Leído. Si hubiera tocado en diciembre, habría podido decir que uno de los mejores libros del año, pero todavía es pronto, supongo.
Me ha gustado mucho cómo escribe y dosifica el autor, al libro no le falta ni le sobra nada. Es una historia muy dura, trata un tema del que no conocía nada, y al parecer, es que no hay mucha información al respecto, así que hay que agradecer al autor que nos haya traído este tema. Aunque parece que ya estamos curados de espanto con ciertas brutalidades en libros de esta época (o en cualquiera de guerras, revueltas y demás), para nada, me ha dejado alucinada que fueran niños tan pequeños los que tuvieran que salir a buscar comida a otro país para luego intentar volver con el "botín", con todos esos riesgos (¿quién lo iba a hacer si no?, alguien tenía que quedarse a cuidar al resto de pequeños y no había otro adulto para hacerlo), y más aún el de niños que directamente se iban, que supongo que es el instinto de supervivencia que sale cuando las condiciones ya son extremísimas.
Podría haber salido una novela mucho más extensa, haber dedicado un montón más de páginas a cada historia que va saliendo, y sin embargo me parece que el libro ha quedado perfecto así, lo que cuenta es duro, y el lector puede sacar un montón de ideas de ello, pero no se recrea.
Tampoco sabes cómo terminan muchas de las historias, se quedan ahí, sin saber qué fue de tal o cuál niño, pero en este libro me parece perfecto así, te dejas llevar por la historia, no te parece que falte nada. Al principio va pasando de un escenario a otro, y hay un momento a partir del que
solo nos habla de Renate, y así termina la historia. |
En otro libro, podría chocar, podrías pensar: "Y no nos va a contar qué fue de este, de aquel, de la familia?", pero aquí no lo he pensado ni un momento. Pasa lo mismo con
Monika, la primera de las niñas que se va, no sabemos absolutamente nada de su viaje, |
pero la vida es así, no te parece "raro" que el autor no hable más de ella.
Supongo también que, además de no recrearse, el autor ha tenido la buena idea de hacer la novela usando lo que le habían contado, sin inventar demasiado para terminar con una novela en la que cerrarlo todo, sino basándose en lo que le han relatado, con la intención de difundir este tema tan poco conocido.
Podría haberle salido una novela lacrimógena de 750 páginas, pero entonces quizás habría tenido que meter demasiada historia inventada, y no era necesario explayarse más para que al lector le llegue el mensaje, la dureza y la historia, no parece que fuera la intención de Slepikas hacer esa novela de tramas cerradas. Me gusta que su idea haya sido contar la historia creando una novela basándose en lo que le han contado, más que basarse en lo que le cuentan para crear una novela más extensa.
Aunque en el libro hay mucha humanidad y buenas personas, como
las familias de Eva y Martha, que se unen en una aunque no tengan ni para mantenerse a ellos mismos, |
la gente que ayuda a los niños en su viaje; también es horrible ver la falta de humanidad en otros casos. Es algo que no sorprende en tiempos como estos, lo hemos visto en mil libros de ficción y de no ficción, pero cuando esas actitudes son ante niños (¡¡niños fascistas de 6 años!!), impacta muchísimo más.
Esos soldados rusos que no son capaces de ver una persona en los niños, ver simplemente un niño, ven enemigos y no dudan en
o Esze, que además en ella creo que hay también una codicia desmesurada
(supongo que esperaba que se llevasen a su familia y a la niña y salir de rositas quedándose con todo). |
Es espeluznante la falta de consideración de cualquier tipo en algunas de las cosas que se cuentan en la novela, como cuando van a buscar a la familia
para llevársela, y aunque Eva dice que tiene que esperar, que aún no están todos los niños en casa, a los soldados les da exactamente igual, es alucinante, qué impotencia. |
La historia de Heinz
también es durísima, es solo un niño y no solo hace los viajes para ayudar a su familia, es que cuando regresa, protege a su madre, "se hace el fuerte", es un niño que ya no tiene infancia, tiene que vivir como un adulto, y en el peor tiempo que podía tocarle. Y para colmo, regresa de uno de los viajes y encontrar que ya no queda nada. |
O el día que
muere Martha, y Monika se va, |
Eva se tiene que comer las dos noticias así, sin más, es una tragedia en toda regla, hoy lo sería, pero en ese momento, no hay tiempo para sufrir o pasar penas, hay que llevarlo por dentro y seguir adelante, como si fuera un día más. Es como si los personajes ya supieran que cualquier día puede pasar absolutamente cualquier cosa, y no queda otra que aceptarlo y seguir, y salir a la calle con el miedo, sin saber si te encontrarás con los que te dejan en paz, o si tocará una paliza, una violación, o directamente no vas a volver a casa...
También me pareció curioso un detalle, cuando la rusa que ocupa lo que antes era la casa de la familia, le da a una de las niñas leche y pan, pero se excusa, le dice algo así como: "Nosotros no tenemos la culpa". Excusa no pedida, por cierto. Pero lo que llama la atención es lo rápido que se repite la historia. Se acusó de eso a los alemanes, de mirar para otro lado cuando empezó todo, y no ha pasado ni un año desde que ha terminado la guerra, y ya son los otros los que están haciendo lo mismo: "Sé que te has quedado sin casa para que me la den a mí, pero no es mi culpa, no va conmigo, la vida es así, se siente".