Lejos de Toledo - Angel Wagenstein

[Pulp]

Gracias, damas de verde!

Y, bueno, guille, buenas aportaciones las tuyas.

Dejo la mía, una sinsentido (o con él). Ay, no me preguntes por qué me viene a la cabeza Chavela Vargas, en una novela ambientada en Bulgaria sobre la historia de unos sefardíes venidos de Toledo, pero me viene. No hagas mucho caso de mis relaciones. Y bueno, por qué La llorona... y tú me lo preguntas?


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[guille]

Y bueno, por qué La llorona... y tú me lo preguntas?

Reacción desencadenada por la lectura del libro? No alcanzo a adivinar otra razón.

[guille]

Finalizado el capítulo 26 (algo así como dos tercios de la novela).

Mi entusiasmo ha decaído un tanto. Fundamentalmente, dos excesos del autor tienen la culpa: una escena donde los recursos dramáticos se utilizan exageradamente dando lugar a una escena que se pasa de lacrimógena, de facilona en exceso (algo que ver con un poblado gitano); un tópico tan y tan manido, tan gratuito, como el de esos funcionarios despotas, enfurecidos con el mundo que les viene a molestar en el pequeñísimo reino de su negociado. No hacía ninguna falta.

En general, el relato está bien, es ameno, se lee con placer muchas veces, pero también está lleno de demasiados lugares comunes.

[guille]

Qué os voy a contar, no es una historia original. Chico conoce novela, a chico le gusta la novela, se ilusiona, le llama la atención su ternura, su melancolía; chico se siente muy a gusto con su novela. Pero de pronto surge un comentario que le chirría, seguido en poco tiempo de una escena típica y tópica que sobra y entonces algo pasa. No deja la novela, no es tan veleta, dos tropezones no pueden justificar un abandono, pero sin que chico se de cuenta algo se ha roto, la magia ha desaparecido, todo lo que venga a continuación será medido por otros baremos. Y claro, vienen cosas como "todo fenómeno tiene su lado oculto. A menudo es invisible, pero existe, como el lado oculto de la luna" o "los ojos son ventanas abiertas al alma", frases en las que se hace especial hincapié, repetidas varias veces, como verdades nunca dichas, pecadillos que posiblemente antes hubiera pasado por alto, que incluso es posible que pasara por alto, pero que ahora le provocan un mal gesto que le es imposible evitar. Y es que todos estos lugares comunes le dejan una sensación de artificiosidad, de un efectismo al que se le ve demasiado la tramoya que lo sustenta. Y ya no hay vuelta atrás, todo se rompe en pedazos. "El alma humana está sellada con un cerrojo complicado, y para los cerrojos complicados, Dios no dio llaves simples". No sé qué falló si el cerrojo o la llave, pero la puerta se cerró y ya no hubo dios que la pudiera abrir... y sí, también aquella frase es del libro.

[Pulp]

Cachis, guille!

Leí tu comentario antes de alejarme, ya sabes cómo soy, un tiempecito del foro, aún no había acabado la novela y, claro, me 'condicionó' tu desilusión. Y permití que me condicionara.

Esos cerrojos, esas llaves poco originales, esos típicos tópicos...

Por supuesto sí, me gustó, me ha gustado, me sentí cómoda leyéndola, pero (será porque esta novela, la lectura de esta novela, significaba mucho para mí y me desilusionó la 'evolución'?) no la recomendaría.

Claro que yo no recomiendo casi nunca a penas quizás nada.

En fin, guille, espero con ansia (bueno, medio ansia) compartir nueva novela!

(estoy segurísima, me juego la eternidad, a que un día nos gustará a ambos la misma historia novelada, y la disfrutaremos conjuntamente, en el mismo espacio y tiempo, seguro!)

[guille]

me 'condicionó' tu desilusión.

De veras lo siento.

[Pulp]

me 'condicionó' tu desilusión.

De veras lo siento.

Nada, no hay nada que sentir!

Pero la próxima la elijo yo! (coñio, si ésta también la elegí yo!)

[OTSU]

Lo he empezado hoy y me está gustando. Me parece acertado el prólogo, me gustan las descripciones del ambiente de infancia del protagonista y el contraste con los pasajes

que narran hechos muy posteriores.

[Ivanovich]

Tengo que elegir un libro para un foro de literatura en un sitio muy bonito que hay aquí (una “casa de la lectura”) en el trataremos el tema el “paraíso”. No he pensado mucho, pero en un repaso rápido no se me ha ocurrido una novela que haya leído y que refleje el asunto. Sí que lo lleve en el título (Vargas Llosa, John Cheever). Pero he recordado este libro, que he regalado muchas veces y que leí en un viaje a Roma hace ya unos quince años o algo menos. Lo recuerdo como una historia bonita, que reflejaba un mundo y un lugar en Bulgaria que quedó sepultado por las sucesivas invasiones nazi y comunista. Ese lugar, donde convivían felizmente personas que practicaban las tres religiones, lo recuerdo como algo parecido al paraíso.

Lo voy a releer (por si alguien quiere acompañarme) con cierto reparo por ver qué tal va a resultar la relectura. Hay libros con los que no tengo duda de que va a funcionar, aunque me equivoque a veces. Este no lo sé. Espero que me vuelva a parecer tan bonito como la primera vez que lo leí, pero tengo dudas de si puedo encontrarlo, ahora, algo edulcorado. Espero que no. Ya contaré.

Los otros dos libros que completan la trilogía de los judíos escrita por Wagenstein también me resultaron muy interesantes.

[Ames]

Qué buenos recuerdos tengo de esta novela @Ivanovich , me gustó mucho. Espero que disfrutes de su relectura y aunque también la leí hace mucho me extrañaría que esta vez la encuentres edulcorada. Sí recuerdo que al terminar sus novelas (hablo sobre todo de ésta y de El Pentateuco de Isaac) casi me daban ganas de matar a besos a su escritor, Ángel Wagenstein, de haberlo tenido a mano, y creo que era más precisamente por ser capaz de no edulcorar sin dejar de ser amable y en muchas ocasiones divertidísimo, algo que no es nada habitual. Por cierto que el mes pasado Wagenstein cumplió 100 años.

Un saludo.

[Ivanovich]

Qué bien, Ames, me alegra que compartamos el gusto por Angel Wagenstein y especialmente por Lejos de Toledo. Solo he tenido tiempo de releer el prólogo, que en realidad es parte de la historia, es el ambiente y su aroma. Muy expresivo tu comentario sobre Wagenstein.

[Ivanovich]

Me ha vuelto a parecer una novela muy bonita, con muchos ingredientes, aunque en esta segunda lectura le haya faltado el factor sorpresa porque tenía bastante vivo el recuerdo de la novela. Hay novelas que experimentan en las formas, esta no lo es, pero es de las que tiene alma algo que, con el pasar de los años, cada vez me gusta más en la literatura. Y en la vida en general. Por cierto, veo que en 2010 ya escribí algo aquí sobre esta novela y que los años no me han hecho cambiar mucho.

Voy a contar un poco de contexto y de tramas, pero no considero que en esto haya spoilers. Quien haya llegado hasta aquí y sea muy sensible a estas cosas, puede dejar de leer, pero no se desvela nada.

La historia, que tiene algo de biográfico y un mucho de ficción (qué mas da que las verdades de la literatura sean o no inventadas), se desarrolla en una localidad de Bulgaria, enclave histórico de culturas, etnias y religiones; una convivencia pacífica entre judíos, turcos, búlgaros, armenios, gitanos y albanos; entre cristianos ortodoxos, judíos y musulmanes. Y se cuenta en dos planos. Uno en la inmediata posguerra (IIGM) en ese impasse entre la invasión de la Alemania nazi y la toma de poder por los comunistas, hecho histórico que va a cambiar el pelaje de la ciudad. El otro plano, cincuenta años después, en los primeros años del postcomunismo, cuando el narrador y protagonista, Albert Cohen, un experto en arte bizantino que vivió su infancia en aquella localidad, vuelve para dar una conferencia y se reencuentra con toda su infancia. La elipsis temporal, que deja en el aire las décadas comunistas, muestra el resultado: dos mundos que ya no se parecen en nada.

Hasta aquí el contexto.

La novela tiene varias tramas que Angel (pronunciado Anchel) engarza muy bien: una historia de amor, una canto a la convivencia entre culturas y religiones; y un manifiesto contra los totalitarismos y, a la vez, contra la corrupción postcomunista. No es fácil mezclar estos temas, pero la novela, sin tener aires pretenciosos, resulta equilibrada, se lee bien, es bonita, emociona, duele, te hace reír, y también pensar un poco. El contraste, que tanto juego da en la literatura, funciona.

En todo infierno existe el paraíso, y Wagenstein tira de ironía y nostalgia (dulce) para contar otras cosas bien amargas. Hay muchas novelas que cuentan el horror de los totalitarismos en la europa oriental, y esta podría haber sido una más, pero no lo es. La pretensión de Wagenstein (que desarrolló su carrera como guionista de cine en Bulgaria, RDA y URSS) fue, creo yo, contar una historia de amor en un contexto doloroso, “y nada más”.

Así termina la novela:

Y si este viaje desde el otro extremo del mundo hasta aquí tiene algún sentido, es el amor por una chica: Araxi Vartanian.
¡Solo el amor, y nada más!

Por cierto, tiene un personaje inolvidable, Abraham el Borrachón, inspirado en el abuelo de Angel, que con ese mote le llamaban.

Tengo menos frescas en la memoria las otras dos novelas de su trilogia judía, El pentateuco de Isaac y Adiós, Shanghai, y me gustaría volver a leerlas en algún momento no muy lejano.

[Arden]

Hoy he ido de mercadillo y me lo he llevado por 3 eurillos de nada, así que estoy

Lo pongo en lista de lectura.