jilguero escribió: ↑10 May 2021 12:21
Ivanovich escribió: ↑09 May 2021 19:39
El espacio que un buen lector prefiere labrar durante la lectura de una obra literaria no es el terreno que está entre lo escrito y el escritor, sino el que está entre lo escrito y tú mismo.
No sé si entiendo bien esta afirmación; pero tal como la entiendo me haría estar entre las categorías de las malas lectoras.
Ivanovich, en Adios, hasta mañana, aparece de nuevo Bunny (voz narradora) y es, en mi opinión, otra estupenda novela.
Mira, jilguero, comparto contigo, si es que quizá lo piensas, que tal vez no, o sí, que esa distinción entre
buenos y malos lectores es una licencia discutible que se toma quien lo afirma. Me recuerda a un recorte que guardo de un artículo de Alberto Manguel con el título “El decálogo del buen lector”, que fácilmente se encuentra con google.
Pero correcciones o incorrecciones políticas al margen, que tanto me da, te copio el párrafo completo de lo que escribió Amos Oz y que circula con frecuencia, por si pudiera aclararte la duda de tu condición lectora:
El espacio que un buen lector prefiere labrar durante la lectura de una obra literaria no es el terreno que está entre lo escrito y el escritor sino el que está entre lo escrito y tú mismo. En vez de preguntar: “Cuando Dostoievski era estudiante, ¿de verdad asesinó y robó a ancianas viudas?”, prueba tú, lector, a ponerte en el lugar de Raskolnikov para sentir en tus carnes el terror, la desesperación y la perniciosa miseria mezclada con arrogancia napoleónica, el delirio de grandeza, la fiebre del hambre, la soledad, el deseo, el cansancio y la añoranza de la muerte, para hacer una comparación (cuyo resultado se mantendrá en secreto) no entre el personaje del relato y los distintos escándalos en la vida del escritor, sino entre el personaje del relato y tu yo secreto, peligroso, desdichado, loco y criminal, esa terrible criatura que encierras siempre en los más profundo de tu mazmorra más oscura para que nadie pueda adivinar jamás la esencia de tu existencia, ni tus padres, ni tus seres queridos, no sea que se aparten de ti con espanto igual que se huye de un monstruo. Mira, cuando lees la historia de Raskolnikov, siempre que no seas un lector chismoso sino un buen lector, puedes interiorizar a ese Raskolnikov, introducirlo en tus sótanos, en tus oscuros laberintos, tras las rejas y en la mazmorra, para que se encuentre allí con tus monstruos más vergonzosos y abominables y podrás compararlos con los de Dostoievski; los monstruos de la vida cotidiana no los podrás comparar nunca con nada pues tú nunca se los mostrarás a ningún ser humano, ni siquiera en voz baja, en la cama, al oído de quien se acuesta contigo por las noches, no sea que en ese mismo instante coja la sábana espantado, se cubra con ella y huya de ti gritando de terror.
Lo que yo quería decir, al traer la cita, es que quizá algunos nos hemos reconocido en aquella pandemia.
Gracias por la recomendación, creo que esa no la leí.