Terminada.
He dicho en alguna ocasión que una novela puede ser un buen tratado de filosofía o de ética. Creo que me refería a ejemplos como éste, donde se da un cambio entre un personaje kafkiano a un ser zubiriano -del filósofo español Xavier Zubiri y su discípulo Ignacio Ellacuría- que hablaban que había que
hacerse cargo de la realidad que vives.
Esto es lo que hace nuestro personaje al final de la novela:
hacerse cargo y tomar responsabilidades.
Lo otro, entiende que hubiera sido mucho más fácil, teniendo en cuenta que le esperaba África y un amante. Lo cual no le hubiera exigido tanto discernimiento ético, más aún sin el lastre de su bebé. |
En cualquier caso, esta novela, de estructura fácil y de formas narrativas netas, nos sitúa ante un dilema ético que puede pasarnos a cualquiera y que se torna en
decisión y cuestión personal, de ahí que sólo salga el nombre de dos o tres personajes, por ejemplo, no el de su mujer o el de su familia política. De alguna manera, se encuentra
sólo ante el peligro...
Bueno, para mí, otro agradable descubrimiento de la narrativa de Kenzaburo Oé que no me ha defraudado y, por ahora, van dos novelas. Esta novela, ya que nos abre a un discurso ético y de compromiso, la recomiendo encarecidamente.
Saludos