El maestro de Go - Yasunari Kawabata

[Tolomew Dewhust]

Bueno, sí, te recomendaría que esperases ocasiones futuras para volver al japonés. Aunque confieso que conforme avanzo en la lectura, el libro me va ganando, me va gustando más. Llevo dos tercios y ya empatizo con ambos contendientes: conozco sus formas y maneras de enfrentarse al juego, y sé algo de sus respectivos círculos familiares y de sus orígenes. Cerca de la mitad de la novela, el autor se centra más en la propia partida que en todo lo que la rodea, y tengo ahora más interés que nunca en conocer cómo se llega al desenlace (aunque es bien conocido por todos, o, al menos, por todo aquel que haya leído el primer mensaje del hilo).

Kawabata no puede disimular su afecto por el Maestro, hasta el punto que convierte en virtudes cada uno de los defectos que nos describe del anciano. Del mismo modo, el contrincante es el antagonista y el malo, pese a llevar la razón en casi todo lo que expone... Es tan evidente este asunto que hasta resulta simpático.

[clachalote]

Lo retomé pero como había pasado tanto tiempo, partí de cero. Terminé el capítulo 8. Estuve mirando y después viene el kifu (registro) de la partida, así que creo que la iré revisando, a ver si me atrapa más por el Go. Hasta ahora sólo ha hablado de algunas escenas de la partida y de la muerte del Maestro.

Y sí, los japoneses son difícil, yo he leído a varios, si no incomoda comentaré un poco de eso ahora, sino se saltan lo que sigue no más.

No me puede gustar Murakami que viene a ser el contemporáneo más famoso, pero he leído varios cuentos japoneses más antiguos y en general me han gustado: Rashomon, La fiesta de baile, La mandarina y Blanco, todos de Ryonosuke Akutagawa, el libro Relatos japoneses de misterio e imaginación de Edogawa Rampo, Tatuaje de Junichiro Tanizaki, Rostros de Yasunari Kawabata, El diablo de Kōbō Abe, Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura de Kenzaburo Oé.

De los libros creo que la autora que realmente he disfrutado es Hiromi Kawakami con su libro El señor Nakano y las mujeres. No he leído más de ella, pero está en mis pendientes. He leído a Banana (Kitchen) y a Yukio Mishima (Música) en libros también, pero no me mataron. De Kōbō Abe leí el libro "Encuentros secretos" y es bastante fuera de lo común, no diría que super bueno, pero sí enrevesado e intenso. De Kawabata antes de este sólo leí "Lo bello y lo triste" y me pareció muy bueno, con todo y su mística japonesa, y un poco de su machismo, pero creo que lo desarrolla y lo cierra muy bien.

[Tolomew Dewhust]

Esta información que nos das es música para mis oídos. Me vendrá bien para elegir título después de dos que tengo ya fichados.

Del Maestro de Go me queda casi, casi nada para terminarla. Ya le tengo un poco de cariño, claro, pero, en fin..., no me ha vuelto loco..., ejem.

[clachalote]

Yo estuve fuera de mi casa esta semana así que hice una pausa

Antes de irme leí un par de capítulos que van desde los nervios estomacales hasta las dudas sobre la integridad de estas competencias (y las, al parecer, triquiñuelas del maestro). No imaginé ni lo uno ni lo otro tan particularmente diseccionado en una crónica de este tipo. Me atrapó con eso y, bueno, que ahora va más al relato de la partida; ya armaré hoy el tablero. Ojalá me motive a terminarlo el fin de semana.

[Tolomew Dewhust]

Terminado. Imagino que a los amantes del Go les resultará entretenido; pero a los que no lo somos, a los que ni imaginamos los intríngulis del juego y no disponemos de las herramientas adecuadas en la azotea para visualizar una partida de go, nos queda muy, muy lejos esta novela que es la crónica de una partida que se alargó más de lo necesario a cuenta de la enfermedad de uno de los participantes.

Sabía a lo que venía y por eso bebí del cáliz pese a que algunos capítulos me han hecho bola en la garganta. He echado en falta algo de poesía en las descripciones (a lo que me aferraba antes de venir, o, más bien, lo que venía buscando en esta novela), pero es que no va de eso...

En fin, a por otro y espero que los que asomen por aquí o se animen a su lectura la sepan disfrutar más que yo.

[Tolomew Dewhust]

... Me atrapó con eso y, bueno, que ahora va más al relato de la partida; ya armaré hoy el tablero. Ojalá me motive a terminarlo el fin de semana.

Algo más de expectación hacia al final de la novela coincidiendo con el cierre de la partida... Espero que la disfrutes, .

[clachalote]

Muy bien, ya me puse a ello, voy por la mitad y si me motivo creo que lo saco mañana.

Es verdad que por ahora no tiene poesía casi y que el juego en sí es mucho del atractivo del libro. Por ahora sólo destaqué una frase, cuando habla Otake del calor y dice que es terrible, luego agrega "Y también el Go es algo terrible". Y sí.

Pero no es sólo eso, menos mal.

Siguen intrigándome las artimañas al parecer usadas por el maestro. Su bonyari que él llama embelesamiento (en Tokyo estupidez según sus palabras) que inquieta a sus adversarios y a quienes le rodean. Es curiosa la vejez o curiosa tal vez la forma establecida de hacer las cosas que aquí de a poco se fuerza y, creo, se rompe. Ese altar de respeto siempre me ha sido ajeno, pero cierto es que estamos en otros tiempos y antes se le daba otra importancia a una persona como él, lo que no me parece mal, siempre que esa persona no abuse de su posición. Y aquí, ¿es el caso o no? Creo que Kawabata lo intenta pero no es un espectador imparcial. También él sentiría la nostalgia de otro tiempo que se apaga con la vida del maestro.

Ya espero dejar mi comentario final en el siguiente.

Puse el tablero hasta la jugada 63 y se ve hermoso. Todavía no llego al receso.

[clachalote]

Todavía no me siento a terminarlo pero algo avanzo. Vine a comentar porque terminé el capítulo 28 y tuve sentimientos encontrados con su reflexión sobre el juego en occidente o incluso en otros países que no son Japón. Me parece que lo enaltece a un punto divino y no sé qué tan así será. Siempre he pensado que el Go en Japón ayudó mucho a la difusión en otros países, como ejemplo, por lo que sé, en latinoamérica y europa se conoce con ese nombre que es similar al japonés del juego Igo y no viene ni del Chino (weiqi) ni del koreano (baduk)... Pero también pienso en el Go de Japón como un juego elitista, que da cierta categoría... Tal vez esto quiere decir al final cuando lo llama un arte... Pero al menos hoy en día los mejores jugadores no están en Japón.

Los sentimientos sobre la pasividad del oponente y la perversidad que él siente al jugar con esta persona que no le importa perder, me llegaron mucho, es muy interesante en verdad lo mucho que una persona que valora el juego se sumerge en él y lo ve de otra forma. Como citó Kakegawa lo dicho por el escritor Naoki Sanjugo (que yo conocía como un proverbio de Go):

«Si uno decide considerar el Go algo sin valor», escribía, «entonces lo será; y si uno elige considerarlo como algo valioso, entonces será algo absolutamente valioso».

Tal vez es una reflexión muy fuera de la lectura la que he hecho

De todas formas sigue gustándome el libro y sus reflexiones sobre, como él dice, la observación de los jugadores y quienes participan del juego, más que del juego. Me llamó mucho la atención su comentario sobre las esposas:

Las dos se movían cerca de sus maridos, con una mirada en las caras demacradas de manifiesta inquietud. Se veían como mujeres que ya no pudieran disimular su egoísmo.

Cuando cierra con "egoísmo" me atrapa. Es como si viera mucho más allá de tres o cuatro jugadas, hace una lectura profunda del alma.

[clachalote]

Lo terminé anoche muy tarde, aún no termino la partida en el tablero, pero ya hacia el final, luego del receso todo se precipita en el juego. Me dio la impresión de que el maestro se rinde luego de negro 121. Una jugada deshonesta la llama él. Es una jugada fuera del arte y con un foco cien por ciento competitivo. Queda en esa jugada plasmado el paso de una era a otra, lo entiendí así. Igual me perdí un poco en la descripción del juego y lo que podría haber pasado, a ver si me queda más claro en el tablero, pero mi nivel no es tan bueno y a ratos se me hace difícil seguir las ideas del juego, siento que me pierdo de algo...

Me gustó mucho el libro, creo que el relato es llamativo y permite ver mucho más allá del juego, entender los dolores y sentimientos de quienes participaron y no sólo el juego, pero también el juego. Un gran libro.

El último capítulo se me hizo extraño, ese diálogo entre el autor y su esposa me pareció ajeno a todo, como escrito por otra persona o, tal vez, como si el autor no hubiera alcanzado a completarlo, como si le faltara algo del lenguaje y la profundidad que exhibe en el resto del libro.