¿Gustará a todo el mundo esta novela?
Dice José Antonio Gurpegui en su reseña para El Cultural lo siguiente:
"Algunos pasajes de la obra resultan excesivamente lentos y minuciosos, de igual forma el epílogo se antoja como una moralina acaramelada sin que logre entender el motivo último de su inclusión".
En cuanto el epílogo, a mí no me ha molestado, y además teniendo en cuenta que la novela empieza con el hijo menor de los Mulvaney identificándose en el presente como un periodista de treinta años que se dispone a narrar la historia de su familia, habría resultado un poco raro que la novela terminase sin una referencia a la vida presente del resto de la familia. Y no veo por ninguna parte esa "moralina acaramelada" que dice Gurpegui. De lo que tenemos noticia en el epílogo es de que...
la vida siguió adelante para los Mulvaney... pero una vida por separado, una vida en la distancia. Los hijos se han hecho mayores, algunos se han casado, algunos han tenido hijos... La madre ha rehecho su vida como ha podido en compañía de otra señora unos años más joven y de situación familiar parecida (por cierto, ¿hay una leve insinuación a que pudiese haber algo más que amistad entre las dos mujeres?). Pero no veo yo que el epílogo suponga un "...colorín, colorado, y la familia volvió a estar unida". Creo que esa familia en el fondo sigue rota, marcada por aquella interrupción brusca de su etapa más importante, no existen la confianza ni la complicidad propias de una familia. De hecho, Corinne no se atreve a provocar un reencuentro de ellos a solas con sus parejas e hijos, sino que convoca también a sus primos y sobrinos Haussman y a la familia de Sable Mills. |
Ahora bien, eso otro que comenta Gurpegui de que en la novela hay "pasajes lentos y minuciosos" sí que es muy cierto. Creo recordar que algún participante de este hilo habló de estancamiento en la narración. Yo creo más bien (Tuto también lo ha señalado) que la clave la da la contraportada de la edición de Lumen cuando dice: "...
Qué fue de los Mulvaney se disfruta de la misma manera que una buena pieza de jazz: un mismo motivo recurrente, casi obsesivo, se amplía, cambia de tono, y al variar nos ofrece facetas siempre nuevas de una realidad que ya creíamos conocer."
Dicho de otro modo, a mi juicio la forma en que Oates pretende que esta historia nos atraviese la piel requiere un envase de este tipo, requiere una novela larga, lenta, densa... La ósmosis es un proceso que lleva su tiempo. La historia de los Mulvaney habría podido condensarse en 200 o 300 páginas o, ya puestos, incluso en la columna de sucesos de un periódico. Pero entonces no habría sido la novela tan especial que es. Los Mulvaney y su tragedia habrían resbalado por nuestra superficie, en lugar de quedársenos dentro como se nos quedan una vez acabada la lectura.
¿Por qué opino, en definitiva, que hay que ser prudente al recomendar esta gran novela? Sencillamente porque 750 páginas son muchas páginas. Y el lector impaciente, el lector que quiere acción, el lector que se cansa de dar y dar vueltas en torno a un mismo círculo... es probable que se frustre y termine no entendiendo que a otros lectores ésta nos parezca una novela magnífica. Habrá habido algún párrafo que se me haya hecho largo, no lo niego (por ejemplo, alguno que hablaba de las teorías filosófico-científicas de Patrick), pero lo cierto es que en todo momento he lamentado saber que antes o después llegaría la última página.