a partir de la cuarta parte de la novela (lo recuerdo porque iba por ahí cuando le he comentado a una amiga del foro que me estaba gustando el libro), se me empezó a desinflar y así hasta el final. Creo que el detonante fue cuando
la madre le cuenta a Aleksy que tiene cáncer |
. Ahi me dije:
vaya, les ha mirado un tuerto. Y también:
ya tenemos colocado el dramón.
Quizá el problema que le veo a este libro es que la visión narrador (Aleksy, el hijo) es muy limitada, y aparte de contar la historia del verano que pasa con su madre, con pocos matices a mi parecer -pero esto es discutible, como todo, menos los gustos-, la novela no cuenta mucho más. Y como a mi esa historia no me ha parecido particularmente interesante, y sí un poco sensiblera, pues eso que pasa.
Ni siquiera los personajes, ni el giro en su relación, me convencen. Veo demasiada mano de la autora para endulzar el drama. La historia pasa de puntillas por un montón de cosas,
por ejemplo la enfermedad mental del protagonista, por la niña Mika y su muerte, por la conversión del protagonista en un pintor de fama mundial |
y algunas otras cosas que, con más desarrollo, podrían haberle dado un poco de matiz a la historia.
Pero supongo que la autora no pretendía otra cosa más que contar la historia con la voz de Aleksy, tal y como la ha querido contar, y ha conseguido que llegue a muchos lectores. Eso es lo que cuenta. Y da igual lo que yo piense de la carpintería. Pero vamos, que me me ha gustado poquito y que, salvo al principio, me he quedado totalmente fuera de la historia.