Terminado. Me ha gustado mucho lo que tiene muchísimo mérito porque los tres personajes principales me caen bastante mal.
Tengo que decir que me había hecho una idea diferente de la temática de la novela. Es cierto que en este caso sí es una novela proletaria (no pasa como con Los pecados gloriosos que la clase baja de la novela está más bien ligada a la pequeña, o no tan pequeña, delincuencia) aunque es bien cierto que tanto
| Anthony como sobre todo Hacine tienen cierto historial con el tráfico de drogas |
sin embargo cuando leí la sinopsis me hice a la idea de que los personajes buscaban una salida a sus vidas en la pequeña ciudad y la crisis y sus circunstancias sociales se lo impedían y eso no es del todo cierto.
Todos los personajes jóvenes de la novela se plantean marcharse pero lo cierto es que
| la única que hace algo (dentro de la ley) para conseguirlo es Steph, y ella por situación social ya lo tenía en principio más fácil. |
Anthony y Hacine son antagonistas desde que
| el segundo roba la moto del padre del primero |
pero por otro lado llevan vidas bastante paralelas y tienen muchas cosas en común, la mayoría de ellas no muy agradables (porque los dos son violentos e inmaduros).
Sí hay afán de crónica social, pero para ello se suele usar a los padres (no tanto a los de Steph, cuyo padre es bastante trepa y acaba metiéndose en política) y a los amigos de estos. Hay claras referencias a la destrucción de la industria en la zona y a los intentos de convertirla (no se sabe con cuanto fundamento) en una zona turística.
Algo por otro lado bastante común en bastantes novelas francesas recientes, desde las de Edouard Louis al Deja de decir mentiras de Phillipe Besson, que aunque más centrada en la historia personal del protagonista sí hay una radiografía del declive de la zona rural donde vive (y de la que se espera que el protagonista, a diferencia de sus compañeros de clase, acabe escapando vía estudios, claro que esa parte de la novela está ambientada en los ochenta).
Me ha gustado el uso de la música y sobre todo ese final con las semifinales del mundial de Francia como transfondo y catarsis colectiva y cerrando el círculo
| (cuando Anthony se lleva la moto de Hacine) |
Eso sí, no acabo de entender bien por qué la novela levantó polémica en la zona en la que está ambientada. Es fácil entender por qué lo hizo Para acabar con Eddy Belleguelle ya que está basada en hechos reales y más de uno y de dos pueden reconocerse en la novela (donde seguramente no salen bien parados) pero no es el caso de la novela de Mathieu, y el retrato de la zona puede resultar algo desolador pero tampoco es tan diferente del que podría hacerse de otras zonas deprimidas (y muchos comportamientos tampoco son distintos del de zonas prósperas) por no hablar de que es un reflejo de la zona hace ya veinte años (por más que haya paralelismos con realidades más recientes). Se ve que el premio sentó bastante mal, aunque según el autor, sobre todo a políticos locales
Y dicho esto, estaría muy bien que en España se aprendiera un poquito de los franceses y aunque sean premios institucionales, estaría muy bien que el nacional de narrativa o el de la crítica (dado que son premios serios y a novelas publicadas) se publicitaran como lo hace el Goncourt. Quizás así hubiera una repercusión real en ventas del ganador (más allá de declaraciones incendiarias) y sobre todo que se le diera visibilidad a los nominados (el Goncourt tiene longlist y shortlist antes de conocerse el premiado).
Que aunque ya sabemos que a los franceses se les da de maravilla vender sus virtudes, a nivel de promoción cultural nos dan mil vueltas
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