La muerte en Venecia - Thomas Mann

[Cait]

Lo terminé el otro día. La verdad es que después de leer este hilo tenía bajas expectativas pero me ha gustado bastante, se me hizo ligero. Me gustó lo suficiente como para recomendarlo a quien este dudando entre leerlo o no.

[nosequé]

Triste, melancólico, y pelín aburrido.
Llegar a viejo sin haber realizado sueños, por miedo a equivocarte, debe ser terrible. Y llegar a viejo tan triste y con una boina gris en las neuronas, también.
Los estudiosos de Mann, seguramente dirán muchas cosas de este libro, pero cuando has conocido Venecia con esa luz de verano maravillosa y te olvidas de los miles de turistas, las tribulaciones de este alemán aburrido y sus miradas al niño de los rizos dorados, piensas, que en el fondo es un hombre frustrado a pesar de su éxito y un viejo chocho, más que un viejo pedófilo. Mi lectura alguna veces simplifica hechos que seguro son muy importantes, pero es que..
...y comprendió entonces que llegar por tierra a Venecia, bajando en la estación, era como entrar a un palacio por la escalera de servicio. Había que llegar, pues, en barco a la más inverosímil de las ciudades.
Durante toda la lectura resonó en mi memoria viejuna, el maravilloso adagio de Mahler y me gusto mucho más

Enlace

[magali]

Lo leí hace tanto que creo que va siendo hora de hacerle una revisión.

[bartlebycubano]

De Thomas Mann he leído solamente Las cabezas trocadas. Pero recientemente vi en la tele un buen pedazo de la película Muerte en Venecia. Me pareció un poco vacía, y no sé si sería por la adaptación al cine, o porque yo no la vi completa y no pude entenderla bien.

Aunque insisto en que más bien me pareció un poco vacía la adaptación cinematográfica; comprendo que la cosa se concentraba más en el asunto psicológico _y con poco diálogo_, pero me daba la sensación de que en la película estiraban la historia.

[julia]

Tanto la novela como la película son muy esteticistas, a mi me parecen las dos maravillosas,

En el tema hay debates muy interesantes, creo yo, La leímos en grupo, y es fue una lectura muy gratificante con un debate muy intenso.

[Ivanovich]

La segunda y última vez que leí esta novela, hace ya algunos años, me pareció más sublime aún que la primera. Me pareció una novela breve perfecta. En algún lugar tendré notas de la lectura, pero no las encuentro. Quiero leerla este mes para un cineforum sobre cine italiano de los 60 (ruptura y modernidad). Muerte en Venecia (1971) está programada para el 29 de este mes. Si alguien se apunta a leerla o releerla conmigo, me encantaría.

[Aben Razín]

¡Una gran novela, una excelente película y una maravillosa banda sonora!,

Lo siento, pero no te puedo acompañar en tu próximo viaje, @Ivanovich

[Velaluka]

La segunda y última vez que leí esta novela, hace ya algunos años, me pareció más sublime aún que la primera. Me pareció una novela breve perfecta. En algún lugar tendré notas de la lectura, pero no las encuentro. Quiero leerla este mes para un cineforum sobre cine italiano de los 60 (ruptura y modernidad). Muerte en Venecia (1971) está programada para el 29 de este mes. Si alguien se apunta a leerla o releerla conmigo, me encantaría.

Me lo prestó un buen amigo este año pasado, y desperdicié la oportunidad de leerlo, aunque lució en mi estantería unas cuantas semanas... No creo que pueda ponerme con él ahora, pero sigo atenta tus comentarios

[Ivanovich]

Buen amigo el que te lo prestó, sí

[Ivanovich]

Madremía, he vuelto a leer por tercera vez esta novela breve que me sigue pareciendo fascinante, más con cada lectura. La historia es bien sencilla, pero los temas de los que trata le dan una profundidad extraordinaria. No quiero quedarme aquí, con este comentario, pero era casi una necesidad decirlo. Ordenaré las notas que tengo en la cabeza y dejaré un comentario con algo más de contenido, aunque solo sea para el recuerdo.

[Velaluka]

Vale, lo pillo, debería volver a pedírselo a mi amigo en algún momento, ¿no? (en un momento en el que pueda leer, quiero decir ).
Deseando leer ese comentario, @Ivanovich

[Ivanovich]

ATENCIÓN, ESTE COMENTARIO, QUE ME HA SALIDO UN POCO LARGO, PUEDE CONTENER ALGÚN DESTRIPE (AUNQUE NO REVELO NADA DEL DESENLACE), PERO HE PREFERIDO NO PONERLO EN OCULTO. EN DEFINITIVA, LA TRAMA DE LA NOVELA ES ARCHICONOCIDA, Y LA CALIDAD DE LA NOVELA NO DEPENDE DE INTRIGA ALGUNA.

Veo que el comentario me ha salido un poco largo…

Es célebre el pasaje de la monumental 2666 de Bolaño, en el que dos personajes entablan una breve charla acerca de sus gustos literarios y uno de ellos enumera una serie de novelas breves, mientras el otro reflexiona diciendo: “Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez".

Viene esto a cuento porque creía yo recordar que, en ese pequeño diálogo, en el que se citan algunos títulos de Melville, Kafka o Dickens, para contraponer obras mayores y menores escritas por cada uno de ellos, se incluía también a Thomas Mann y sus novelas La montaña mágica y La muerte en Venecia; torrencial e inmensa la primera, breve y redonda la segunda.

Pero no, Mann queda a salvo del debate, y casi me alegro. Porque quizá La montaña mágica y La muerte en Venecia, junto con 2666 y Austeritz (Sebald es indudablemente heredero de la literatura de Mann) están entre ese puñado de mis novelas favoritas.

La historia que se cuenta en La muerte en Venecia es muy simple y bastante conocida: un afamado y disciplinado escritor alemán, Gustav von Aschenbach, que ha cumplido ya los 50, atraviesa una crisis existencial que le impulsa a viajar. Casi al azar llega a Venecia y allí encontrará a Tadzio, un adolescente “de unos catorce años” cuya belleza le embarga y desborda, y cambiará por completo su destino.

La novela es breve, son apenas 140 páginas en la edición que he leído, con letra grande, pero para mi es una novela redonda, perfecta. No sé si un ejercicio de esgrima, como dice Bolaño que dice Amalfitano, pero en todo caso la califico de sublime.

El tema central de la novela es, por supuesto, la atracción por la belleza, esa relación clásica eros (deseo)-belleza, esa belleza que suscita el deseo del protagonista, un deseo no sexual, por identificarlo en términos platónicos. Pero tiene como contrapunto la muertel, presente en el mismo título de la novela, por la epidemia de cólera que en esas fechas estalla en Venecia.

Es ese juego clásico del contraste entre Eros y Thanatos, que tan bien representó Gesualdo Bufalino en La perorata del apestado, una novela que me fascinó la primera vez, y me desilusionó la segunda, quizá por el momento vital (estoy a la espera de un desempate). Al igual que en la novela de Bufalino, Von Aschenbach antepondrá su pasión (contemplativa) por Tadzio a la propia enfermedad … y aún a la muerte.

La belleza de Tadzio y la atracción que ejerce en Von Aschenbach representan ese tipo de amor, atracción o enamoramiento socrático impulsado por la belleza física de los adolescentes, tras la cual parecía desvelarse otra belleza espiritual, oculta: la belleza del alma.

La belleza es un tema interesantísimo. Hace tiempo leí un libro de Roger Scrouton, con ese título, La belleza (publicado en España por la editorial Elba), que daba para reflexionar acerca del concepto, desde una perspectiva general ¿qué es la belleza? hasta sus diversas manifestaciones: la belleza humana, la natural, la cotidiana, la artística, etc…

El amor homosexual y pedófilo era la norma del amor virtuoso en la Grecia clásica (El banquete, Platón) una relación alumno-maestro, amorosa y pedagógica a la vez. Veintitantos siglos después, ese paradigma griego se representa en La muerte en Venecia (principios del s. XX) con la diferencia de que no habrá un amor correspondido, se quedará en lo platónico, imposible de ser consumado, pues Tadzio será únicamente sujeto de la minuciosa observación del escritor protagonista (son mínimos, aunque enigmáticos, los encuentros entre ambos, apenas visuales). Esa distancia, esa falta de contacto, permitirá al protagonista dotar al efebo de todo tipo de atributos, pues, como dice Mann en algún pasaje “el hombre ama y respeta al hombre mientras no se halle en condiciones de juzgarlo, y el deseo vehemente es el resultado de un conocimiento imperfecto”.

Pero la novela no se queda ahí, tiene mucho más. Habla también de la vejez, como contraposición a la juventud. Von Aschenbach sentirá al principio de la novela cierta repulsa por un viajero de edad madura con el que coincide en el barco que les lleva a ambos a Venecia, y que se junta con un grupo de jóvenes. Más adelante, será él mismo quien, de forma casi ridícula, tratará de ocultar los rasgos de la vejez.

Desde el punto de vista literario, aparte de estar narrada la novela con mucha belleza (desde mi percepción) representa muy bien el conflicto interno del protagonista y el cambio que genera ese conflicto. Von Aschenbach, el escritor metódico, disciplinado, casi perfecto, el escritor inmerso en una crisis existencial, será, finalmente, víctima del patetismo, embriagado por la insoportable belleza de Tadzio.

En fin, la ciudad de Venecia está, cómo no, presente en toda la novela. Aunque tanto Von Aschenbach, como la familia de Tadzio, se hospedan en un hotel en el Lido, para disfrutar de sus playas. La novela, como diría mi padre, “está muy bien ambientada” en Venecia, y quien haya estado allí podrá sentir el recuerdo.

Pág. 105:

En el silencio del laberinto, el grito del gondolero, advertencia y saludo al mismo tiempo, obtenía a lo lejos una respuesta, producto de algún extraño acuerdo. Umbelas blancas y purpúreas, con olor a almendra, colgaban de unos jardincillos suspendidos sobre los frágiles restos de un muro. Ventanas de marco árabe se reflejaban en las turbias ondas. Los peldaños de mármol de una iglesia se perdían en el agua; sobre ellos, un mendigo acuclillado reafirmaba su miseria tendiendo el sombrero y mostrando el blanco de sus ojos como si fuera ciego. De pie ante su tenducho, un anticuario invitó a entrar al pasante con ademanes rastreros, esperando, sin duda, estafarlo. Ésa era Venecia, la bella equívoca y lisonjera, la ciudad mitad fábula y mitad trampa de forasteros, cuya atmósfera corrupta fue testigo, en otos tiempos, de una lujuriante floración artística, e inspiró a más de un compositor melodías lascivamente arrolladoras. Y el aventurero tuvo la impresión de ir abrevando sus ojos en toda aquella exuberancia, de que esas melodías acariciaban su oído; y al recordar también que la ciudad estaba enferma y lo disimulaba por afán de lucro, miró más desenfrenadamente aún la bamboleante góndola que lo precedía".

Hay algunas otras cosas interesantes en la novela, pero ya me está saliendo esto muy largo. Por ejemplo, el reflejo de la sociedad europea rica y burguesa de principios del s. XX, antes de que la IGM cambie por completo el panorama de Europa.

En fin, sirvan estas notas para el recuerdo de esta buenísima lectura.

[Aben Razín]

Redondo,

[nosequé]

¿Largo?

[Velaluka]

@Ivanovich, lo único malo de leerte son las expectativas con las que cogeré la novela cuando me ponga con ella. Fantástico tu comentario, muchas gracias