Ya he ido diciendo mi opinión por arriba del hilo...
Yo no veo el feminismo igual; para mí el feminismo no es solo denunciar o reivindicar (que también; pero el palabrerío es lo primero que se esfuma y se olvida, se necesitan acciones), sino también enseñar que hay un camino, que hay poder de decisión y que hay capacidad para imponerse pese al contexto, a los infortunios y los prejuicios que la sociedad o el entorno te ha adjudicado.
Cada vez hay más Kias en sitios donde realmente se necesitan más Kias. En nuestra sociedad la necesidad de igualar la mujer/hombre es casi residual frente a otros sitios, y es en esos sitios donde se nota el poder de la mujer y la capacidad de esta frente al hombre, mucho más falto de empuje cuando no se tienen las condiciones a favor; y ese empuje es el que tiene Kia.
Como dije más arriba, apenas hay "Kios" repartidos por el mundo (sociedades africanas, oriente próximo e incluso medio, y en muchas zonas de sudamérica, por lo que he visto), y es ahí donde se ha notado el gran cambio los últimos diez años, y justamente es ahí donde no llegan las pancartas ni las batucadas ni los manifiestos o ensayos de catedráticos o los anhelos con palabrería de jóvenes.
Una chica abandonada, en USA, podría tender a la prostitución, drogadicción o al sueño americano (tirando de clichés). Pero nos recuerda que el camino preparado no necesariamente es nuestro camino, y el caso de la mujer está más recalcado.
Kia también puede aprender,
, también puede trabajar por cuenta propia en el medio natural (como tanto se pide por aquí: cuando la mujer vuelve al campo o se hace autónoma en ganadería, en un mundo de hombres), también puede ser la mejor, también puede destacar por encima de todos con una condena detrás y un estigma ya desde nacimiento.
Depende del entorno es cuando más o menos feminismo necesitamos: no es lo mismo el feminismo en el campo o el mar que en la ciudad, no es lo mismo en África que en Europa, no es lo mismo en sitios pobres que en sitios ricos: en los segundos es residual (que no digo que no queden reivindicaciones), en los primeros es donde está el verdadero trabajo por hacer; cuanto más se alargue el estigma más poderoso se hará.
Kia puede llegar a ser una eminencia frente a su hermano, a su madre, que solo huyen; no se hacen fuertes en la adversidad, sin huir, solo Kia acepta lo que es, se adapta, sobrevive y sobresale. Solo ella lo ha hecho en todo su entorno, en toda su comunidad. Eso es feminismo no charlatanero: no basta en denunciar, se necesita demostrar. Es cuanto más demuestras a las nuevas generaciones que un cambio es necesario y posible.
No sirve de nada que una niña denuncie la desigualdad si su hermana mayor o su tía le demuestra que la maternidad solo es cosa suya, que el hombre apenas hace de padre, que no llegará a ganar lo mismo que su marido, que a las amigas de su hermana les despedirán cuando el jefe crea que está a punto de quedarse embarazada (qué curioso... yo he ido a informarme para adoptar un niño/a, y por ser hombre no puedo, ya se creen que soy homosexual o que voy a abusar de él/ella [¡en todos los géneros hay estigmas!] y todos los países lo tienen vetado; una chica sola sí puede adoptar).
Trabajo en la cooperación, entre otras cosas, y de Kias hay muchas, muchas más que sus semejantes; y son ellas las que realmente trazan el camino en sus comunidades. Y no veas como se ha notado el cambio; y un ensayo o manifiesto no ha ayudado a hacer nada, sí el ejemplo real de otra mujer: como el ecologista que vive en la ciudad, o el científico marino que está frente a un ordenador y no toca el salitre, el feminismo no puede ser un día al año o un libro cada tres meses o una asignatura en la escuela o una pulsera en la muñeca o cambiar el nosotros por el nosotras o poner cuatro puntos morados o alimentarse de palabrería, se necesitan hechos: es preciso atajar el problema de raíz y no solamente denunciar, y para ello es necesario demostrar.
¡Salud y buen viento!