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madison escribió:Por si acaso no le desabroches el sujetador...
Uf, no, madison, esa es una destreza que no me habéis dejado desarrollar. No sé qué tendré que os despierto de una manera tan exagerada vuestro instinto maternal:
a poco de conocerme siempre me ofrecéis gozosamente vuestros pechos ya desnudos
No quisiera desanimar a nadie a leer esta novela. Me ha parecido un buen libro, con el que no me he aburrido en ningún momento, que incluso me ha emocionado más de una vez y que, sin embargo, termino de leerlo sin esas ganas de recomendarlo a todo el mundo que te entran cuando un libro te entusiasma.
¿Por qué no me ha entusiasmado? Qué le falta (o le sobra) a esta novela o, ya que estamos, a cualquier novela, para no ser calificada como obra maestra y quedarse simplemente (?) en una buena novela o, en clave más doméstica, qué mimbre hace que una novela no se quede en un mero entretenimiento y que, por el contrario, su lectura pase a ser un motivo de orgullo para el lector, que diría el argentino aquel. Yo no sabría decirlo, quizás nadie lo sabe, a pesar de todo lo escrito al respecto (seguramente por eso hay tanto escrito).
Esta es la historia de una madre coraje contada por su hijo, un coraje de hijo. Y a través de su vida vamos pasando, como si se tratara de una familia Alcántara china, por todos los episodios históricos que caracterizaron el siglo XX de este país, que no fueron ni pocos ni afortunados. Este repaso histórico está repleto de duros sucesos narrados con una gran sencillez, lo que les confiere una enorme fuerza narrativa; y junto a estas tragedias se alternan escenas grotescas, ridículas, caricaturescas u otras que se podrían definir de realismo mágico que suavizan la tragedia del relato. También hay ternura, odios, venganzas, pasión… y muchos muchos pechos.
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