Me ha llamado mucho la atención que el autor
describe incluso lo que podríamos calificar de un día "bueno" de Iván, de hecho se lleva raciones dobles para comer y en la cena y obtiene incluso algún extra de César. Con esto quiero decir que desde luego el autor no ha contado un mal día y las mayores penalidades que haya visto en los gulags. Sin embargo, este "día bueno" con todo y con eso es horrible. Ahí está la paradoja. La verdad que son increíbles las condiciones. Me han gustado mucho los detalles y las trucos para sobrevivir del protagonista como por ejemplo guardar cola para César donde los paquetes o dejarle una navaja y cómo a todo se le saca un rédito. También cómo se apaña para quedarse con la ración de sopa más espesa en la cena, el hambre agudiza el ingenio, sin duda. Estos detalles y muchos otros son los que hacen la novela tan auténtica y genuina. |